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El instrumento mágico que crearon unos suizos en 1999 y ha acabado en La Haya
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El instrumento mágico que crearon unos suizos en 1999 y ha acabado en La Haya

Creado en 1999 por una empresa suiza, esta especie de platillo volante llamado handpan o hang tiene cada vez más adeptos en España que lo escuchan para relajarse. Su diseño y nombre han acabado en juicio por plagio

Foto: Daniel von Borries tocando el handpan. (Cedida por el autor)
Daniel von Borries tocando el handpan. (Cedida por el autor)

El percusionista Javier Prieto, hoy un flamante músico de la escena flamenca, se topó por primera vez con el hang hace veinte años. Fue gracias a una tienda de Sevilla a la que solía acudir para bucear entre instrumentos. Allí le hablaron de esta especie de platillo volante que se tocaba con las manos y que producía una sonoridad especial, relajante, espiritual y casi mágica. Y se enamoró del sonido. Lo malo: apenas se podía comprar. Lo había fabricado en 1999 una empresa suiza, PANArt, que vendía sus unidades con verdadero celo. Casi había que llevar un certificado negativo de antecedentes penales. “Me fui a Suiza, les lloré y finalmente me lo vendieron. Fui la tercera persona en España en tenerlo. Y luego me compré hasta tres y ahora toco con tres”, cuenta Prieto a El Confidencial. Además, lo hace minutos antes de entrar en un teatro para ofrecer un espectáculo de pompas de jabón para niños… con música de hang.

Pasadas dos décadas, este instrumento ya no es cosa de cuatro personas, sino que tiene cada vez un más amplio círculo de seguidores en España, si bien no llega a lo que ocurre en Europa del norte, Japón o la India, donde hace mucho más furor. Por aquí hay poco a poco más músicos y una escena de conciertos, sobre todo en Madrid, Barcelona y Sevilla. Salas pequeñas -por ejemplo, en Madrid se toca en El Café de la Palma o el Collage Burlesque- y muchos centros de yoga, debido a su ritmo que anima bastante al relax. Y como dice Daniel von Borries, también uno de sus pioneros en España cuando empezó con un colega en El Retiro hace 17 años, ya en casi todas las ciudades te puedes encontrar a un músico apostado en la calle dándole a este instrumento.

“Sí, ha crecido bastante, estamos ahí unos cuantos frikis. Pero ha crecido en cuanto a que la gente lo conoce más. Yo sigo tocando en la calle y en los últimos siete años ya ves que el 90% de la gente lo conoce… Los ha visto en Insta, en YouTube... También hay mucha gente que lo escucha, que se pone un disquito, que se pone el Spoti.. Mucha gente se lo pone de fondo, se está incluyendo en otras músicas… Pero la comunidad friki de quienes lo tocamos sigue siendo un mundito muy pequeño”, comenta Von Borries a este periódico.

Creación del siglo XXI

El hang es un instrumento que ha ido cogiendo vuelo con los años, aunque desde que se lanzó por primera vez, a finales del pasado milenio, tuvo repercusión. El primer prototipo lo crearon los suizos Felix Rohner y Sabina Schärer, de la empresa PanArt, en Berna. Era un instrumento hecho de acero, con forma de ovni, que emitía notas con un timbre muy rico y mucha facilidad para la armonía y la melodía. Su sonido partía de ritmos de percusión originarios de lugares como Trinidad y Tobago (lo que salía de percutir latas y bidones) y de la India y el toque con la mano en la boca de las botellas de cerámica.

Pronto se expandió y los medios suizos empezaron a escribir artículos bajo titulares como “El nuevo sonido para las culturas y las vacas” (el Berner Zeitung: muy suizo todo). Sin embargo, tampoco se vendía tanto. De hecho, hasta el año 2009 solo se habían vendido 6.000 ejemplares. Y era caro, no tan asequible, porque era muy artesanal -uno bueno puede hoy costar más de 1.500 euros-. Todo hacía que llamara mucho la atención.

placeholder Un taller de handpan de Von Borries. (Cedida por el autor)
Un taller de handpan de Von Borries. (Cedida por el autor)

“El éxito puede tener varias razones”, comenta la propia Sabina Schärer a El Confidencial. “Una es que tenía una forma y diseño completamente nuevo. Otra, que tiene un sonido que sorprende. El Steelpan de Trinidad, que hemos tocado, estudiado y aprendido, se tocaba sobre todo en grupo. Con el hang creamos una nueva forma de tocar, de hacer música, de escuchar donde cada instrumento es individual. Para nosotros siempre fue importante tener una libertad, no fijarlo en un esquema, ni de música, ni de cómo tocarlo, ni de una cultura”, refiere la creadora. Además llegaron justo en el momento adecuado, al inicio de esos 2000 “en los que todo el mundo estaba buscando algo nuevo. Y este instrumento también es el arte de afinarlo y de crearlo. Lo hacemos cada día con mucha dedicación. Tenemos muchas cartas de gente que nos dice que lo ha tocado y que es más que un instrumento”, sostiene.

Precisamente, hay quien dice que tocar el hang es sencillo. Mueves las manos y ya tienes una melodía, lo cual también atrae mucho a la gente. Von Borries les da la razón, pero con algunos peros. “La facilidad se refiere a armónicamente. Es decir, no es un instrumento cromático como una guitarra o piano que tiene todas las notas. Para tocarlos necesitas tener estudios de armonía, pero este es un instrumento diatónico. Tienen escalas modales que son los que están sobre el instrumento y por tanto tocas dentro de una tonalidad dentro de una escala”. Esta especie de ovni está preparado para que con poco salga una melodía. Pero, dice Von Borries, “si quieres dominar el instrumento a nivel rítmico y generar composiciones elaboradas ahí ya es igual de difícil que cualquier otro instrumento”. Agradecido de primeras, luego no tanto.

"Con esto puedes hacer música armónica y melódica con una sola escala así que toques lo que toques suena bien"

Algo así opina Javier Prieto, quien creó con este instrumento la música del espectáculo Mar, o de cómo sobrevivir a un tsunami con el que ganó el último premio Talía a la mejor música original. Él, que venía de la escena del flamenco, lo primero que intentó fue llevarse el hang a su terreno. Y funcionó.

"Muchos de los que tocamos la percusión empezamos por no tener facilidad para otros instrumentos. Con esto puedes hacer música armónica y melódica con una sola escala así que toques lo que toques suena bien. Para mí lo principal fue meterle la métrica del flamenco, rítmicas de amalgama, las que se utiliza para la soleá o la seguiriya”, señala Prieto. Es curiosa la historia de la música y sus notas. El hang son nueve notas y en principio es completamente ajeno al flamenco, pero, como dice Prieto, en mi caso cuadra porque hay una escala, la hijaz, que le va muy bien al flamenco. Es una escala que tiene más de 3.000 años de antigüedad y que viene de la antigua Persia, de ahí pasó al pueblo gitano y llegó a Andalucía. Dentro del flamenco no solo lo ha usado Prieto con artistas ya importantes como Rocío Márquez, otros players como Rubén Llorach llevan años experimentando con el Handpan y el flamenco. Todo un triunfo.

Acusación de plagio

Pero el instrumento también tiene una historia oscura que ahora se dirime en un tribunal de La Haya y en otro de Berna. Todo tiene que ver con la fabricación y la marca (los suizos ya no son los únicos que lo hacen y eso ha traído problemas).

Hace más de cuatro años, la empresa suiza PANArt comenzó a denunciar a diferentes fabricantes que también se habían lanzado a crear este instrumento. De hecho, en España y en otros lugares se llama handpan (y sus fabricantes son la comunidad handpan) para evitar el nombre de hang de los suizos. El nombre de handpan los suizos lo consideran directamente un plagio.

Preguntada Sabine Schärer, de PANArt, por el asunto, señala que el procedimiento más importante es el que se dirime en Berna donde “un grupo de 20 demandantes, entre los que hay constructores, distribuidores y comerciantes del instrumento, nos han acusado porque nosotros hemos reclamado nuestro derecho de autor por el hang. Nosotros lo que decimos es que el diseño es nuestro y si otros lo copian exactamente están infringiendo el derecho de autor”.

"Nosotros lo que decimos es que el diseño es nuestro y es único y si otros lo copian exactamente infringen el derecho de autor"

Para más información envió a este periódico un documento fechado en octubre de 2023 donde se señala que en la última sesión del proceso la comunidad handpan se defendió alegando que “el primer hang creado por Sabina Schärer y Felix Rohner a finales de 1999 era una oportunidad y que las versiones posteriores, hasta la producida y distribuida por PANArt Hangbau AG desde 2001, se debían simplemente a mejoras técnicas”. Por su parte, los creadores insistieron en la creación de un objeto único que no se puede copiar y que si se hace se infringe el copyright. El juez instó a que ambas partes se pusieran de acuerdo y si no él se encargaría de emitir una sentencia. Todavía no ha sucedido.

Desde la parte handpan, Von Borries no quiere emitir declaraciones directas al estar el asunto judicializado, pero sí se remite a los documentos que tiene colgados en su web (handpan.es) con respecto a las empresas -sobre todo la holandesa Ayasa instrument- que ahora también fabrican el instrumento. Así, la nota resalta: “PanArt ha llevado a juicio a distintos fabricantes para tratar de parar la fabricación y comercialización del handpan en el mundo, reclamando los derechos de copyright por su creación Hang. La cuestión no es tan sencilla como puede parecer a nivel de derechos de autor, ya que hay muchos detalles a tener en cuenta, como que el hang es una evolución de otro instrumento existente y que tiene elementos comunes a muchos otros instrumentos del mundo. También está el hecho de que no se reclamó ninguna patente hasta 2009, 10 años después de su creación....”.

Y en ese asunto continúan las diferentes partes.

El espectáculo continúa

Y, mientras tanto, la música sigue. La escena se ha parado en junio con el verano, pero ya hay programados varios conciertos de handpan (o hang) para septiembre. Von Borries apunta varios nombres para no perderles la pista: la israelí Liron Meyuhas, que dará un concierto el 14 de septiembre en el Collage Burlesque, y la catalana Mar Loi, que lo hará el 20 de octubre. En centroeuropa, Sabina Schärer también indica que sigue la fiesta... a la manera a la que se suele hacer allí “El hang se toca sobre todo solo o en grupos pequeños, es una música improvisada, espontáneo, fuera del consumismo y de los conciertos”. Muy años 2000.

El percusionista Javier Prieto, hoy un flamante músico de la escena flamenca, se topó por primera vez con el hang hace veinte años. Fue gracias a una tienda de Sevilla a la que solía acudir para bucear entre instrumentos. Allí le hablaron de esta especie de platillo volante que se tocaba con las manos y que producía una sonoridad especial, relajante, espiritual y casi mágica. Y se enamoró del sonido. Lo malo: apenas se podía comprar. Lo había fabricado en 1999 una empresa suiza, PANArt, que vendía sus unidades con verdadero celo. Casi había que llevar un certificado negativo de antecedentes penales. “Me fui a Suiza, les lloré y finalmente me lo vendieron. Fui la tercera persona en España en tenerlo. Y luego me compré hasta tres y ahora toco con tres”, cuenta Prieto a El Confidencial. Además, lo hace minutos antes de entrar en un teatro para ofrecer un espectáculo de pompas de jabón para niños… con música de hang.

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