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La asombrosa lucidez de Kafka, Zweig y Roth para vaticinar el fascismo y la guerra
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EL CONFIDENCIAL Y ARQUIA BANCA

La asombrosa lucidez de Kafka, Zweig y Roth para vaticinar el fascismo y la guerra

Los periodistas Berta Ares, Jesús García Calero, Guillermo Altares y Rubén Amón conversaron sobre la literatura de entreguerras en la última jornada de los encuentros '1924 (2024) El pasado es la vanguardia'.

Foto: Quinto encuentro cultural de Arquia Banca 'El mundo de ayer'.
Quinto encuentro cultural de Arquia Banca 'El mundo de ayer'.

Muchas veces se dice que la ficción es el más poderoso instrumento para conocer la verdad. El escritor Juan Gabriel Vásquez ha afirmado en alguna ocasión que mientras haya novelas habrá democracia. No son pocos los escritores que con sus historias inventadas han arrojado luz sobre la catástrofe que está por venir, como ocurrió hace un siglo con Franz Kafka, Stefan Zweig o Joseph Roth en esa centroeuropa en la que mientras todo el mundo bailaba un vals estalló el horror.

De eso han hablado los periodistas Berta Ares, Guillermo Altares y Jesús García Calero, dirigidos por la batuta de Rubén Amón, en esta jornada de los Encuentros Culturales de Arquia Banca y El Confidencial 1924 (2024) El pasado es la vanguardia celebrada esta semana en la Sede de Arquia Banca de Madrid. Bajo el epígrafe del fabuloso título novelesco de Zweig, El mundo de ayer, los tres disertaron con amenidad y ante un público que copó todo el aforo sobre la gigantesca capacidad creativa de los escritores de la década de los diez, veinte y treinta del siglo XX para vaticinar el fascismo y el estallido de la II Guerra Mundial. Quizá no lo sabían con absoluta precisión, pero su pluma intuyó mucho más que cualquier mortal la debacle europea. Solo por eso siguen siendo unos genios.

La charla comenzó con una discusión acerca de los usos apropiados o no de términos como "kafkiano". Así, para Ares, "no se usa mal, se usan peor otros como dantesco", ya que al fin y al cabo la literatura de Kafka reflejó ese momento en el que se habían perdido los valores y no se sabía muy bien quién gobernaba el mundo. Calero, por su parte, dio por buena esta acepción pero señaló que muchas veces también falta la parte humorística que tenía el checo y su capacidad para no juzgar. "Él nunca te juzga, lo que hace es iluminar la impotencia más absoluta del individuo ante el sistema", afirmó el periodista.

Altares recogió ese guante ya que lo kafkiano no deja de ser "el poder avasallador del Estado que no siempre da respuestas", además del humor, y también incorporó esa otra faceta de Kafka que era la de la Europa de las múltiples identidades. El escritor era un checo que escribía y hablaba en alemán, lo que era natural en su época. Le ocurrió a muchas personas entonces ya que bailaron mucho las fronteras y los Estados. Como recordaron los periodistas, en esa formación de la Europa moderna, hubo personas que sin salir de casa vivieron en siete países diferentes.

placeholder Jesús García Calero, director de ABC Cultural; y Berta Ares, escritora, periodista e investigadora cultural.
Jesús García Calero, director de ABC Cultural; y Berta Ares, escritora, periodista e investigadora cultural.

El presentismo de Kafka

También se lanzó el interrogante sobre el abuso o no del presentismo de Kafka. Como si nos sirviera para explicarlo todo. Para Ares también esta cuestión está bien traída, ya que recordó las raíces judías del checo, que están presentes en su literatura —bebe en buena parte de su mística— y que era una identidad que se quería liquidar. Altares, por su parte, recalcó que, si bien sus hermanas murieron en Auschwitz —él murió en 1924—, "no sé si él intuyó cosas o las ponemos nosotros. No lo sabemos. Él habla de un Estado gigantesco que te condena… y claro nosotros ya sabemos qué pasó después de 1933, pero él…".

El periodista recordó en este sentido también a Joseph Roth quien en El judío errante hace un recorrido por aldeas judías europeas sintiendo que todo eso va a desaparecer. "Igual no estaba hablando del Holocausto, pero nosotros sí sabemos que eso fue lo que ocurrió", apostilló. En este sentido, por eso Calero lanzó la siguiente apreciación: "Los buenos artistas reflejan perfectamente sus épocas… Lo que tenemos que saber, más que lo que sabían, es qué es lo que ignoraban".

Los amigos lúcidos Zweig y Roth

Joseph Roth, con todos sus orígenes tristes y con su voraz alcoholismo, tuvo uno de esos ojos que solo tienen los grandes. Además del citado El judío errante, Berta Ares habló de La tela de araña, que fue publicado solo una semana antes del Putz de Hitler en la cervecería de Múnich y donde ya lo anunciaba. "Era algo que estaba en la calle y él lo vio", afirmó la periodista para quien su contemporáneo y amigo Stefan Zweig, que había nacido la misma centralidad del imperio austrohúngaro, "aunque no tenía la misma lucidez también supo ver todo el problema que se venía encima. Y, además, vislumbró a tres culpables: la banca, los empresarios y la Iglesia".

placeholder Guillermo Altares, redactor jefe de Cultura de El País.
Guillermo Altares, redactor jefe de Cultura de El País.

"Roth tenía una visión muy oscura de Europa, la de Zweig era más elegíaca", consideró Calero. "Zweig hablaba mucho de la cultura como la herramienta que puede salvarnos y fue una posición que mantuvo hasta el final", añadió. Para Altares, además, el austriaco es mucho más que El mundo de ayer. En otros libros como Calvino contra Castello ahonda metafóricamente en que cómo el nazismo fue calando en la vida cotidiana de las personas. "Por ejemplo, ¿cuándo se popularizó el saludo de Hitler? ¿Cuándo algo que no habías visto ni hecho nunca empezó a ser lo que hacía toda la sociedad", comentó el periodista. Son precisamente esas cosas de las que casi no nos damos cuenta -el lenguaje también, como investigó el filólogo Viktor Klemperer- las que nos dicen que algo está cambiando… para mucho peor.

Berta Ares también recordó El mundo insomne, un cuento muy revelador de entreguerras de Zweig "porque cuando estalla la guerra ya no puedes dormir". Y Altares trajo a colación la película de los últimos días del escritor, ya que también pone sobre la mesa algo de lo que no se suele hablar mucho y es que muchos países denegaron el visado a los judíos, por lo que no pudieron huir a lugar seguro. "Ocurrió, por ejemplo, con la familia de Ana Frank. Llegaron a los Países Bajos y no pudieron ir más allá. Si el mundo occidental les hubiera abierto las puertas, muchos se hubieran salvado", insistió.

El ojo de otros escritores

También hubo otros escritores que supieron captar lo que estaba pasando. Como Anna Seghers con La séptima cruz, publicada en 1942 y donde narra la huída de siete personas de un campo de concentración nazi. Lo que quiere decir que a esas alturas ya se sabía qué estaba haciendo Alemania con mucha gente. "Ella quería denunciar lo que estaba ocurriendo pero también decir que los nazis eran más débiles de lo que pensábamos y que se les podía ganar", señaló Ares.

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Asistentes al encuentro 'El mundo de ayer'.

Otro escritor que vio más allá fue JR Tolkien con sus sagas fantásticas. De hecho, manifestó Altares, en El señor de los anillos está toda la I Guerra Mundial. El escritor estuvo en la cruel batalla del Somme donde en pocos minutos murieron más de 10.000 personas, la gran mayoría jóvenes, la gran mayoría amigos procedentes del mismo pueblo. Por eso muchas aldeas se quedaron de golpe sin jóvenes en esa Europa en llamas. "La obra de Tolkien es un canto a la amistad. Todo lo que vivió en la guerra con todos esos adolescentes y jóvenes muriendo… Y ahí están esos pequeños hobbits como ese recuerdo de esos chicos", añadió Calero.

La gran pregunta no obstante es cómo hacer para ver las cosas antes de que ocurran. Cómo intuirlo y contarlo. Es muy difícil. Podemos ir a historias del pasado y comprobar cómo, por ejemplo, Zweig, según apostilló Ares, señaló que fue la inflación de 1924 la que provocó la llegada del fascismo. "Pasó la inflación, llegó la fiesta, el vamos a hacer lo que queramos… Europa se llenó de prostíbulos. Había más que nunca… Y cuando estalló la guerra todo el mundo estaba bailando un vals. Nos autoengañamos todo el rato. Y esto lo dijeron Roth, Celine, Zweig, Jünger…", manifestó la periodista.

"Los nazis tuvieron apoyo, primero de los grandes empresarios y después de la población. Lo increíble es cómo después de Berlín y Viena acabamos en Auschwitz"

"Por eso Kafka es el antídoto contra este autoengaño… En esa época había muchos debates sobre la mesa… Y en eso estaban ocupados cuando les estalló la guerra. Pero es que es muy difícil mantener la lucidez. Lo más normal es que te pille bailando", ratificó Calero.

Incluso en lugares tan enormemente creativos como el Berlín de la República de Weimar o esa Viena de principios del siglo XX tan llenas de pintores, músicos, escritores…"Al final los nazis tuvieron apoyo, primero de los grandes empresarios y después de la población. Lo increíble es cómo después de Berlín y Viena acabamos en Auschwitz", señaló Altares. "Y ahora acabamos de tener unas elecciones europeas con unos resultados tremendos en Alemania y Francia", zanjó Rubén Amón. Y ahí se acabó todo. La próxima charla, ya en septiembre, sobre el nacimiento de la fotografía moderna. Para más información sobre el ciclo, haga clic aquí.

Muchas veces se dice que la ficción es el más poderoso instrumento para conocer la verdad. El escritor Juan Gabriel Vásquez ha afirmado en alguna ocasión que mientras haya novelas habrá democracia. No son pocos los escritores que con sus historias inventadas han arrojado luz sobre la catástrofe que está por venir, como ocurrió hace un siglo con Franz Kafka, Stefan Zweig o Joseph Roth en esa centroeuropa en la que mientras todo el mundo bailaba un vals estalló el horror.

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