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Henry Kamen: "El imperio español estuvo mucho más vinculado a Europa que a América"
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Henry Kamen: "El imperio español estuvo mucho más vinculado a Europa que a América"

¿Existía en los siglos XVI y XVII la concepción de ser español o europeo? Hablamos con el historiador sobre su ensayo: 'España y la creación de la Europa moderna'

Foto: Fotografía del hispanista británico Henry Kamen. (EFE)
Fotografía del hispanista británico Henry Kamen. (EFE)

En la Europa preindustrial, en la que el Imperio Español era la potencia hegemónica, el ocio ocupaba la mayor parte del tiempo en todos los niveles sociales, se comerciaba y rivalizaba ya con los asiáticos y el mercado de la plata era esencial. No existía aún esa división de las horas laborables características de la sociedad posindustrial, no había una distinción clara entre el tiempo libre y el de trabajo, que de hecho se entremezclaban entre sí, además de que la propia medición de ese tiempo era imprecisa. Lo que sí está claro es que en Europa se tendía siempre a trabajar menos: uno de los trucos es que lo hacían otros por ellos.

La esclavitud fue uno de los motores económicos del continente en esa etapa, y la condición sine qua non fue la superioridad militar. Se discute también a menudo si en la Edad Moderna la zona más desarrollada económicamente era Asia y no Europa, pero la gran ruta comercial de la época era el Galeón de Manila, de Europa a América y de América a Asia para retornar a Europa. Una ruta propiedad de la monarquía hispánica. Ahora se presupone, en cambio, que la superioridad económica está en Asia, aunque se sigue trabajando menos en Europa.

En Europa se tendía siempre a trabajar menos: uno de los trucos es que lo hacían otros por ellos

El imperio español dominó el periodo por su poderío militar y económico resultado de sus campañas de exploración y expansión y tendemos a pensar siempre en la cuestión de América, poco en Filipinas y menos aún en Europa, pero el historiador Henry Kamen publica ahora España y la creación de la Europa moderna (Espasa) para corregir esa percepción. Es cierto que después del periodo imperial la influencia de España en los asuntos europeos decayó notablemente y no se recuperaría hasta bien entrado el siglo XX, aún hoy es escasa, pero en los siglos XVI y XVII fue esencial en la concepción de ese espacio europeo sobre el que nunca ha habido en realidad dudas: el único proyecto político supranacional que ha tenido éxito es la UE.

placeholder El nuevo ensayo de Kamen, (Espasa).
El nuevo ensayo de Kamen, (Espasa).

Pero ¿existía en esos siglos realmente una concepción de ser españoles y aún más de ser europeos? Responde a El Confidencial el hispanista Henry Kamen que después de su obra sobre la Inquisición española traza una historia sobre la concepción cultural, sociológica y económica del Viejo Continente, en la época en la que nosotros éramos los yankees.

PREGUNTA. En relación con la Edad Moderna y el imperio, tendemos a pensar siempre en la Conquista de América y en que la influencia española donde de verdad arraigó fue al otro lado del océano.

RESPUESTA. No, no es cierto. Los españoles estaban por todas partes en Europa durante la época moderna. Con su ejército, que era el más poderoso de todo el continente. Los españoles, de hecho, tenían bastante más intereses en Europa y se podían identificar bastante más que con América, que estaba por hacer, que era un proyecto de futuro que se acometió muy poco a poco: con los siglos, empezó a cambiar la superficie de América gracias a la injerencia de la Monarquía Hispánica y sus actividades económicas. Pero mientras tanto, los españoles eran más activos, por ejemplo en Italia, en toda la península, pero sobre todo en el sur. Los Países Bajos tienen una historia muy vinculada a la de España. En Inglaterra, el rey de España era el rey de Inglaterra durante al menos cinco años. Es decir, tenemos una historia larga de poder identificar España más con Europa que con América.

P. Mencionas directamente a España ¿Existe ya una concepción de los españoles? ¿Y qué se podría decir qué es Europa en ese momento, en los siglos XVI y XVII?

R. Bueno, el problema con la palabra España es que igual en el caso de Francia, Alemania e Italia, es decir, no existía como país unificado, tampoco desde una monarquía unificada, porque tenemos el reino de Castilla y el reino de Aragón. ¿Una conciencia de los españoles? No necesariamente, no. Porque tampoco los ingleses son ingleses. Ni mucho menos los franceses. En el caso de España, su misión no les separa de los europeos. Lo que los españoles tienen en común con el resto de europeos es el tipo de religión, el tipo de cultura, la idea de la vida y de la muerte, hasta el tipo de sexualidad, que es un aspecto muy interesante y al que dedico un capítulo. Eso es lo que comparten los españoles con los demás. En ese sentido, un español es un europeo. Y con poca distinción. En cambio, una vez entras en otros aspectos, sobre todo en los aspectos políticos, un español es de otra manera, de otro territorio y tiene además otras dos realidades. Se hace todavía mucho más complicado si se incluye la cuestión de América. Yo realmente he querido presentar una historia de un continente que a pesar de las guerras, que a pesar de la variedad de costumbres, de culturas, de las diferencias internas, tenía características generales que podían identificarse como de Europa en general. Y desde ese punto de vista, España cuadra perfectamente. En una presentación de todo el continente como parte de una civilización que existía como una cultura general. Es decir, el libro ofrece una perspectiva de todos los aspectos fundamentales de la vida cotidiana de la gente corriente. Es la España de las costumbres y de la cultura, no la de los aspectos políticos.

"Lo que los españoles tienen en común con el resto de europeos es el tipo de religión, el tipo de cultura, la idea de la vida y de la muerte"

P. ¿Cuál es la influencia de la monarquía hispánica en Europa, su legado?

R. Es difícil de identificar y depende de cómo lo mires. Por ejemplo, evidentemente el impacto religioso de España con la actividad de católicos como los jesuitas es importante y sigue bastante fuerte en países que no continúan con sus profesores. Por ejemplo, los jesuitas fueron bastante relevantes en la evolución de Austria y en buena parte de las nuevas universidades fundadas. Incluso cuando desaparece la supremacía militar, España continuaba proyectando su influencia. Además, los libros españoles se distribuían por los mercados europeos y los hay sobre casi todos los temas. Por ejemplo, hay expertos de España que escribieron libros sobre agricultura y estos libros acabaron en traducciones al inglés, holandés y también al italiano. Los italianos, por ejemplo, importaron muchísimos libros españoles. En el mundo de ideas, de influencias culturales, España seguirá teniendo un buen papel. Ahora bien, la razón por la que es difícil seguir la pista de estas influencias es por lo que constituye el tema principal de mi libro. Hablamos de la vida diaria, de la gente que no tiene importancia, que no son generales, no son conquistadores, son gente normal que viaja por Europa. Se casan con muchos europeos. La influencia de España, en términos de impacto cultural, es muy grande.

P. ¿Por qué decae tan bruscamente la influencia española?

R. Pasó en parte por la desaparición de la hegemonía mundial del imperio. Es decir, cuando España tenía poder militar, cuando tenía una buena parte del comercio de Europa, cuando dejaba de importar plata, que es importantísimo en esta historia, poco a poco, su propio papel fue disminuyendo hasta casi desaparecer. Y eso ocurrió hacia la época de Napoleón, cuando la actividad francesa en el mundo europeo fue la preponderante. España tuvo un papel secundario en Europa a partir de entonces.

En la Europa preindustrial, en la que el Imperio Español era la potencia hegemónica, el ocio ocupaba la mayor parte del tiempo en todos los niveles sociales, se comerciaba y rivalizaba ya con los asiáticos y el mercado de la plata era esencial. No existía aún esa división de las horas laborables características de la sociedad posindustrial, no había una distinción clara entre el tiempo libre y el de trabajo, que de hecho se entremezclaban entre sí, además de que la propia medición de ese tiempo era imprecisa. Lo que sí está claro es que en Europa se tendía siempre a trabajar menos: uno de los trucos es que lo hacían otros por ellos.

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