Es noticia
"Mi madre sabía que mi padrastro abusaba de mí", confiesa la hija de la Nobel Alice Munro
  1. Cultura
Graves revelaciones

"Mi madre sabía que mi padrastro abusaba de mí", confiesa la hija de la Nobel Alice Munro

Andrea Robin Skinner escribe en el canadiense 'Toronto Star' que su madre protegió y no abandonó al abusador porque "era demasiado tarde" y "le amaba demasiado"

Foto: La escritora Alice Munro, Premio Nobel de Literatura en 2013
La escritora Alice Munro, Premio Nobel de Literatura en 2013

La exclusiva la daba este fin de semana el periódico canadiense Toronto Star: “Mi padrastro abusó de mí cuando yo era una niña. Mi madre, Alice Munro, eligió quedarse junto a él”. El entrecomillado es de Andrea Robin Skinner, la hija de la escritora ganadora del premio Nobel de Literatura en 2013 y una de las autoras canadienses más conocidas en las últimas décadas. “A la sombra de mi madre, un icono literario, mi familia y yo hemos ocultado un secreto durante décadas. Es hora de contar mi historia”, rezaba la entradilla. La hora llega también dos meses después de la muerte de la escritora, que padeció demencia los últimos años de su vida.

La revelación ha provocado un terremoto en todo el mundo. Munro, autora de libros de cuentos muy aclamados como Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio o Demasiada felicidad, estaba considerada la Chejov canadiense por su capacidad para analizar nuestras formas de comportamiento en ese formato breve y tener una multitud de lectores fieles. De ahí que rápidamente la noticia corriera por los principales periódicos anglosajones.

En su brutal confesión, Andrea Robin Skinner cuenta que todo sucedió cuando ella tenía nueve años. Fue entonces cuando su padrastro, el cartógrafo y geógrafo Gerald Fremlin, con quien Munro se había casado en 1972 tras divorciarse del librero Jim Munro -el padre de sus cuatro hijas-, se subió a la cama en la que dormía y abusó de ella. “Yo era una niña feliz, activa y curiosa, que acababa de darme cuenta de que no podría llegar a ser un perro pastor de ovejas, una gran decepción, ya que yo amaba tanto a los perros como a las ovejas”, escribe en el Star. Su padrastro tenía 50 años.

La niña se lo contó inmediatamente a su padre [Jim Munro], quien inexplicablemente no le dijo nada a su madre. Pero no se atrevería a revelárselo a ella hasta que no cumplió los veinte años tras leer que la escritora se mostraba cercana a un personaje que había sufrido abusos por su padrastro. La reacción, cuenta ahora, fue la que se figuraba: “Fue como si le hubieran hablado de una infidelidad”. Su madre dejó al padrastro durante un tiempo y este, aunque admitió los hechos a través de varias cartas, cargó la responsabilidad sobre la niña. Según Skinner, la amenazó con publicar fotografías “bastante elocuentes. En una de ellas se podía ver a Andrea [la hija] con mis calzoncillos”.

Foto: La escritora Alice Munro, premio Nobel de Literatura 2013, en una imagen de 1981 (EUROPA PRESS. Foto de ARCHIVO)

Lo peor para Skinner, no obstante, fue que Munro apoyó a Fremlin y permaneció junto a él hasta que este murió en 2013. Tal y como relata ahora, su madre le dijo que se lo había confesado “demasiado tarde” y que “lo amaba demasiado”, que “la culpable era nuestra cultura misógina, por lo que no podía esperar que negara sus propias necesidades, se sacrificara por sus hijos y compensara los errores de los hombres”. Y que, en definitiva, lo que había ocurrido era algo entre el padrastro y la niña. Munro ahí no tenía nada que ver.

Todo lo contrario. Para su madre, la víctima, la humillada, dice Skinner, era ella. “Creía que mi padre nos había obligado a guardar el secreto para humillarla. Luego me habló de otros niños con los que Fremlin había tenido “amistades”, enfatizando su propia sensación de que ella, personalmente, había sido traicionada”, escribe.

En 2002, Skinner decidió alejarse definitivamente de su familia. No quería que su padrastro, que tenía casi 80 años, se acercara a sus hijos. En 2005, tras leer que su madre hablaba bien de él en una entrevista, decidió llevar todas las cartas en las que confesaba los abusos a la policía. Sin embargo, el silencio continuó. La fama de la madre iba in crescendo. En España, por ejemplo, tuvo un gran éxito el libro Demasiada felicidad, un título que hoy puede ser muy interpretable. En 2013 llegaría el Nobel... y multitud de artículos destacando su feminismo como autora que rompió todos los moldes publicando libros mientras sacaba a su familia adelante desde el cuarto de planchar. Así suelen ser las hagiografías.

En 2013 llegaría el Nobel y muchos artículos destacando su feminismo como autora que rompió los moldes desde el cuarto de la plancha

De hecho, esto dijo cuando fue entrevistada en La Vanguardia: "No puedo ponerme en la cabeza de los hombres por una simple razón: nunca voy a poder sentir, como ellos, que lo más natural sea que todo gire alrededor de mi trabajo y mis intereses. Una mujer de mi generación no podía ni pensarlo. Recuerdo una reciente entrevista al escritor irlandés William Trevor, a quien yo admiro mucho. El periodista contó, como si tal cosa, cómo la mujer de Trevor entró con una bandeja con té y pastitas mientras ellos escribían la nota. ¡Ese egoísmo para mí es impensable! Yo escribo en un costado de la mesa, atiendo el teléfono si suena. Supongo que para tu generación será distinto, pero para la mía, esa parte de la mente del hombre, esa seguridad de que lo que hace es importante, siempre va a ser inalcanzable".

Pero ahora Munro ya está muerta y Skinner ha decidido hacer pública su historia en un periódico. “No quería leer otro texto sobre mi madre en el que no apareciera la verdad. Y es que ella eligió proteger y quedarse con el hombre que abusó de mí”, zanja.

La exclusiva la daba este fin de semana el periódico canadiense Toronto Star: “Mi padrastro abusó de mí cuando yo era una niña. Mi madre, Alice Munro, eligió quedarse junto a él”. El entrecomillado es de Andrea Robin Skinner, la hija de la escritora ganadora del premio Nobel de Literatura en 2013 y una de las autoras canadienses más conocidas en las últimas décadas. “A la sombra de mi madre, un icono literario, mi familia y yo hemos ocultado un secreto durante décadas. Es hora de contar mi historia”, rezaba la entradilla. La hora llega también dos meses después de la muerte de la escritora, que padeció demencia los últimos años de su vida.

Libros Literatura