Huérfanos de Morante, orgullosos de Santander

Ni está ni se ha ido. Las ferias que se van anunciando, con excepción de Bilbao, ofrecen a los aficionados la presencia de Morante, pero el diestro sevillano permanece en el limbo después de su retirada temporal.

La anunció mediada la isidrada y adujo una crisis psicológica cuyo desenlace representa un misterio. Ni siquiera los empresarios saben muy bien cómo gestionar la contratación o la sustitución del maestro de La Puebla.

Es una manera de identificar o de reconocer el hueco que ha dejado vacante. La temporada de 2024 ha adquirido vuelo gracias a la revelación de Borja Jiménez, a la tiranía de Roca y a las faenas periféricas de Ponce, pero se nota la orfandad del morantismo, por mucho que los toreros de su estirpe -Urdiales, Aguado, Ortega- traten de aliviar la ausencia del maestro.

¿Cuándo vuelve? ¿Dónde reaparece? ¿Llegará a tiempo de vestirse de luces antes de que finalice la temporada? Las preguntas han adquirido plena actualidad entre los pasados sanfermines -Roca sigue siendo el rey- y las presentes ferias de Valencia y de Santander. No torea este viernes Morante en el coso levantino, ni resulta verosímil que lo haga en el coso de Cuatro Caminos el próximo martes, aunque la ausencia del monstruo no contradice el interés de la feria cántabra ni su posición de privilegio en la temporada.

Ha conseguido Santander convertirse en un ejemplo de gestión y de interés. No solo por el criterio empresarial de José María Garzón, sino también por la inequívoca implicación del Ayuntamiento y por el equilibrio que denotan la afluencia masiva de público, los resultados artísticos y su repercusión.

Santander, en efecto, es una plaza de belleza arquitectónica y de arena negra donde ha logrado la seriedad y la diversión. Una feria amable, pero no triunfalista. Y un escenario perfecto para atraer aficionados foráneos. Por el atractivo veraniego de la ciudad. Y por las garantías de entretenimiento en el ruedo, hasta el extremo de que la feria de Santiago representa una competencia inquietante a la crisis de Bilbao. Tanto se desdibuja el serial vizcaíno -poco público, gestión decadente- tanto ha crecido Santander en su posición hegemónica del Cantábrico con un planteamiento modélico.

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A.N.

Y no es una excepción la edición que empieza mañana. De hecho, José María Garzón apuesta por abrir la feria con una novillada de enjundia, dedica la corrida de rejones a la despedida de Hermoso de Mendoza, reúne a las grandes figuras, predispone la última tarde de Ponce en Santander y enfatiza a los toreros de clase (Ortega, Ginés Marín). Reviste especial interés el mano a mano de Perera y Luque con los toros de La Quinta. Y llama la atención las ausencias de Borja Jiménez y de Aguado, pero es probable que la baja de Morante permita remediar el hueco vacante.

- Sábado 20 de julio. Novillos de Casasola para Samuel Navalón, Marco Pérez y Javier Zulueta.

- Domingo 21. Rejones. Toros de Murube para Pablo Hermoso de Mendoza -quien se despide-, Andy Cartagena y Guillermo Hermoso de Mendoza.

- Lunes 22. Toros de Antonio Bañuelos para Sebastián Castella, Emilio de Justo y Ginés Marín.

- Martes 23. Toros de Domingo Hernández para Enrique Ponce -quien se despide-, Morante de la Puebla (¿?) y Fernando Adrián.

- Miércoles 24. Toros de El Pilar para José María Manzanares, Alejandro Talavante y Tomás Rufo.

- Jueves 25. Día de Santiago. Toros de Puerto de San Lorenzo y la Ventana del Puerto para Cayetano Rivera Ordóñez, Juan Ortega y Roca Rey.

- Viernes 26. Toros de La Quinta para Miguel Ángel Perera y Daniel Luque (mano a mano)