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El mejor violagambista es andaluz de origen árabe: "No sé si el Estado palestino es la solución"
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ENTREVISTA

El mejor violagambista es andaluz de origen árabe: "No sé si el Estado palestino es la solución"

Fahmi Alqhai, de padre sirio y madre palestina, está reinventando la música antigua con sus actuaciones en todo el mundo, su aportación al flamenco y el festival que dirige en la capital andaluza

Foto: El músico Fahmi Alqhai (Javier Díaz de Luna).
El músico Fahmi Alqhai (Javier Díaz de Luna).

Japón, Canadá, Estados Unidos, Europa… La agenda frenética del andaluz Fahmi Alqhai -hijo de padre sirio y madre palestina- da cuenta de su condición de estrella en un circuito que, desapercibido para muchos, vive un momento álgido: el de la música antigua. Considerado el mejor del mundo en lo suyo —la viola da gamba— y cabeza visible del grupo Accademia del Piacere, Alqhai es también un solicitado ejecutante en otros ámbitos que van del flamenco al videojuego. Nada mal para un músico que viene del heavy metal y llegó a este instrumento porque era el único para el que quedaba plaza en el Conservatorio.

PREGUNTA. Háblanos del panorama actual de la música antigua.

RESPUESTA. Está mil veces mejor que hace 30 años, cuando yo empecé. Aquí había muy pocos músicos, muy pocos festivales, muy poco apoyo. No nos podemos comparar con Holanda, Bélgica, Alemania o Francia, pero digamos que España está en un buen camino. Antiguamente, cuando le decía a cualquier persona que tocaba la viola de gamba creían que era algún tipo de droga.

P. ¿Cómo se pasa del heavy a la viola da gamba?

R. Fue un encuentro fortuito. No fue una historia romántica, no lo escuché tocar a alguien y me enamoré locamente, nada de eso. Simplemente, tenía un colega que me decía de ir al Conservatorio para ponerle nombre a las cosas que yo tenía la cabeza, porque según él yo tenía mucho potencial y tal. Llegué tarde y me dieron lo que había, que era la viola da gamba, y curiosamente era el primer año que se daba de forma oficial en España. La verdad es que no me atraía nada. Pero bueno, me fue atrapando y poco a poco fui relegando la guitarra eléctrica al armario.

P. Tus compañeros del grupo deberían se debieron quedar un poco extrañados, ¿no?

R. La verdad es que el grupo no iba mal. Teníamos 15 o 16 años, y hacíamos nuestros conciertos y festivalitos. Nos llegaron a pagar y todo. Pero nos pilló a todos la entrada a la universidad y ese empuje se fue bajando poco a poco. Yo tuve la suerte de que justo entonces arranqué con la viola y me uní al mundo de la música antigua. Y aquí estoy.

La experimentación en las artes es obligatoria. La cuestión artística exige jugársela un poco, si no nos quedamos en una foto colgada en un museo

P. El futuro de la música antigua, ¿pasa por la experimentación?

R. Yo creo que la experimentación en las artes es obligatoria. Yo siempre me he alejado de la cuestión purista porque desde ahí siempre se ha visto la música antigua como una narración de un momento plano, no dinámico; como una fotografía. Y recuperar un sonido original del pasado es una entelequia. La cuestión artística exige jugársela un poco, si no nos quedamos en una foto colgada en la pared de un museo. La música antigua evoluciona porque los seres humanos evolucionamos.

P. Por entendernos, ¿esta música no hay que tocarla como se tocaba en los siglos XV, XVI, XVII, sino como se tocaría en 2024? ¿Hay tal modo?

R. Hombre, es que en esos siglos nadie sabe cómo se tocaba. Ni la persona más sabia sabe cómo se hace la música del siglo XV, XVI o XVII. Tenemos referencia de algunos tratados, pero en realidad no sabemos cómo sonaba. Mira, si comparamos esta música, yo qué sé, con una sinfonía de Mahler, ahí hay poco que descubrir o que aportar, porque estamos hablando de una obra que ya está terminada. Si vamos a La Pasión según San Mateo de Johann Sebastian Bach, pues pasa un poquito algo parecido. La música antigua está realmente pensada para que sea una música abierta. Haz la prueba: si coges un disco grabado en los años 60 y otro de la misma pieza tocada 20 años después, te das cuenta de que suena totalmente diferente: los ornamentos que se usaban en los 60 ya no se usaban en los años 80 y probablemente los de los 80 no se usan hoy. Y es la misma música: la misma partitura.

P. Claro.

R. Hay música que está pensada para que tú la recompongas; eso te abre muchas posibilidades. A mí me gusta usar este material para construir otro material. No tenemos los oídos ni el sentir de una persona de ese tiempo; estamos todos los días con los ordenadores. Estamos manchados por la sociedad en la que vivimos y es imposible escaparse de ahí.

P. Has trabajado en el flamenco con artistas como Arcángel, Rocío Márquez o Patricia Guerrero. ¿Hay duende en la música antigua?

R. El flamenco lo he vivido desde muy joven. Antes de la música antigua lo que escuchaba básicamente era heavy, Paco de Lucía y Camarón, y algunos de los grupos de rock andaluz: Triana, Alameda, Medina Azahara. Yo estoy seguro de que el flamenco tiene su origen en lo que es la música folclórica española. Con esa creencia hicimos el primer proyecto con Arcángel, un programa que llamamos 'La música de las idas y las vueltas', que ponía un espejo entre lo que fueron la ida y las vueltas que se vivieron en el siglo XVI a nivel musical y a las idas y las vueltas de principios del siglo XX con la música española flamenca y América. Hicimos más de 120 conciertos, fue un grandísimo éxito. Así llegó un momento en mi carrera en que ya no puedo pensar si estoy haciendo música antigua o flamenco. Me muevo más por pulsiones y por querencias que por una cuestión de en qué cajón del gran mueble de la música estoy.

placeholder Fahmi Alqhai con una viola de gamba. (Javier Díaz de Luna)
Fahmi Alqhai con una viola de gamba. (Javier Díaz de Luna)

P. ¿Dónde son peores los puristas, en la música antigua o en la flamenca?

R. Yo creo que son malos en todos lados.

P. ¿Con qué otra música te gustaría experimentar?

R. Me encantaría entrar en el mundo del jazz, pero es muy complicado porque tendría que empezar a aprender de nuevo y no sé si ahora tengo mucho tiempo para meterme ahí.

P. ¿Y con qué otro ámbito? Has trabajado en el mundo del videojuego, haciendo la música de un videojuego, Blasphemous II…

R. Sí, a mí el mundo del videojuego siempre me ha gustado. Y he estado abierto al tema de las bandas sonoras. Cuando me lo ofrecieron me pareció una idea muy divertida y muy loca.

P. Blasphemous, 666 (nombre de tu primer grupo)…

R. Sí, la sombra del diablo está por ahí.

P. Hablemos de tus orígenes familiares: padre sirio, madre palestina refugiada. ¿Cómo ves el conflicto en este último territorio?

R. El conflicto actual lo llevamos sufriendo los palestinos desde el 48. Este es un momento más brutal y ahora todo el mundo clama al cielo, pero se han vivido cosas parecidas ya hace años. Cuando lo comento con la familia siempre digo que al final es casi mejor para los palestinos estar o fuera de lo que se ha designado como Palestina o viviendo en Israel. Nosotros tenemos parte de la familia, que no escapó en el 48, que se quedó en Israel y viven muy bien. A mí me parece terrible que no se le dé a esta gente la posibilidad de tener un Estado ni un modo de defenderse, no ya solo de la cuestión del colonialismo israelí, sino de todas las cuestiones islamistas más agresivas que se están viviendo en esos países.

P. Ya.

R. Muchas veces solo se enfoca el problema solo por un lado. Yo creo que el problema de vivir en Cisjordania o en Gaza no solo es resistir el bloqueo que te hace Israel o cualquier capricho que tenga ese Estado sobre ti, sino que eso te convierte en un nido de movimientos islamistas extremos que destroza cualquier posibilidad. Para mí tanto Cisjordania como Gaza son campos de concentración grandísimos que se han mantenido durante muchos años, y como no hay ningún interés en resolver el problema, pues ahí se mantiene.

Cisjordania y Gaza son campos de concentración que se han mantenido durante años, y como no hay interés en resolver el problema, sigue

P. ¿Y qué solución le ves?

R. La verdad es que no lo sé porque, ya te digo, llevamos así desde el 48, sin ningún tipo de regulación, sufriendo atropellos constantemente por parte de cualquiera. Porque si tú miras la historia, los atropellos no han venido solo de Israel —que ha cometido la mayoría— sino también de Egipto, de Jordania, de Siria… Es un pobre pueblo que está en la frontera de la nada sufriendo la voluntad malévola de cualquier potencia que tiene alrededor. Yo no le veo un futuro prometedor ni creo que tenga solución. La cuestión ahora de darle el estatus de Estado a Palestina no sé si realmente se va a solucionar la cosa: piensa que entre Cisjordania y Gaza hay una guerra abierta desde hace muchísimo tiempo. No va a ser fácil, no ya solo para las relaciones con el extranjero, sino para las relaciones entre los mismos palestinos que están viviendo en esa zona, tener un paso.

P. Cambiemos de tema. ¿Cómo va el festival de música antigua que diriges, el FeMAS de Sevilla?

R. Va muy bien. Cada año superamos los anteriores. Los números a nivel de taquilla han ido mucho mejor, igual que el impacto mediático —y eso que lo presentamos a menos de dos semanas del arranque—, o sea que muy contento. Aquí en Sevilla ya se habla de él y la gente sabe de lo que estás hablando. Al igual que la Bienal de Flamenco y el Festival de Cine, es uno de los monumentos culturales de la ciudad.

P. Por último, ¿qué música escuchan tus dos hijas? Por edad les debe tocar el trap o el reguetón…

R. A la mayor, que ahora cumple 12, muchas veces la oigo que está con música de anime; le gusta mucho toda la cultura japonesa, el manga y tal. También está en la música que escuchan las amigas, el rollo del trap. La chica es muy de reguetón, del más gamberro. A las dos las obligamos [incluye aquí a su esposa Johanna Rose, también violagambista y parte de Accademia del Piacere] a tener contacto con la música clásica, aunque no las vamos a apuntar al Conservatorio porque aquí es un sistema horrible y para los niños es un desastre a nivel de tiempo. La grande toca el cello y la chica el piano; las dos con profesoras particulares.

Japón, Canadá, Estados Unidos, Europa… La agenda frenética del andaluz Fahmi Alqhai -hijo de padre sirio y madre palestina- da cuenta de su condición de estrella en un circuito que, desapercibido para muchos, vive un momento álgido: el de la música antigua. Considerado el mejor del mundo en lo suyo —la viola da gamba— y cabeza visible del grupo Accademia del Piacere, Alqhai es también un solicitado ejecutante en otros ámbitos que van del flamenco al videojuego. Nada mal para un músico que viene del heavy metal y llegó a este instrumento porque era el único para el que quedaba plaza en el Conservatorio.

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