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Juegos de Stoke Mandeville: el sueño del neurólogo Ludwig Guttmann que creó las Paralimpiadas
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Juegos de Stoke Mandeville: el sueño del neurólogo Ludwig Guttmann que creó las Paralimpiadas

En 1944, sacó a sus pacientes que no podían andar al jardín, les sentó frente a otro equipo y estableció un objetivo: competir en igualdad de condiciones y ganar al contrario

Foto: Adolf Hitler viendo los Juegos Olímpicos en Berlín. (Fox Photos/Getty Images)
Adolf Hitler viendo los Juegos Olímpicos en Berlín. (Fox Photos/Getty Images)

Ludwig Guttmann habría sido un médico compasivo y clínicamente muy audaz tan sólo por inventar algo así como el juego de Polo en silla de ruedas para mejorar la evolución y condiciones médicas de los parapléjicos de su unidad en el hospital de Stoke Mandeville, Inglaterra, mientras se libraba una guerra contra el Tercer Reich: un juego consistente en disputarse un disco de madera por medio de un palo que aliviara los padecimientos de los enfermos que no podían andar. Un juego teóricamente para distraerse.

La diferencia entre esa actividad con las eternas horas en cama para los pacientes atiborrados de sedantes y calmantes son una obviedad médica ahora indiscutible. Sin embargo, Ludwig Guttmann no se limitó a esa meritoria distracción, hizo mucho más: les sacó al jardín en 1944, les sentó frente a otro equipo de no discapacitados, —a los que puso también en sillas de ruedas— y estableció un objetivo: ganar al contrario. Competir, en definitiva, en igualdad de condiciones, exactamente lo que significa el deporte.

¿Discapacitados? Los paralímpicos son deportistas de alta competición, pero hizo falta un visionario para que el mundo se diera cuenta

Este fin de semana han comenzado los Juegos Olímpicos en París, y el miércoles lo harán los Juegos Paralímpicos, en la misma sede y compartiendo villa olímpica: no fue siempre así de fácil. ¿Discapacitados? Los paralímpicos son deportistas de alta competición, pero hizo falta un visionario para que el mundo se diera cuenta. Adolf Hitler había planteado los JJOO de Berlín de 1936 como una exaltación de la raza aria mientras establecía políticas eugenésicas, pero irónicamente sería durante la Batalla de Inglaterra, —que perdería el Tercer Reich—, cuando se concebiría la idea de unos juegos para los miles de discapacitados como consecuencia de los horrores de las dos guerras mundiales. Hoy no hay ni rastro de la raza aria y el miércoles, en cambio, comienzan las paralimpiadas.

"Stoke Mandeville es un pueblo de menos de mil almas a casi sesenta kilómetros de Londres, en Buckinghamshire", escribe Roberto Riccardi en Corazón de Campeón. La historia del creador de los Juegos Paralímpicos, Ludwig Guttmann (Nagrela Editores), "no ofrece nada aparte de ese modesto hospital construido para formar parte de los servicios médicos de emergencia en 1940, en pleno apogeo de la batalla de Inglaterra, que, bajo la dirección del neurólogo que escapó del Holocausto, se convertirá en el Centro Nacional de Investigación de Lesiones de la Médula Espinal".

¿Por qué razón iría allí el ya prestigioso neurólogo Ludwig Guttmann residente en la Universidad de Oxford, una sede prestigiosa, a cambio de un hospital en la remota campiña inglesa? Cuando el médico se instala en Stoke Mandeville, queda horrorizado: "sus parapléjicos, en su mayoría soldados heridos en el conflicto, están acostados en sus camas y fuertemente sedados. Tienen unos veinte años, pero según las ideas médicas vigentes, dado que es impensable que vuelvan a caminar, solo resta aliviar su dolor hasta que se produzca un piadoso final" señala Roberto Riccardi.

Guttmann nació en la Alta Silesia en 1899, en lo que entonces era parte del Segundo Reich, el imperio alemán y que ahora es Polonia. Una zona minera con numerosos accidentes laborables que hacían postrar en cama a parapléjicos. Luego llegaría la Primera Guerra Mundial y Guttmann, alemán y judío, además de patriota, antes de que el nacionalsocialismo diera carnets de verdaderos alemanes, quiere hacer algo más por su país.

Durante la Primera Guerra Mundial, Guttmann estudia medicina y lidia con la pandemia de la gripe mal llamada española. Cuando todo acaba para el imperio de Guillermo II y sobreviene la derrota del imperio alemán, el joven médico comienza a trabajar durante la década de los años 20 con Otfrid Foerster, uno de los pioneros de la neurología. Son los balbuceos del tratamiento con personas que han sufrido graves lesiones de la médula espinal. ¿Se puede curar una lesión de la médula? No como se podría pensar de inicio: se puede tratar, fue la obsesión del neurólogo. Mientras, otra enfermedad, contagiosa, anegó Alemania. El nacionalsocialismo de Adolf Hitler fue ganando adeptos y Guttmann, que era judío, no contaba en los planes de esa nueva Alemania.

El neurólogo tuvo que salir de su propio país al calor de la Noche de los Cristales Rotos, cuando las camisas pardas, las SA de Erich Rohmer, del NSDAP, el partido nazi, arremetieron contra las propiedades de los comerciantes judíos. Ser alemán era incompatible con ser judío según los preceptos del nacionalsocialismo.

La leyes de Nuremberg suponen un ultraje a la dignidad humana para Guttmann: "A todos los varones se les impone adicionalmente el nombre de Israel y a las mujeres el de Sara. En los documentos aparece una gran 'J' en rojo que significa jude, ‘judío’. Las restricciones son cada vez más amplias y Ludwig siente que el abismo se abre bajo sus pies. Breslavia tiene una fuerte presencia nazi, cuarenta y cuatro de cada cien electores votaron por ese partido en las elecciones que lo llevaron al poder".

Muchas veces sale la cuestión de por qué si era obvio que comenzaba una persecución contra los judíos alemanes, estos no se marcharon: la realidad es que muchos simplemente no pudieron. Ludwig Guttmann, que ya era un neurólogo respetado, sí pudo hacerlo, pero porque obtuvo permiso para tratar a un amigo del dictador de Portugal, Antonio Salazar, el camino de vuelta a Alemania pasaba por Inglaterra. Allí se quedó Guttmann. Era 1938, quedaba toda la Segunda Guerra Mundial, según cuenta Riccardi.

placeholder 'Corazón de campeón'. (Edita Nagrela)
'Corazón de campeón'. (Edita Nagrela)

En Inglaterra, después de Oxford, Guttmann recala en ese hospital de Stoke Mandeville donde todo cambia para siempre. "Los dos peores enemigos de sus pacientes son las úlceras de decúbito, que pueden provocar necrosis ósea, y las infecciones urinarias. Para afrontarlos él mismo salta al campo. Se asegura constantemente de que las botellas de orina se vacíen. Dispone que a los enfermos se les dé la vuelta desde la posición supina a la prona, es decir, de costado, cada dos horas. El alivio es inmediato; "girarlos" se convierte en la consigna de Stoke Mandeville", escribe Riccardi.

Pero hay algo más: en ese juego de Polo que plantea para aliviar la condición de inservibles de los discapacitados son los parapléjicos los que ganan, acostumbrados a esforzarse desafiando sus propias limitaciones: "El efecto que logra Ludwig es doble. Cada uno de los perdedores se ve obligado a lidiar con la dificultad de moverse en una silla y con la frustración de la derrota. Como consecuencia, la empatía entre perdedores y ganadores se vuelve más fuerte. Ese es precisamente el resultado que buscaba el director. Al día siguiente sus colaboradores volverán a sus funciones habituales, pero sabrán mejor lo que significa estar del otro lado".

Guttmann estaba estableciendo en ese hospital de Stoke Mandeville los principios del deporte paralímpico tal y como lo conocemos ahora: una competición en la cual no ya sólo la acción fuera terapéutica, sino que fuera un verdadero reto y una actividad puramente deportiva. Es una historia increíble, porque una cosa era lograr entretener a unos enfermos y otra muy distinta promover unas olimpiadas para personas con algún tipo de discapacidad.

El éxito de los juegos de Stoke Mandeville hizo que se extendiera internacionalmente entre las federaciones nacionales que se iban creando. Guttmann había ido más allá. Teresa Perales, leyenda del paralimpismo español e internacional con 20 medallas en natación a lo largo de seis juegos, aprendió a vestirse sola en los vestuarios de la piscina donde empezó a competir con otros discapacitados: la sociabilización y la actividad física mejoraron sin duda su calidad de vida como podría pensarse con la primera ecuación de Guttmann; el simple juego en las salas del hospital. Pero cuando el médico introdujo la motivación de ganar al contrario, de superarse, creó también las bases de lo que es el deporte de élite para discapacitados, tal y como descubrió la propia Teresa que es ahora una estrella.

Una cosa era lograr entretener a unos enfermos y otra muy distinta promover unas Olimpiadas para personas con algún tipo de discapacidad

La primera vez que España participó en unos Juegos Paralímpicos —aunque ni siquiera se llamaban aun así, sino todavía denominados Juegos Internacionales de Stoke Mandeville de minusválidos—, fue en Tel Aviv en 1968. Después de Roma 1960 y Tokio 1964, en donde los juegos ideados por Ludwig Guttman compartieron ciudad con las Olimpiadas de verano, el comité organizador de México no pudo albergar esos juegos aún incipientes de discapacitados y comenzó un largo periodo de “travesía en el desierto”.

El concepto de los juegos de Stoke Mandeville de Ludwig Guttmann comenzó a cambiar en Seúl 88 y lo hizo definitivamente en Barcelona 92. Ya no se basaba tanto en la rehabilitación, sino en la competición pura. En España ese año se aprobaron las becas ADOP para el deporte que comenzaron a dar su frutos en 2005. El deporte paralímpico tomaba forma y se intentaba equiparar lo máximo posible a los JJOO, misma sede, por supuesto, mismas villas olímpicas —no como en Roma y Tokio—, mismos patrocinadores. El sueño de Guttmann traspasó la frontera de la rehabilitación con la competición: el nacionalsocialismo alemán fracasó, nadie sabe nada de la supuesta razia aria, mientras que el médico judío que tuvo emigrar de su propio país sentó las bases de un grandioso espectáculo deportivo.

Ludwig Guttmann habría sido un médico compasivo y clínicamente muy audaz tan sólo por inventar algo así como el juego de Polo en silla de ruedas para mejorar la evolución y condiciones médicas de los parapléjicos de su unidad en el hospital de Stoke Mandeville, Inglaterra, mientras se libraba una guerra contra el Tercer Reich: un juego consistente en disputarse un disco de madera por medio de un palo que aliviara los padecimientos de los enfermos que no podían andar. Un juego teóricamente para distraerse.

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