Es noticia
Jodorowsky reinventa su infancia
  1. Cultura
  2. Cine
estreno de 'la danza de la realidad

Jodorowsky reinventa su infancia

El director chileno cuenta su propia vida pasada por su filtro surrealista en su último filme, 'La danza de la realidad', que llega a las salas españolas

Foto:

Más de veinte años llevaba Alejandro Jodorowsky sin rodar una película. El cofundador del grupo Pánico junto a Fernando Arrabal y Roland Topor es hoy en día mucho más conocido por sus prácticas “sanadoras” que por su prolífica obra artística de vanguardia, que engloba desde cómics y teatro hasta algunas de las películas más psicotrónicas de la historia.

Jodorowsky siempre ha entendido el cine desde una perspectiva más poética que realista. En títulos como El topo (1970) o La montaña sagrada (1973) trabajaba imaginarios propios de los estados alterados de conciencia, mientras que en la fascinante Santa sangre (1989) entroncaba con la tradición del cine fantástico de tintes surrealistas.

Su regreso al cine con más de ochenta años significa también el retorno al país de su infancia, Chile, y a la ciudad minera donde creció, Tocopilla. A la manera del Federico Fellini de Amarcord, Jodorowsky convoca en La danza de la realidad sus recuerdos de niño en su Macondo particular. Pero los altera convenientemente con altas dosis de imaginación y simbolismo, en un ejercicio que tiene mucho de terapia personal, de exorcismo de los miedos de la infancia y de reconciliación con el recuerdo de un padre tirano.

El pequeño Alejandro vive junto a su padre Jaime, un estricto militante estalinista de origen ucraniano que sin embargo muestra una escasa empatía por los más desfavorecidos, y su madre Sara, una sufrida dependienta que recita todos sus diálogos cantando con voz de soprano. Jaime exige del pequeño una dureza que no tiene y Alejandro intenta ganarse de todas las maneras posibles su admiración. Sara compensa la actitud paterna con mucho cariño. Jaime es un ferviente ateo, Sara una devota creyente que lleva a cabo prácticas cercanas a la magia. Entre unos progenitores que representan maneras antagónicas de entender la vida, el protagonista no tarda en descubrir que la felicidad muchas veces llega acompañada de la amargura.

La primera parte de La danza de la realidad se concentra en recrear episodios de la infancia del director en Tocopilla, una infancia marcada por la represión a la que le somete su padre y por el hecho de sentirse diferente del resto de menores. Entre otras causas por el hecho de ser judío: en una escena de iniciación sexual colectiva, Alejandro es menospreciado cuando sus compañeros descubren que su sexo está circuncidado. La segunda parte de la película resigue las peripecias políticas de Jaime.

Jodorowsky le construye a su progenitor una biografía a medida, y le permite vivir la vida que nunca experimentó como comunista. En el film, el personaje abandona su hogar y viaja hasta Santiago para llevar a cabo un atentado fallido contra el dictador del país durante un grotesco concurso de disfraces caninos. Lo que le comporta toda una serie de trágicas consecuencias. Jaime se convierte en un mártir por su militancia: trabaja cuidando los caballos para el dictador al que odia, sufre torturas y acaba vagabundeando amnésico por una ciudad que no conoce. Esta experiencia provoca una transformación en su carácter hasta entonces rígido y agresivo. En la ficción, Jodorowsky otorga a su padre la oportunidad de cumplir sus sueños y convertirse finalmente en una persona amable para con su familia.

Como en Santa Sangre, Jodorowsky utiliza el imaginario del circo para recrear un mundo mágico, colorido y tragicómico. Por la película se pasean enanos que promocionan comercios, ejércitos de tullidos, hombres con máscaras en el rostro, bomberos vestidos de un rojo flamante, marineros que beben en bares brumosos, pequeños limpiabotas calzados con zapatos rojos, místicos con el cuerpo tatuado, niños muertos que obran milagros, comunistas que se reúnen con travestidos y prostitutas para conspirar contra el gobierno, mineros que se manifiestan ataviados de negro, mujeres que orinan sobre sus maridos para curarles las heridas, camareros rapados que atienden a sus clientes con una iguana en la espalda...

La danza de la realidad está planteada desde esa vocación surrealista que concibe el mundo de manera subjetiva. Aquí se diluyen las fronteras entre el recuerdo, el deseo y el símbolo. Y Alejandro Jodorowsky abre las compuertas de su imaginación para que corra a raudales.

La danza de la realidad es también un ejercicio de psicomagia cinematográfica en familia. Los tres hijos del cineasta participan en el film. Brontis se encarga de dar vida al que fue su abuelo, Cristóbal encarna al Teosofista místico que aconseja al pequeño y Adan, además de componer la música, interpreta al anarquista magnicida. Pascale Montandon, esposa del director, es la responsable del vestuario. Y entre los secundarios, aparecen personajes de otras películas o del entorno del director. Mientras que el propio Jodorowsky también se pasea por el film junto a su joven sosías, Jeremías Herskovits. Es él mismo quien nos sirve de guía en este viaje por su infancia recordada e imaginada.

La danza de la realidad

Dirección: Alejandro Jodorowsky

Duración: 130 minutos

Nacionalidad:Chile

Género: Drama

Intérpretes:Brontis Jodorowsky, Jeremías Herskovits, Pamela Flores, Alejandro Jodorowsky, Axel Jodorowsky, Adan Jodorowsky

Más de veinte años llevaba Alejandro Jodorowsky sin rodar una película. El cofundador del grupo Pánico junto a Fernando Arrabal y Roland Topor es hoy en día mucho más conocido por sus prácticas “sanadoras” que por su prolífica obra artística de vanguardia, que engloba desde cómics y teatro hasta algunas de las películas más psicotrónicas de la historia.

Chile Críticas de cine
El redactor recomienda