Paz Vega y Juan Diego Botto escapan de la mafia rusa

Coincidieron hace 15 años en Sobreviviré, de Alfonso Albacete y David Menkes, pero ni siquiera lo recuerdan. Juan Diego Botto era el protagonista del filme y su carrera estaba en plena ebullición; por su parte, Paz Vega daba sus primeros pasos y tuvo que conformarse con un pequeño papel como azafata.

“No nos acordábamos de que habíamos hecho una película juntos”, dice sorprendido Botto intentando memorizar si llegaron a coincidir en el rodaje. Ahora han podido sacarse la espinita rodando juntos, y como protagonistas absolutos, La ignorancia de la sangre, un thriller de Manuel Gómez Pereira que llega hoy a las salas.

La actriz no se queda corta ensalzando al actor: “Ha habido una conexión desde el comienzo, nos complementamos bien. Nos miramos y al momento sabemos lo que uno está pensando y eso es una gozada, porque lo que parece difícil se hace fácil”.

Mafia rusa y yihadismo

La ignorancia de la sangre es un thriller ambicioso, basado en la novela de Robert Wilson, en la que Javier Falcón, Juan Diego Botto, tendrá que investigar un escabroso caso relacionado con la mafia rusa mientras intenta ayudar a un agente infiltrado en una comunidad yihadista, Alberto San Juan. Todo ello mientras intenta tener una relación normal con Consuelo, Paz Vega, que se verá involucrada en toda la espiral de violencia y asesinatos.

Una película con “muchos elementos para ser atractiva”, como destaca Juan Diego Botto, y que añade temas de actualidad a la clásica trama policial. Para Paz Vega había en el guion un elemento que terminó de convencerla para aceptar el trabajo, dar vida a una madre coraje: “Me enganchó la posibilidad de hacer de esta madre desesperada en busca de su hijo, su desesperación, su angustia. Como madre es la peor pesadilla que puedo tener”, explica.

La sevillana confiesa que siempre pensó que Manuel Gómez Pereira la llamaría para alguna de sus comedias, de las que se declara fan, pero sin embargo ha sido para uno de sus filmes más oscurospara el que se ha acordado de ella.

Botto también vuelve al cine tras una época más centrado en su labor en el teatro, donde este año ganó el premio Max al mejor actor por Un trozo invisible de este mundo. El actor, que como recuerda a este medio siempre ha trabajado más en cine que sobre las tablas, confiesa que es en teatro donde hace los proyectos “que siempre he querido hacer”. “Nunca he hecho un proyecto que no partiera de mí. Es donde puedo expresar lo que quiero como autor, como actor y hasta como ciudadano, una especiede santuario que me permite comunicarme con el mundo”, añade mientras anima a Paz Vega a que se sume al carro.

La actriz admite que el teatro es su “asignatura pendiente”, y que tiene ideas paralas que necesita tiempo y “poner todas las piezas juntas”.

Éxito y crisis del cine español

A pesar de vivir un momento único para el cine español, en el que ya se ha recaudado más que en 2013 y todo indica que se conseguirá una cuota de pantalla histórica, Juan Diego Botto recuerda que también es un momento muy difícil: “Estamos peor que hace meses; en una industria tan débil la inacción deteriora. El cine español vive uno de sus momentos más dramáticos, por la incertidumbre que hay para cualquier inversor. Y no sabemos qué ley tenemos, si va a cambiar… A todo esto se le suma la cruel subida del IVA al 21%. La escucha es inexistente”, critica.

Paz Vega completa a su compañero destacando el mérito que tiene el éxito actual de nuestras películas “sin ayudas y con todo en contra la gente está reaccionando y gasta su dinerito en ver una peli hecha aquí”.

Ambos sienten la necesidad de defender el cine español, su calidad, y su potencial económico cada vez que presentan un filme, aunque crean que debería ser algo evidente que no tendría que ser recordado: “Cansa luchar por lo obvio, pero es parte del trabajo. Nadie cuestiona que deba apoyarse el deporte español, se da por hecho, pero parece que con el cine es distinto”, analiza Juan Diego Botto.

A pesar del momento dulce de este 2014, Juan Diego Botto se muestra precavido y prefiere no adelantar si este curso ha supuesto un punto de inflexión en la impresión de los espectadores sobre el cine español: “No sé si es un cambio de tendencia o un espejismo, lo veremos el año que viene. Han coincidido muy buenas películas que han atraído el gusto del espectador. Lo que no sé es si con los mimbres tan débiles que tiene la industria se puede consolidar esta afluencia de espectadores”, zanja.