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estreno de 'descifrando enigma'

Una mente atrapada dentro del armario

Llega a las salas 'Descifrando Enigma', la apuesta de los Hermanos Weinstein para los Oscar. Un filme que cuenta la historia del matemático Alan Turing

Foto: Benedict Cumberbatch y Keira Knightley en 'Descifrando Enigma'
Benedict Cumberbatch y Keira Knightley en 'Descifrando Enigma'

La vida de Alan Turing daba para una película. Síndrome de Asperger, homosexual reprimido y hombre clave (en el anonimato) para el final de la Segunda Guerra Mundial. Una historia clasificada por los servicios secretos británicos durante años. La propia Reina de Inglaterra tuvo que exonerar al matemático de los delitos que se le atribuían por su condición sexual. Delitos por los que fue condenado a la castración química y que le indujeron al suicidio en 1954.

Una vida de Oscar, debieron pensar los listísimos hermanos Weinstein, que ha producido ahora un filme hecho con el molde perfecto para arrasar en las temporadas de premios. Descifrando Enigma tiene todo para gustar a los Académicos. Un biopic al uso, que además quiere ser un clamor por la igualdad de derechos y que, por si fuera poco, funciona como thriller de espionaje.

Como ocurría con Invencible, de Angelina Jolie, que contaba la vida de Louis Zamperini, aquí se recurren a los manidos flashbacks para explicar el pasado del personaje. En el caso de Turing estos recuerdos tienen una función muy clara, contarnos su homosexualidad en una historia sobre el primer amor. Un recurso artificial, y que no se trata con la profundidad necesaria. Alan Turing es un chaval acosado por sus compañeros que verá la luz en el amor de otro adolescente. Una historia con final trágico que le marcará de por vida.

Descifrando Engima marca en su tramo central una idea muy interesante que podía haber dado a una película mucho mejor: cómo el matemático más brillante del momento, capaz de descifrar la famosa máquina de los nazis, tuvo que crear en su cerebro departamentos estancos para que nadie adivinara sus secretos. Secretos que hicieron que un héroe en tiempos de guerra, fuera torturado por su propio país.

El guionista Graham Moore y su director Morten Tyldum prefieren convertir la historia en un filme de espionaje con toques dramáticos en vez de centrarse en el drama real de Turing. Sin embargo este se recupera en los últimos diez minutos de película, aunque no se llega a introducir al espectador en todo lo que llegó a sufrir el matemático. Para eso nada mejor que las letras sobre fondo negro que marcan el final de todo biopic.

En ellas se nos cuenta su condena, su castración y su posterior suicidio. Unos apuntes finales que ensalzan la figura de Alan Turing como estandarte de la libertad sexual, aunque la película nunca haya apostado por esta vía.

Este último tercio parece un añadido necesario para aportar la dosis de dramatismo necesaria y para que nadie les acuse de tergiversar su vida historia. Un enfoque más arriesgado y personal no tendría a los Weinstein detrás poniendo todo su dinero para convertir el filme en la película que todo académico debe amar.

A su favor la película tiene una interpretación poderosa en manos de uno de los actores de moda: Benedict Cumberbatch. El británico consigue ajustarse a un papel complejo que corría mucho riesgo de caer en la sobreactuación y consigue que el espectador empatice con una personalidad que roza lo desagradable.

A su lado un reparto de caras británicas secundando a la perfección, entre las que destaca una Keira Knightley que cada vez escoge mejor sus papeles, y una música del omnipresente Alexandre Desplat, que este año ha hecho la banda sonora de cinco filmes.

Descifrando Enigma

Dirección: Morten Tyldum

Duración: 114 minutos

Género: Drama

Nacionalidad: Reino Unido

Intérpretes: Benedict Cumberbatch, Keira Knightley, Mark Strong, Charles Dance, Matthew Goode, Allen Leech

La vida de Alan Turing daba para una película. Síndrome de Asperger, homosexual reprimido y hombre clave (en el anonimato) para el final de la Segunda Guerra Mundial. Una historia clasificada por los servicios secretos británicos durante años. La propia Reina de Inglaterra tuvo que exonerar al matemático de los delitos que se le atribuían por su condición sexual. Delitos por los que fue condenado a la castración química y que le indujeron al suicidio en 1954.

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