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'El deseo de Robin': los últimos y dementes días de Robin Williams
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'El deseo de Robin': los últimos y dementes días de Robin Williams

Filmin estrena el último documental sobre la vida, los excesos y la muerte de Robin Williams

Foto: Robin Williams. (Filmin)
Robin Williams. (Filmin)

El suicidio de Robin Williams hace seis años desencadenó un torrente de especulaciones, hipótesis y medias verdades en torno a las posibles causas que explicarían por qué uno de los actores cómicos más populares de Hollywood se había quitado la vida a los 63 años. En el documental 'En la mente de Robin Williams' (2018), de Marina Zenovich, ya se informaba de que la autopsia había desvelado que el intérprete padecía una enfermedad todavía poco diagnosticada, la demencia con cuerpos de Lewy, un trastorno neurodegenerativo cuyos síntomas se confunden a menudo con los del párkinson. Ahora, un nuevo filme, 'El deseo de Robin', de Tylor Norwood, ahonda en los últimos días y las circunstancias de la muerte del protagonista de 'El club de los poetas muertos' con el objetivo además de ampliar el conocimiento sobre esta enfermedad.

Si la película de Zenovich ofrecía un repaso caleidoscópico por la biografía y la carrera de Williams a partir de los testimonios de familiares, exparejas, amigos y colegas que compartieron su intimidad personal y laboral en diferentes momentos de su vida, 'El deseo de Robin' se ajusta a la idea de 'biopic' oficial sancionado por su tercera esposa y viuda Susan Schneider, quien centraliza la mayor parte del relato en torno a lo que sucedió los días previos a su muerte. Así, esta nueva aproximación da por sabidas o aborda de forma tangencial cuestiones que el otro documental sí afrontaba, como su relación con las drogas en la primera etapa de su trayectoria. En 'El deseo de Robin', por ejemplo, se recuerda la muerte por sobredosis de John Belushi en 1982 como una suerte de aviso macabro sobre los peligros de la cocaína y el alcohol hacia toda una generación que hasta entonces los consumía con desenfreno, ajena a cualquier consecuencia. Pero no se especifica que Williams visitó a Belushi la noche de su muerte y decidió dejar las drogas a la mañana siguiente. Nos encontramos, pues, ante uno de esos documentales tributo que evitan o pulen los aspectos más espinosos de la persona homenajeada. Y en cambio rememoran una y otra vez sus momentos públicos más altruistas, como sus visitas a las tropas estadounidenses destinadas en Irak o Afganistán.

placeholder Una imagen de 'El deseo de Robin'. (Filmin)
Una imagen de 'El deseo de Robin'. (Filmin)

Buena parte del documental se centra en limpiar el nombre y la memoria de Williams de los rumores y el ruido mediático que envolvieron la noticia de su suicidio. La película deja claro que quedan descartados los motivos más comentados (depresión, trastorno bipolar, adicciones...) porque el actor padecía una enfermedad rara de la que ni él mismo era consciente, la demencia con cuerpos de Lewy. La insistencia de Susan Schneider en este tema parece sugerir que cualquier otra causa de suicidio le parecería vergonzante (“de una depresión se sale, de esta enfermedad, no”, comenta), lo que choca con el afán de divulgación médica sin moralinas del propio filme.

Porque lo que acaba distinguiendo 'El deseo de Robin' de cualquier otro tributo elegíaco al uso es la perspectiva científica que acompaña al resto de testimonios, y que compensa aportaciones tan inanes como las de los vecinos del Cayo en la bahía de San Francisco, donde residían Williams y Schneider (oh sí, Robin Williams paseaba él mismo a su perro... por una zona residencial de lujo). La película explica y divulga las características específicas de la demencia con cuerpos de Lewy a partir de los síntomas que presentaba Williams (deterioro mental, alucinaciones, delirios, paranoias... y esos temblores que se asemejan a los del párkinson), que tanto desconcertaron y atormentaron al propio actor y a su entorno.

placeholder Robin Williams, en una foto de archivo. (Filmin)
Robin Williams, en una foto de archivo. (Filmin)

Y a partir de aquí los médicos expertos en el tema reivindican la necesidad de interrelacionar dos disciplinas que tienden a pensarse por separado, la neurología y la psicología, en tanto está más que demostrado que las conexiones neuronales y la química influyen en nuestro estado anímico. No se profundiza sin embargo en una idea que flota en los dos documentales, hasta qué punto una enfermedad neurodegenerativa puede en parte ser la otra cara de la moneda de una mente innegablemente brillante como la de Williams, quien poseía un talento innato, extraordinario y torrencial para la improvisación cómica y la imitación de voces.

El hecho que el filme explique también los vaivenes de sus últimos rodajes, sobre todo el de 'Noche en el museo: el secreto del faraón' (2014), de Shawn Levy, abre el melón sobre la adaptación de los entornos laborales a las personas con una enfermedad neurodegenerativa pendiente de diagnóstico. Además, algunos colegas del actor ofrecen oportunas reflexiones sobre por qué alguien prefiere quitarse la vida antes que deslizarse por la pendiente hacia el vacío de un trastorno mental sin cura. Aunque el debate más provechoso que ofrece el filme es la insistencia de los científicos en no responsabilizar (y mucho menos culpar) a las personas por sus enfermedades. Sobre todo, por aquellas que se manifiestan a través de una sintomatología más atípica: no se produce dolor, inflamación o fiebre, sino que se alteran la mente y el comportamiento.

Foto: Robin Williams. (Filmin)
Foto: Robin Williams. (Filmin)

El suicidio de Robin Williams hace seis años desencadenó un torrente de especulaciones, hipótesis y medias verdades en torno a las posibles causas que explicarían por qué uno de los actores cómicos más populares de Hollywood se había quitado la vida a los 63 años. En el documental 'En la mente de Robin Williams' (2018), de Marina Zenovich, ya se informaba de que la autopsia había desvelado que el intérprete padecía una enfermedad todavía poco diagnosticada, la demencia con cuerpos de Lewy, un trastorno neurodegenerativo cuyos síntomas se confunden a menudo con los del párkinson. Ahora, un nuevo filme, 'El deseo de Robin', de Tylor Norwood, ahonda en los últimos días y las circunstancias de la muerte del protagonista de 'El club de los poetas muertos' con el objetivo además de ampliar el conocimiento sobre esta enfermedad.

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