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'Late night with the Devil': Esto no se le ocurrió a Pepe Navarro
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'Late night with the Devil': Esto no se le ocurrió a Pepe Navarro

Los hermanos Cairnes firmaron una de las películas más originales del año, ya disponible en plataformas

Foto: Una escena de 'Late Night with the Devil'.
Una escena de 'Late Night with the Devil'.

Hace mil años, cuando la televisión era buena (no en vano, la llamaban telebasura), Pepe Navarro invitó a la actriz Ruth Gabriel a Esta noche cruzamos el Misisipi. Se trataba de un late night cuya escaleta parecía seguir con enorme diligencia las páginas más sabrosas del código penal. Ruth Gabriel, por desgracia, tropezó en el plató y se cayó, y prácticamente merodeó la muerte, según nos contaba Pepe Navarro, muy compungido. Quizá se había partido la columna; quizá, el bazo. El programa estuvo toda la noche conectando con la actriz, que agonizaba en una sala aledaña. La ambulancia no venía.

Yo creo que fue lo más cerca que ha estado la televisión en España de parecerse a la política.

Ustedes pensarán, resabiados de siglo XXI y de dimisiones que no llegan, que nadie en su sano juicio debería creerse un accidente en televisión, salvo si detienen el programa y apagan las cámaras, y lo confirman los familiares. Pero recuerden que Ruth Gabriel tenía un Goya a mejor actriz revelación, y que cualquier mujer que gane un Goya a mejor actriz revelación está ya gafada, su carrera en el cine ha terminado y es bastante probable que encima se caiga por unas escaleras.

Ruth Gabriel tenía un Goya a mejor actriz revelación, y cualquier mujer que gane un Goya a mejor actriz revelación está ya gafada

Lo que sabe la tele y sabe la política, tan amigas y brujas, es que creerse o no creerse lo que muestran no significa gran cosa; lo único sustancial es tener a la gente mirándote. La mirada engrosa el rating, y el voto no es más que rating acumulado, finalista, emocionante de más y democrático por defecto.

placeholder Pepe Navarro, en 'Esta noche cruzamos el Mississippi'. (Mediaset)
Pepe Navarro, en 'Esta noche cruzamos el Mississippi'. (Mediaset)

Ahora llega a Filmin una película que nadie ha querido ver en los cines, donde ha fracasado como si fuera un programa de libros. Late night with the Devil es lo que Pepe Navarro no pudo hacer, porque no le dejamos. En los late night de los 90 vimos de todo, y Carlos Boyero sugirió que se ampliara la oferta con “suicidios en directo”. Y añadió: “El de Pepe Navarro, por ejemplo”. Lo que ni Navarro ni Boyero imaginaron es que el invitado ideal de un programa nocturno era mucho más intravenoso: Satán mismo, inmejorablemente encarnado en una niña.

'Late night with the Devil' es lo que Pepe Navarro no pudo hacer, porque no le dejamos. En los 'late night' de los 90 vimos de todo

La película se presenta como un episodio real del programa Night Owls (Búhos nocturnos), completado con imágenes de lo que sucedió en las pausas publicitarias. Se entiende que vemos el programa tal y como se emitió, más algunos minutos de metraje incidental. La idea es excelente, de cuando lo creadores hacían libros y películas buscando una fórmula nueva, una expansión de los marcos narrativos, diríamos.

Dirigen y escriben los hermanos Cairnes, Colin y Cameron. El reparto lo llenan actores igualmente desconocidos, como David Dastmalchian, que hace el papel de su vida (después de 87 películas, quizá su primer protagonista).

La trama es verdaderamente enrevesada: el show quiere subir audiencia, pues su continuidad está en peligro, así que en hora y media amontona médiums, posesiones y paranormalidad. Sin embargo, al mismo tiempo, mantiene como invitado a un hombre que se dedica a desacreditar a estos personajuchos, a los que califica de estafadores. La película, y el programa mismo, se bambolean entre el engaño evidente y la posibilidad remota de que algo de todo lo que suceda sea cierto. La televisión en directo es esencialmente una invocación demoníaca: fingir que un invitado se cae por las escaleras y esperar que quizá otro se caiga de verdad por las escaleras.

La televisión es lo peor que había pasado en el mundo hasta que llegó Internet

El filme te gana definitivamente con la entrada de la niña poseída. Hemos visto tantas niñas poseídas que sólo cabría esperar un manojo de clichés. Sin embargo, el trabajo de Ingrid Torelli es fascinante. Su modo de andar, a saltitos, sus miradas intensísimas a las cámaras, su inocencia. El gran hallazgo llega en la posesión misma, cuando sabemos que el diablo va a hablar a través de ella. Asumimos como insuperable dotar a una niña diabólica de una voz masculina y muy grave (El exorcista), pero en Late night with the Devil consiguen esquivar este tópico superponiendo dos voces, con una frecuencia singular. Es una decisión tan arriesgada como ponerse a fabricar cerveza y no embotellarla en vidrio marrón. Sale muy bien.

Late night with the devil es cine de terror y también cine de autor. Critica el embuste televisivo, pero deja abierta la posibilidad de que a veces un programa esté mostrando rincones de la sociedad que, de otra forma, nunca veríamos. La televisión es lo peor que había pasado en el mundo hasta que llegó Internet. Pero la televisión en directo era la única oportunidad de que los márgenes, por una vez, afloraran.

Hace mil años, cuando la televisión era buena (no en vano, la llamaban telebasura), Pepe Navarro invitó a la actriz Ruth Gabriel a Esta noche cruzamos el Misisipi. Se trataba de un late night cuya escaleta parecía seguir con enorme diligencia las páginas más sabrosas del código penal. Ruth Gabriel, por desgracia, tropezó en el plató y se cayó, y prácticamente merodeó la muerte, según nos contaba Pepe Navarro, muy compungido. Quizá se había partido la columna; quizá, el bazo. El programa estuvo toda la noche conectando con la actriz, que agonizaba en una sala aledaña. La ambulancia no venía.

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