'Roma' o el caos: arranca la guerra por los Premios Oscar más incierta

En cinco días acaba —por fin— la temporada de premios de Hollywood. Desde septiembre, con la cita de los Emmy como línea de partida, la principal industria del cine y la televisión lleva inmersa en un extenso autoaplauso —del público, de los sindicatos, de los críticos independientes— que culminará en la madrugada del domingo al lunes con la ceremonia de entrega de los Oscar 2019, que son los que cuentan de cara a la posteridad, y no siempre. Lo demás, precalentamiento, termómetro o relleno, según se vea.

[Todas las nominadas a los Oscar 2019]

En un año no especialmente brillante para Hollywood, las predicciones sobre los Premios de la Academia podrían resumirse en 'Roma' o el caos. Con Netflix buscando el Oscar para el film de Cuarón como forma de dar un puñetazo sobre la mesa de una industria recelosa —Steven Spielberg criticó la cinta, sin mención explícita, por su "estreno simbólico de menos de una semana en un par de cines" para "cumplir los requisitos exigidos para conseguir una nominación a los Premios de la Academia"— y los estudios gastándose más dinero que nunca en las campañas por la estatuilla —'Variety' cifra el desembolso entre 17 y 26 millones de euros por película nominada en la categoría principal—, los argumentos extracinematográficos ganan peso otro año más. Porque el mensaje importa.

La narrativa que rodea a los films, sus reivindicaciones, están cada vez más presentes. En 2009, la Academia de Hollywood amplió de cinco a un máximo de diez las nominadas a la categoría de mejor película. Un gesto aperturista que vino acompañado de la intención de dar cabida a un abanico de películas más heterogéneo; el año siguiente, 'En tierra hostil', la cinta bélica de presupuesto medio —según el estándar de la industria estadounidense— dirigida por Kathryn Bigelow se llevó la estatuilla de mejor película por delante de 'Avatar', de James Cameron, y 'Malditos bastardos', de Quentin Tarantino, entre otras.

En 2009, la Academia de Hollywood amplió de cinco a un máximo de diez las nominadas a la categoría de mejor película

En 2016, la institución añadió de una tacada 683 miembros con derecho a voto hasta los 6.687 con el objetivo de internacionalizarse y fomentar una mayor diversidad. Una mayor heterogeneidad que se ha visto traducida en la selección de las nominadas, que en algunos casos se presentan como una declaración de intenciones que trasciende el puro hecho cinematográfico: ya sea por cuestiones de crítica socio-política y compromiso identitario. A lo que se suma este año la guerra de las plataformas contra la industra tradicional, que empezó allá por marzo en Cannes y terminará este fin de semana en el Dolby Theatre de Los Ángeles.

Pocas veces las quinielas han estado tan abiertas como este año. Hay tantas predicciones, ese combustible para azuzar la conversación en las semanas previas, como medios opinando y los premios de los sindicatos no se han puesto de acuerdo para elegir la mejor película: los actores premiaron a 'Black Panther' en los SAG; los directores 'Roma' en los DGA; los productores 'Green Book' en los PGA; los editores 'La favorita' y 'Bohemian Rhapsody' en los Eddies; los guionistas 'Eight Grade' y '¿Podrás perdonarme algún día?' en los WGA, y los directores de fotografía 'Cold War' en los ASC. Aunque los académicos no suelen seguir las directrices de estos galardones previos —aunque los productores han demostrado más tino en los últimos años—, nunca había ocurrido que ambas ganadoras de los WGA, que se entregaron este lunes, no estén siquiera nominadas al Oscar a mejor película.

Es el primer año que los WGA premian dos films que ni siquiera están nominados a mejor película en los Oscar

En la primera década de los 2000 —salvo excepciones como la de 'Crash' en 2006— la tendencia fue la de reconocer producciones de medio-gran presupuesto que aunaban cierta visión autoral —'Gladiator' (2001), 'Una mente maravillosa' (2002), 'Chicago' (2003), 'El retorno del rey' (2004), 'Million Dollar Baby' (2005), 'Infiltrados' (2007), 'No es país para viejos' (2008)— con la aspiración de llegar a un público masivo. La mitad de ellas consiguieron también el Globo de Oro. Sin embargo, las ganadoras del Oscar a mejor película de los últimos tres años han sido producciones con una mayor carga de denuncia social —como 'Moonlight', 'Spotlight' o '12 años de esclavitud'— o ligeramente más de nicho, como 'La forma del agua', que comenzó su andadura con el León de Oro del Festival de Venecia. La línea divisoria entre la meca del cine y los festivales europeos de rancio abolengo se desdibuja.

Este 2019 el abanico se ha abierto tanto como la distancia que va desde 'Roma' —también León de Oro en Venecia— a Wakanda: si la película de Cuarón es un drama en español y mixteco, rodado el celuloide en blanco y negro y con actores no profesionales o poco conocidos, 'Black Panther' es una superproducción de Marvel y Disney de 176 millones de euros de presupuesto paradigma de una fórmula muy concreta del cine comercial que copa los puestos más altos de la taquilla mundial, que en 2018 aupó a la cima seis películas protagonizadas por superhéroes. Y es que la Academia parece impelida a reconocer de alguna manera el cine que mejor alimenta a la industria: aunque al final no han llevado a cabo, de momento, la propuesta, los Oscar anunciaron el año pasado una nueva categoría para premiar la película más popular.

Este 2019 el abanico se ha abierto tanto como la distancia que va desde 'Roma' a Wakanda

Entre medias, un biopic musical que ha gustado al público y no ha convencido a la crítica como 'Bohemian Rhapsody', una comedia complaciente y amable como 'Green Book', la tercera revisita de un clásico como 'Ha nacido una estrella' protagonizado por dos ídems —por mucho que Lady Gaga apele al discurso de superación—, la comedias políticas 'El vicio del poder' e 'Infiltrado en el KKKlan'—demasiado cáusticas para la Academia— y una rara avis como 'La favorita', que quizás podría dar la campanada en el último momento, gracias a su ambientación de época, un reparto de prestigio y un director autoral, Yorgos Lanthimos, en su faceta más asequible.

Si el número de nominaciones fuera seguro de algo, 'La favorita' y 'Roma' parten en cabeza compitiendo en diez categorías cada una. Y aunque el año pasado la película más nominada, 'La forma del agua', coincidió con la ganadora de la principal categoría, en 2017 'Moonlight' sorprendió en el último momento —pero último de verdad— arrebatándole la estatuilla a 'La La Land', la ganadora del Globo de Oro y la que optaba a más astatuillas, con el consiguiente derrape de los titulares de las crónicas de todo el mundo. El año anterior 'Spotlight' había hecho lo mismo con 'El renacido' y en los Oscar de 2013 'Argo' —con 7 nominaciones— ganó a 'Lincoln' —con 12— como mejor película. La regla que sí suele cumplirse en los últimos años, salvo en el caso de, precisamente, 'Argo', es la de que para ganar en la categoría reina también hay que contar con la nominación a mejor dirección. Si se sigue el patrón, quedarían descartadas 'Black Panther', 'Bohemian Rhapsody', 'Ha nacido una estrella' y 'Green Book'.

En esta 91 edición de los Premios de la Academia las predicciones tienen que ver más con la videncia que con la lógica, porque de esta última poca. Mientras no gane 'Bohemian Rhapsody', suficiente.