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El día que el Ratoncito Pérez llegó a nuestros hogares: un pequeño detalle para los peques de la casa
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PUERTAS MÁGICAS QUE ILUSIONAN

El día que el Ratoncito Pérez llegó a nuestros hogares: un pequeño detalle para los peques de la casa

Imagina qué traumático sería pensar que se nos caen los dientes. Menos mal que un pequeño roedor hace que los niños vivan con ilusión máxima este momento

Foto: El Ratoncito Pérez, un cuento creado para Alfonso XIII (Will Myers para Unsplash)
El Ratoncito Pérez, un cuento creado para Alfonso XIII (Will Myers para Unsplash)

La emoción por la llegada del Ratoncito Pérez no durará toda su infancia; ni siquiera los años en los que se produce el cambio de sus 20 dientes de leche (aproximadamente de los 5 a los 11 o 12 años). Pronto empezarán a cuestionarse cómo un roedor se mete en nuestras casas y para qué quiere las piezas dentales. Por eso, debes aprovechar estos momentos de ilusión, ver cómo dejan nerviosos sus pequeños dientes bajo la almohada y cómo se despiertan emocionados en busca de su recompensa.

La mayoría de los psicólogos coinciden en que no es malo mantener esta fantasía. Eso sí, cuando el niño tenga la edad suficiente y empiece a dudar, hay que aclararle que se trataba de un pequeño juego para que no tuviera miedo a la caída de las piezas dentales. Además, esta leyenda le ayudará a instaurar una correcta higiene dental. Empezará a ser más autónomo en el cepillado de los dientes.

Foto: Los mejores cepillos de dientes para niños en Amazon

Hay mucha oferta cultural que te ayudará a mantener viva la ilusión. Existen varios museos dedicados al ilustre ratón en España, como el de Madrid y el de Valencia. También de factoría española tienes una película de dibujos animados dedicada a sus aventuras: ''Pérez, el ratoncito de tus sueños'' (del año 2006). Y es que este ratoncito se creó en nuestro país y de allí se exportó a otros lugares. Eso sí, su inspiración viene de muy, muy lejos.

La historia del Ratoncito Pérez

En la Edad Media, existía la costumbre de dejar los dientes de leche en la calle para que se los comieran los ratones. Era un ritual de buena suerte, que traería una dentadura más fuerte y sana para el pequeño. También hay quien los quemaba o enterraba para evitar que cayeran en manos de brujas y los utilizaran para algún conjuro (no se puede negar que en fantasía ya iban bien servidos en aquella época).

El Ratoncito Pérez surgió en un cuento que encargó la reina María Cristina para Alfonso XIII

Anteriormente, los vikingos ya se hacían collares de buena suerte con los dientes de leche. De ellos surgió la “colega” del Ratoncito Pérez: el Hada de los Dientes, que “trabaja” por los países anglosajones. En España y los países hispanohablantes triunfó el cuento que el padre Coloma escribió al pequeño Alfonso XIII para felicitarle por su primer diente de leche.

A finales del siglo XIX, cuando Alfonso XIII tenía 8 años, la reina María Cristina mandó escribir un cuento al jesuita Luis Coloma. En él, aparecía un pequeño ratón de nombre Pérez que visita al Rey Buby I (el apodo cariñoso que le daba la reina a su hijo) cuando este pierde su primer diente. Se hacen amigos y recorren por las noches las calles de Madrid recogiendo los dientes de los demás niños de la ciudad.

Foto: Fuente: Wikipedia / Elaboración propia

El ratoncito vivía en la trastienda de una pastelería situada por el padre Coloma en la madrileña calle Arenal, en el número 8. Su casa era una caja de galletas de la marca Huntley (las favoritas del joven Borbón). Justo en esa ubicación, se encuentra hoy en día el Museo del Ratoncito Pérez. ¿Y cómo se mueve por toda España visitando las casas de los niños? El secreto está en sus pequeñas puertas mágicas.

Las mejores puertas para el Ratoncito Pérez

Fíjate bien cuando vayas a coger el Metro de Madrid en la parada de Banco de España. A la entrada, en la acera, podrás ver la puerta secreta que el Ayuntamiento de la capital abrió para que el Ratoncito Pérez pudiera acceder al suburbano y de allí visitar a cualquier niño que le haya dejado un diente debajo de la almohada. La leyenda urbana dice que hay unas pequeñas puertas mágicas que se comunican, haciendo más fácil el trabajo del pequeño roedor.

La tradición manda dejar algún regalo al niño a cambio de sus dientes

En teoría, los dientes deben desaparecer y ser cambiados por dinero o algún regalo. Sin embargo, hay padres que los conservan. Algunos creen que son fuente de células madre, como el cordón umbilical, pero a día de hoy no existe ninguna técnica que los aproveche y ningún método de conservación. Tíralos o guárdalos, pero no esperes que tengan fin médico.

No te pierdas nuestra selección de "puertas para el Ratoncito Pérez". Algunas incluyen además un pequeño diario donde escribir la fecha en la que se cayó el diente.

Con accesorios

Esta puerta de madera, que se abre hacia afuera, viene con 6 accesorios para que el niño prepare la llegada del Ratoncito Pérez: escalera, felpudo, llave, plato, queso, adhesivo fondo de puerta y postal de felicitación para colorear y anotar la fecha de los dientes caídos. Se entrega envuelta en un bonito packaging, según afirma el fabricante. Mide 10 centímetros de ancho por 18 de alto y Amazon te la puede entregar mañana mismo con la opción Premium (un envío rápido por si al niño ya se le está moviendo el diente).

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En vinilo

No te pierdas este divertido vinilo para las paredes o los rodapiés de tu casa. Es una hoja adhesiva en negro, de 18 x 7 centímetros. Aparece el ratoncito en la puerta de su casa tendiendo la ropa mojada. Es resistente a la humedad y se puede instalar fácilmente en cualquier superficie lisa y limpia. Original y muy barato (cuesta 2,25 euros con gastos de envío incluidos).

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Con apertura mágica

Esta puerta del Ratoncito Pérez se puede abrir de forma manual o de manera mágica: acercando el quesito que viene con ella al picaporte. También incluye una carta de agradecimiento del mágico ratón por recibir un diente limpio y una moneda dorada, para evitar que los niños anden tocando el dinero real (una opción muy interesante en época de coronavirus). No precisa montaje: se fija con adhesivo de doble cara a la pared.

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Con certificado de diente limpio

Esta puerta es de plástico muy resistente y se fija con cinta de doble cara (también se quita fácilmente). Incluye una cajita para dejar el diente, una escalera y cuatro simpáticos certificados de diente limpio. El ratoncito tendrá que rellenar la ficha y ser muy sincero sobre el estado en el que se encuentra la pieza que le han dejado. Una gran ayuda para niños remolones a la hora de lavarse la boca.

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En rosa

Si tienes la habitación decorada en tonos rosa o pastel, esta puerta encajará perfectamente. Combina rosa y gris e incluye además escalera, caja para el diente, carta de felicitación y ficha para que el ratoncito evalúe el estado del diente que se le entrega (incluye cuatro certificados). Amazon la tiene en stock por lo que la podrás recibir sin ningún problema en un solo día.

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A todo color

Se convertirá en un objeto de decoración que el niño no querrá quitar de su cuarto ni cuando sea adolescente. Esta bonita puerta de madera está disponible en cinco colores distintos. Incluye tres certificados donde apuntar el estado del diente y una cajita de cartón donde los padres pueden ir depositando las piezas envueltas cuidadosamente.

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Artesanal

Esta puerta está realizada íntegramente de manera artesanal. Se ha pintado, marcado y grabado con pirógrafo para madera. Incorpora una bolsita de tela, una escalera y un adhesivo para fijar en la pared. Está fabricada en España. Encontrarás una carta mágica que le explica al niño cómo funciona la puerta y cómo el Ratoncito se mueve a través de ella.

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Con todo detalle

La mayoría de las puertas no se pueden abrir, pero esta sí. Además, ofrece preciosos detalles cuidados con mucho mimo: como el pomo de la puerta, la llave, el felpudo o el llamador. Parece salida de una preciosa casita de muñecas. Incluye una ficha para que el peque señale cuál es el diente que se le ha caído. Así aprenderá un poquito más sobre su boca.

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Aunque el niño o la niña estén deseando que se les caigan sus dientes de leche, estos nunca deben ser arrancados por los padres. Aunque la pieza esté casi suelta, un tirón puede dañar el tejido de la encía y aumentar el riesgo de infección. Además, si se cae mucho antes de que el diente permanente esté listo, puede que la dentadura se apiñe o se separe indeseablemente.

Foto: Cómo elegir los mejores cepillos de dientes eléctricos. (Pixabay)

Lo mejor es tener paciencia. Dejar que el niño juegue y se toque el diente que se mueve con la lengua. No ocurre nada si se lo traga: son piezas muy pequeñas y es muy improbable que se atragante. Además, están hechos de sustancias naturales. El Ratoncito Pérez lo entenderá y basta con que el niño le escriba una carta explicando qué ocurrió.

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La emoción por la llegada del Ratoncito Pérez no durará toda su infancia; ni siquiera los años en los que se produce el cambio de sus 20 dientes de leche (aproximadamente de los 5 a los 11 o 12 años). Pronto empezarán a cuestionarse cómo un roedor se mete en nuestras casas y para qué quiere las piezas dentales. Por eso, debes aprovechar estos momentos de ilusión, ver cómo dejan nerviosos sus pequeños dientes bajo la almohada y cómo se despiertan emocionados en busca de su recompensa.

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