La Guardia Civil ‘encontró’ las pruebas en la basura

Los cubos de basura de Madrid han sido los grandes aliados de los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) en sus investigaciones sobre la trama de dopaje destacada el pasado martes en Madrid. Según ha podido confirmar El Confidencial en fuentes conocedoras de la investigación, fueron precisamente los restos encontrados en las bolsas con residuos que los dos principales sospechosos abandonaban en los contenedores cercanos a la clínica de la madrileña calle Zurbano de Madrid y a uno de los pisos registrados, en concreto el situado en el número 53 de la calle Alonso Cano, los que permitieron a los guardias civiles centrar las pesquisas en estos dos domicilios.

La primera de estas pistas en forma de basura la facilitó a mediados de marzo el seguimiento del doctor José Luis Merino Batres. La UCO había centrado la investigación en él y en el otro presunto cerebro de la trama, el también médico Eufemiano Fuentes, después de analizar la información que existía en prensa sobre el escándalo del dopaje del ciclista Roberto Heras -que fue desposeído del triunfo en la última Vuelta a España por dopaje- y el llamado caso Manzano -destapado por un miembro del equipo Comunidad Valenciana que denunció en prensa el uso de sustancias prohibidas y que finalmente fue cerrada-.

En uno de esos seguimientos, los agentes observaron cómo el sospechoso -que anteriormente ya se había visto implicado en casos de dopaje en otros países europeos- dejaba en un contenedor una bolsa de basura que los investigadores se apresuraron a recuperar. En su interior hallaron numerosos útiles médicos de los empleados para la realización de transfusiones que, en apariencia, hacía poco que habían sido utilizados. En días posteriores, los guardias civiles repitieron la operación en varias ocasiones, encontrando siempre idénticos desperdicios sospechosos.

Ciclistas con sus preparadores

Las vigilancias que la UCO montó a partir de ese momento en los dos pisos permitió detectar y grabar en vídeo a diversos ciclistas de élite en los alrededores de la clínica de la calle Zurbano y entrando en ella. Acompañados muchos de ellos por sus preparadores y directores deportivos, los deportistas acudían supuestamente a extraerse la sangre que luego era congelada y almacenada en pisos para su posterior transfusión cuando los donantes estaban en plena competición.

Los nombres de éstos permanecen en secreto y, según apuntan fuentes de la Guardia Civil, la Justicia española no actuará sobre ellos por no haber cometido delito. Sin embargo, el Consejo Superior de Deportes estudia remitir todas las identidades a la Unión Ciclista Internacional para que les apliquen sanciones deportivas una vez que las investigaciones constaten con el análisis de las bolsas de sangre incautadas y los listados hallados su participación en las prácticas fraudulentas. Como apuntaba a El Confidencial un conocedor de las investigaciones, “a lo mejor este año el Tour no tiene mucha participación española”.