Miedo a las 'camachadas' de Schuster

Fue el día después de la derrota en la Supercopa ante el Sevilla por 3-5. Ramón Calderón y Pedja Mijatovic se reunieron con Bernd Schuster y le pidieron explicacaciones por el mal partido del equipo justo en la primera competición oficial de la campaña. La pretemporada iba de mal en peor y la humillación ante la tropa de Kanouté no auguraba nada bueno.

El problema con el que no contaban presidente y director técnico del Madrid era la personalidad peculiar e intransferible del entrenador alemán. Comenzó expectante, a ver por dónde iban los tiros, y cuando comprobó que los argumentos eran más espumosos que fundamentados se lanzó a la yugular. Admitió que el equipo había hecho un gran esfuerzo para fichar, pero recordó la tardanza en concretar algunas adquisiciones, lo que provocó problemas en la preparación y el rodaje, y la falta de refuerzos en algunas zonas que él había pedido encarecidamente. Es más, mirando directamente a los ojos a Calderón, le matizó que él no consideraba cerrada la plantilla y que habría que mirar en diciembre el mercado de invierno. El presidente no para de decir que la plantilla es magnífica y ya está cerrada.

No fueron las palabras, sino el tono orgulloso de Schuster el que sembró cierto halo de preocupación en los rectores madridistas. Esa preocupación se ha trasladado a la totalidad de la junta. Muchos de sus componentes temen que Schuster acabe por dar un volantazo en el momento más inoportuno y que después de un calentón por cualquier cosa que no le guste decida marcharse. Camacho ya mandó al Madrid a un sitio muy lejano en dos ocasiones. Se largó y dejó tirado al equipo, tuviera razón o no, en los arranques de dos temporadas distintas. La primera con Lorenzo Sanz y la segunda con Florentino Pérez. El volcánico carácter del germano ha provocado esos temores: "A ver si vamos a vivir otra 'camachada' a la alemana", comentan en la planta noble.

Schuster parece más tranquilo como entrenador que como jugador. Pero ya ha lanzado varios misiles a la línea de flotación de la directiva. La entrevista en la televisión de su país en la que dijo que no sabía si seguirá el año próximo y que en este Madrid había demasiada gente opinando no fue casual. Tampoco lo es que cada cierto tiempo hable de la necesidad de ciertos fichajes porque sabe que la plantilla es incompleta.

Al alemán le llevaron los demonios cuando Miatovic y Portugal se disputaron el mérito del fichaje de Sneijder. Schuster sabe que si el holandés acaba fracasando esos mismos personajes dirán que fue Schuster el que le contrató y que ellos no sabían nada de ese futbolista. Schuster tiene cara de cabreo permanente incluso desde el liderato. Ojo.