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Surge un sector 'anti Schuster' en una plantilla dividida
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Surge un sector 'anti Schuster' en una plantilla dividida

Va haciendo amigos Bernd Schuster entre la plantilla madridista. La relación del alemán con la mayoría de sus futbolistas es complicada, por llamarla de alguna manera.

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Surge un sector 'anti Schuster' en una plantilla dividida

Va haciendo amigos Bernd Schuster entre la plantilla madridista. La relación del alemán con la mayoría de sus futbolistas es complicada, por llamarla de alguna manera. Su escasa simpatía ya no llama la atención. “El mister es así” se dicen en voz baja unos jugadores a los que les gustaría tener un poco más de comunicación con el entrenador, saber qué piensa de ellos, qué pensamientos cruzan por su cerebro. Pero no es ese el único problema. Ya hablamos aquí del cabreo generalizado por la presencia constante de Raúl en el equipo. Nadie iba contra el capitán, pero casi todos los 'disidentes' pedían que entrara en el proceso de rotaciones, como todo el mundo.

Pero la actitud de Schuster con Robinho ha colmado la paciencia de un sector de la plantilla. Justo una semana después de que el presidente Ramón Calderón les tratara como colegiales y les hiciera la entrega pública del código interno, va el míster y se carga todos los conceptos de ese libro. Schuster llegó a pedir que no se multara al delantero por su retraso en volver desde Brasil y, sobre todo, por su presencia hasta altas horas de la madrugada en una discoteca de Río de Janeiro. El alemán aseguró que era mejor tener mano izquierda con Robinho, que había que acariciarle antes que golpearle. No evitó la apertura de expediente y la multa que le impondrá la directiva. Pero los compañeros del juerguista y desinhibido Robinho tomaron nota. Al entrenador no le importa nada la indisciplina. Es más, defiende a los infractores. Algunos jugadores ya han pensado en la opción de probar su suerte con una fiesta y ver qué dice Bernardo al día siguiente. Por cierto, Baptista no estuvo en la fiesta de Río. Peor para él, no le habría pasado nada. Sólo le multarán como a Robinho, por la pérdida del avión de vuelta.

De paso, se agrietan las relaciones con los menos habituales con los que ni siquiera son carne de rotaciones. Soldado ya se busca equipo para diciembre, al igual que Baptista, que no aparece ni con una plaga de lesiones como la que ahora sufre el Madrid. Y ojo a Saviola, que vio cómo ante el Olympiacos saltaba Balboa y le pasaba en el escalafón. El pibito empieza a preguntarse qué demonios hace junto a La Castellana.

Va haciendo amigos Bernd Schuster entre la plantilla madridista. La relación del alemán con la mayoría de sus futbolistas es complicada, por llamarla de alguna manera. Su escasa simpatía ya no llama la atención. “El mister es así” se dicen en voz baja unos jugadores a los que les gustaría tener un poco más de comunicación con el entrenador, saber qué piensa de ellos, qué pensamientos cruzan por su cerebro. Pero no es ese el único problema. Ya hablamos aquí del cabreo generalizado por la presencia constante de Raúl en el equipo. Nadie iba contra el capitán, pero casi todos los 'disidentes' pedían que entrara en el proceso de rotaciones, como todo el mundo.

Bernd Schuster