Es noticia
Ronal-piño
  1. Deportes

Ronal-piño

Así motejó mi amigo Pérez Sala al astro brasileño en sus transmisiones radiofónicas (también usaba lo de "el hijo secreto de María Jiménez"). Y cierto es

Foto: Ronal-piño
Ronal-piño

Así motejó mi amigo Pérez Sala al astro brasileño en sus transmisiones radiofónicas (también usaba lo de "el hijo secreto de María Jiménez"). Y cierto es que le va al pelo el nombre tuneado por cómo le vemos y cómo le percibimos en las últimas fechas. Ya decía yo que la maldición de las natillas tarde o temprano tenía que asomar por algún sitio, y ahí la tenemos, minando la moral de un crack y acabando poco a poco con esa sonrisa tan indisimulable.

Vaya por delante que creo que Ronaldinho todavía vale para esto, sé que es muy común mandar a galeras a aquel que renquea pero, en este caso, creo que es un problema de desidia y de desencanto, pero que el fútbol de este sambero bailón sigue… aunque no en su epidermis. ¿Podemos concretar exactamente donde está el problema? No. No te hagas ilusiones amigo lector que ese diagnóstico no soy capaz de dártelo. Pero podemos ir descartando cosas. Lo del contrato, por ejemplo, tendría que ser una chinita menor, su hermano y representante se ha cansado de repetir estos días que tiene uno en vigor hasta el 2010 y que no hay mucha prisa por cambiar los 2 últimos números. Es verdad que el Barça le prometió una revisión pero, Roberto de Asís, asegura que están tranquilos (que es una forma muy habitual en fútbol de decir lo contrario de lo que realmente se piensa).

Segunda posible causa: los celos. El ego es algo que todos tenemos, unos más gordo y otros más delgado. Pero en este caso tampoco es determinante puesto que si hablamos de 'ojitosderechos' Ronaldinho saca al menos un cuerpo de ventaja a Samuel, otro titán en ese vestuario que a fuerza de decir que se lleva bien con el carioca… camufla mal el sentido contrario: Etoo no traga a Ronie y eso lo sabe hasta el que vende los cupones en la esquina norte del Camp Nou. Así que seguimos. No es el contrato, no es el ego o la sensación de no sentirse querido… ¿qué nos falta? ¡La realización! Se suele argüir en otros gremios que para ser feliz trabajando hace falta realizarse. Darle al curro un toque creativo que nos sirva al mismo tiempo para ganar unas perras y para sentirnos útiles social, familiar y personalmente. ¿Será este el quid? ¿Habrá perdido la ilusión y la vocación culé nuestro protagonista? Eso sólo lo sabe él, por mucho que divaguemos el resto desde la barrera.

De todas formas, aunque pudiéremos estar haciendo la lista más y más larga como hace con los síntomas de sus pacientes el Doctor House, ya va siendo hora de que pongamos en negro sobre blanco (virtual) lo que muchos piensan sobre el colectivo brasileño en Europa. Jugadores que se saben buenos, determinantes en sus equipos, y a los que es muy difícil meter en cintura o aminorar su gusto por hacer lo que les viene en gana. Salvo Mauro Silva que era un ejemplo en todo, nos sale una buena ristra de forofos carnavaleros que siempre tenían algún retraso en la vuelta o alguna lesión que 'sólo' podían curar en Sao Paulo o en Río. "Los genios son así y así hay que aceptarlos", muy bien, lo aceptamos, pero digamos también que son los que disfrutan del lado más ancho de la manga de los clubes. Digamos también que muchos nos toman el pelo y que además, cada 15 minutos, la pléyade de representantes quieren mejoras y ampliaciones de contrato.

Así motejó mi amigo Pérez Sala al astro brasileño en sus transmisiones radiofónicas (también usaba lo de "el hijo secreto de María Jiménez"). Y cierto es que le va al pelo el nombre tuneado por cómo le vemos y cómo le percibimos en las últimas fechas. Ya decía yo que la maldición de las natillas tarde o temprano tenía que asomar por algún sitio, y ahí la tenemos, minando la moral de un crack y acabando poco a poco con esa sonrisa tan indisimulable.

Ronaldinho