El Levante, el camarote de los Hermanos Marx

Pasó noviembre, que era la fecha tope, y nada. Ni un euro. Llegó diciembre, una nueva oportunidad para cobrar, y cero. A los jugadores del Levante no paran de devolverles pagarés en los bancos y siguen sin poder cobrar. El último que presentaron a mediados de este mes ha vuelto a sus bolsillos tal y como llegó, pese a la promesa de los dirigentes del club granota de que esta vez sí lo cobrarían. Así las cosas, los movimientos en la plantilla ya han comenzado. Algunos han recurrido al abogado que tantos casos de futbolistas ha llevado, sobre todo por denuncias por impago, Fernando Pérez Espinosa.

El Levante ya sabe que en el mercado de invierno no podrá fichar a nadie por culpa de las denuncias que ya tiene en la AFE, como adelantó El Confidencial el pasado 6 de noviembre (ver noticia). Y varios de sus jugadores ya están negociando con el club una salida en enero. Alguno de los que no han jugado cinco partidos ya han hablado con el presidente para marcharse bien cedidos, siempre y cuando el club de destino se haga cargo de la ficha, o bien traspasados.

Pero si en lo económico las penurias se agrandan, en lo deportivo el equipo se ha convertido, con Di Biasi al mando, en 'el camarote de los hermanos Marx'. El técnico italiano, que ya se ha pronunciado sobre el futuro del Levante: “Este equipo no lo salvan ni Mourinho ni Benítez”, ha declarado un entrenador que meses después de sustituir a Abel Resino en el cargo sigue sin enterarse. Cuentan, que en la charla previa al partido contra el Espanyol algún jugador le tuvo que interrumpir y corregirle un par de detalles, el más relevante pasaba porque el entrenador transalpino no sabía quien era Tamudo. En esa charla Di Biasi también apuntaba a sus jugadores que los laterales del Espanyol no subían, que se quedaban atrás. Uno de los veteranos intervino: “Mister, Zabaleta jugaba antes de interior derecha y sube tantas veces como Dani Alves”. “Ah, bueno, entonces hay que estar atentos”, respondió el italiano, mientras los que le escuchaban o se aguantaban la risa o no daban crédito a lo que estaban presenciando. Muchos se preguntan para qué sirven los cuatro ayudantes que el italiano se ha llevado a Valencia.

A todo esto, Pedro Villarroel, dueño del Levante, sigue manteniendo reuniones para ver a quién le coloca el club. Quiere venderlo, pero ningún comprador se atreve a dar el paso final y abonar los cerca de 40 millones de euros que pide Villarroel por desprenderse de su club. El principal motivo para que nadie se decida a comprarlo es que no se facilita la deuda que tiene el club. Otro motivo pasa por las comisiones y plusvalías que generaría una operación que sigue siendo atractiva por la posible operación inmobiliaria que, supuestamente, hay en marcha con la posible recalificación del estadio Ciudad de Valencia.