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Sombras y luces
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Sombras y luces

Aunque solemos tener la memoria corta, creo que esta vez sí que el 2007 ha sido un año particular para el deporte español. No me salen

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Sombras y luces

Aunque solemos tener la memoria corta, creo que esta vez sí que el 2007 ha sido un año particular para el deporte español. No me salen las cuentas tan optimistas como al señor Lissavetzky (para mí el mejor Secretario de Estado para el Deporte) pero las disciplinas y su estado de forma sí parecen repuntar en esa especie de impulso que concluye con la cita olímpica de Pekín en el verano del naciente 2008.

No pretendo hacer una escalera de acontecimientos, ni siquiera poner un orden pidamiral en aquello que considero más importante. Me limitaré desde una modestia sincera a ponerle lupa a eso que parió el 2007… para la historia. Habrá nombres propios que se queden en el pensamiento y citas que sólo pervivirán en las cabezas de los que las protagonizaron. Lo mejor es que el deporte en España cada vez tiene más hueco, más relevancia, más responsabilidad y eso, es cosa de los que se ponen delante de la cámara y el micro, y de los que de manera anónima hacen de su práctica un hábito continuo de salud y reto.

Creo que el 2007 quedará en nuestra retina por la imagen de un chaval de Sevilla al que una cardiopatía se le escondió en lo más hondo. Con Puerta yaciendo en el Pizjuán nos dimos cuenta de que el fútbol de élite tiene sus sombras y que hay que intentar eliminarlas como sea. Con más controles, con más estudios, con más esfuerzos. Cada vez que miremos a su hijo a los ojos, le deberemos una explicación firme que nazca de la solidaridad majestuosa de aquellos días.

Eso es lo que el fútbol nos dejó de nuevo, porque ver al Madrid otra vez arriba no sorprende a nadie, ni a Calderón, que pese a ejercer la oposición desde la presidencia, sigue cosechando triunfos y ligas que desgraciadamente no sabe disfrutar. Y eso es lo que queremos, disfrutar, por eso al 2008 le hemos de pedir de manera solemne más fuerza y energía para aniquilar los brotes de violencia en nuestras canchas. Sigo proclamando que no hace falta ni un muerto más para un esfuerzo redoblado. El año que se va nos ha dejado a Messi, a Bojan, a Torres haciendo las Inglaterras… ¡y a Luis Aragonés con esa cabezonería tan inexplicable que espero se lleven los Reyes Magos de regreso a Oriente por el bien de nuestra Selección!

Pero además de darle con el pié al balón, le hemos dado muchas alegrías a los españoles que consumen radio, prensa y tele deportiva. Hemos visto con nuestros ojitos como Nadal sigue siendo un joven melenudo que tarde o temprano reinará en el 'Planeta Tenis'. Es Rey de París pero, como Napoleón, no se conforma con Francia. El que sí ha de hacerlo es Alonso, dejando ya atrás su annus horribilis en McLaren, el astuariano tendrá que darle a F5 y empezar a refrescar su pilotar, su liderar y su destreza como bicampeón en el corazón de todos los españoles. Gracias al tito Briatore otra vez, nos caerá mejor el rombo de Renault y el champagne de las campiñas galas.

Aunque solemos tener la memoria corta, creo que esta vez sí que el 2007 ha sido un año particular para el deporte español. No me salen las cuentas tan optimistas como al señor Lissavetzky (para mí el mejor Secretario de Estado para el Deporte) pero las disciplinas y su estado de forma sí parecen repuntar en esa especie de impulso que concluye con la cita olímpica de Pekín en el verano del naciente 2008.