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Todavía me acuerdo de cómo Raúl Tamudo rememora aquella tarde escocesa cuando le dijeron que no valía para esto y de cómo llamaba a casa para

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Todavía me acuerdo de cómo Raúl Tamudo rememora aquella tarde escocesa cuando le dijeron que no valía para esto y de cómo llamaba a casa para darle la 'mala' noticia a su madre. Jamás un NO fue más celebrado, jamás un rechazo fue mejor acogido.

Y es que Tamudo es el digno representante de ese gremio de peloteros que siempre han estado, en los momentos duros cuando el público no tiene manos y sí mucha fuerza en la boca para silbar, y en los lances que huelen a historia como por los que atraviesa ahora el RCD Espanyol. Escoltado por gente con talento que domina su cuadro de virtudes y que comparte con él ese objetivo de conquista, cueste lo que cueste. Abnegado, comprometido y valiente. Tres cualidades difíciles de juntar en un treintañero que se reivindica como goleador y como líder.

Raúl ha sabido hacer de la paciencia un modus vivendi, pasando por las lesiones y por esos periodos de hastío donde se mascaba su declive como un ser reposado que se daba otra vida extra como los videojuegos, escondido tras unas gafas ostentosas por su indisimulada miopía. Siempre fue señalado por el dedo de los escogidos, no hay entrenador que lo sentara en el banquillo y que dijera, en público y en privado, que sus deseos pericos pasaban por tener a once como él sobre el tapete verde. Su forma de vivir la profesión siempre pasó por la prioridad sincera del colectivo: el sábado estaba arriba en la tabla de pichichis y no se le caía la palabra "equipo" de los labios. Y no era pose, creedme. Segundo máximo goleador en activo, empatado con Morientes y detrás de su incombustible tocayo González Blanco.

A sus dotes futboleras se le suman las de carácter personal, porque bajo sus pelos enfadados hay una cabeza de ideas nítidas que acompañan la clase de sus piernas. En recientes fechas fue requerido por la plataforma que aboga por las selecciones catalanas, habló, largo y tendido, y mostró su disposición a formar parte de las reivindicaciones siempre y cuando no hubiera confrontación con la selección nacional española… pero eso lo obviaron, prefirieron atizar la polémica, aunque no tardó el 7 españolista en matizar, en desandar, y en volver a tomar las riendas de sus propias expresiones. ¡Pero si puede ser nuestro salvador en tierras austríacas, por favor!

Es bueno eso de que la estrella de fútbol tenga brillo en todas las facetas, y si encima se le añade una modestia natural a la hora de hacer las cosas sencillas, mejor, mayor sombra alargada tendrá su fama. Lo digo por cómo hablan de Tamudo los más jóvenes del vestuario, por cómo supo estar en su sitio de representación con las incontables crisis de banquillo y entrenador, por como ha sabido granjearse la confianza del público, del que va a pasar frío a Montjuïc y del que sólo es blanquiazul de boquilla sin pegarse el paseo hasta la montaña mágica. Sirvan estas palabras de reprimenda para estos últimos, es factible que el Espanyol haga algo grande en este 2008 recién bautizado pero no es de recibo la gelidez con que, a veces, se ve abocado a jugar en su propia casa. Queda menos para el paraíso de Cornellá, falta menos para estrenar un hogar más acogedor donde se esperan más altas temperaturas, pero hasta entonces… ¿se puede saber qué hacen los seguidores aovillados en el salón de sus casas tal y como está de dulce el equipo?

Menos mal que tipos como éste saben darle a todo el ritmo perfecto. Ahora sólo falta que la historia le devuelva lo que él ha invertido y que el balón estrellado que agitan los niños en la previa de un partido de 'Champions' le roce la piel el año que viene en martes y en miércoles. Y luego a entrenar. Con traje y corbata. Y luego a seguir demostrando que los de casa… saben de qué va esto y como aprovecharlo al máximo. La Denominación de Origen… siempre cuenta, querido Sancho…

Todavía me acuerdo de cómo Raúl Tamudo rememora aquella tarde escocesa cuando le dijeron que no valía para esto y de cómo llamaba a casa para darle la 'mala' noticia a su madre. Jamás un NO fue más celebrado, jamás un rechazo fue mejor acogido.