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Fútbol pigmeo
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Fútbol pigmeo

Las modas en el deporte rey son más duraderas, lo tengo comprobado, y la del centímetro con clase tiene pinta de durar por la calidad de

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Las modas en el deporte rey son más duraderas, lo tengo comprobado, y la del centímetro con clase tiene pinta de durar por la calidad de los que la sustentan: los bajitos se han apoderado de la Liga y además prometen un reinado extenso. Creímos que el 'síndrome Landa' se superó con los Arturos Fernández y los Josés Coronados, pero no, en el balompié, no, Messi, Bojan, Iniesta, Cesc, Agüero, Nihat y alguno más han conseguido formar una Junta Directiva Clandestina que cierra filas férreamente.

Y reconozco que me hace ilusión, reconozco que ver siempre a un colectivo apuntado por el dedo de la risa poniendo la música en la fiesta, yo que no pertenezco a los de las bermudas cortas, me motiva a creer en que la evolución del hombre y su genética es interpretable. Como todo. Pero mi voto a la dictadura de los pequeños no es por pena, ni por decisión aleatoria. Forma parte de la solemne reivindicación del fútbol real, el auténtico. Porque no hay dos caras, ni dos versiones como en el cine porno americano. Hemos crecido en un hábitat que ha intentado pintar un mundo irreal: el fútbol de lo físico, de lo táctico, del poder del sistema y del equilibrio, no es fútbol. Es otra cosa. El de la papilla, el de la creatinina, el del atleta que corre sin saber como pegar al Nike adosado a sus pies.

¿Soy extremista? Pues yo me veo pelín tibio, al menos he considerado que durante mucho tiempo les han dado acreditaciones para vivir desde dentro la actividad de la cancha. ¡Es que me entran escalofrescos cuando me dicen que hay jugadores que se necesitan, que son buenos para los equipos! Los que aletean sus brazos, los que pegan bocados al buen gusto, los que bufan, los que afilan los tacos y arquean las cejas. ¿De verdad? ¿En serio? ¿Ese es el sentido de la ecuanimidad, el que los picapedreros rebañen piernas para darle a los auténticos el balón? Pues yo dimito de esa realidad, de la realidad de los tochos, de los talludos que golpean con las meninges las costuras del balón. No sé si a estas tesis hay que llamarlas “puristas”, creo que no, pero si a la denominación se le echa esa concepción única, me apunto.

Encima, si vemos que en el campeonato el dominio del 1’65 o del 1’70 es grande, poderoso, cuando nos vestimos con los colores de la Selección es total. Su impronta, su dominio, sus ganas de hacer de la circulación un arte suelen acabar depositando la pelota en la portería contraria. Con esa facilidad que no se puede describir. Pero ¿cómo es posible que Luís tenga dudas? ¿Cómo es posible que todavía se afirme que en todos los partidos no vale jugar de esta guisa? ¿Pero en serio se puede seguir diciendo de manera impune que hay otro estilo? ¿Cuál? ¿El del patadón? ¿El patadón al buen gusto? Defenderé hasta que el Seleccionador mude de traje que la mejor manera de arrebatar la iniciativa de construcción a un rival… es no cediéndola nunca. Prefiero multiplicar en mi equipo a los jugadores que nunca pierden la posesión a tener que plagarlo de recuperadores incansables.

Y no quiero que haya menosprecio, de corazón, no pretendo superponer ideas… porque no creo que haya 2. Esta temporada hemos podido ver como el talento de la cabeza es más fácil traspasarlo a las botas si la distancia es pequeña. No sé si la ciencia involuciona y si el cuerpo humano se encoge por el cambio climático (el de Al Gore creo que no, ni el de su empresa de compensación por los vertidos de dióxidos), pero los pequeños gobiernan y no tienen rivales en las urnas. Benditas mayorías absolutas. Benditos comicios decididos.

Las modas en el deporte rey son más duraderas, lo tengo comprobado, y la del centímetro con clase tiene pinta de durar por la calidad de los que la sustentan: los bajitos se han apoderado de la Liga y además prometen un reinado extenso. Creímos que el 'síndrome Landa' se superó con los Arturos Fernández y los Josés Coronados, pero no, en el balompié, no, Messi, Bojan, Iniesta, Cesc, Agüero, Nihat y alguno más han conseguido formar una Junta Directiva Clandestina que cierra filas férreamente.