El día que Cristiano Ronaldo fue madridista

Pedja Mijatovic admite que es una utopía fichar a Cristiano Ronaldo. Los medios afines, siguiendo la senda que les marca el presidente, Ramón Calderón, insisten en que el fichaje es cosa hecha y hasta hablan con la madre del jugador para presionar y romper la paciencia de sir Alex Ferguson. Y todo en una época de vacas gordas, con el equipo disparado como un cohete hacia el título y sin urgencias para vender burras y titulares a una afición que de momento está tranquila y sólo pide más victorias. Da miedo pensar en la catarata de rumores que aparecerían si el Madrid estuviera en el quinto puesto. No se libraría de rumores ni la hija de Maradona.

Y el caso es que el ansiado Cristiano Ronaldo podría haber sido futbolista del Real Madrid desde hace año y medio. Concretamente, desde que en junio de 2006, los enviados de Juan Miguel Villar Mir firmaron un documento privado con los agentes del jugador por el que éste se comprometía a firmar por el club blanco siempre que posteriormente se llegara a un acuerdo económico con el Manchester. Conviene recordar que en aquella época, en pleno Mundial de Alemania, Cristiano ya era una estrella, pero no había alcanzado el nivel estratosférico de la actual campaña, en la que acumula 27 goles y se ha convertido en un icono mundial.

Estaba todo plasmado en el documento. Un contrato de cinco temporadas a razón de cinco millones de euros netos para el futbolista y el habitual reparto del 50 por ciento en beneficios publicitarios derivados de la imagen del futbolista. Cristiano estaba encantado y hasta comentó después del partido de cuartos de final contra Inglaterra que su destino sería el Santiago Bernabéu. Por cierto, ese día se había peleado con Rooney y parecía que su retorno a Inglaterra sería un infierno.

El destino no siguió ese rumbo. Villar Mir, que también había atado a Wenger como entrenador, perdió las elecciones y llegó Calderón con sus promesas incumplidas, pero capaz de presentar un buen balance deportivo que está a punto de conducirle a la segunda Liga consecutiva. Cristiano era en aquel mes de junio casi más blanco que Raúl. Hoy está lejos, aunque seguirá copando portadas. Venga o no venga. En un armario de un despacho de Madrid se guarda como oro en paño ese papel, esas cinco temporadas apalabradas con el mejor jugador del mundo en la actualidad.