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En el Real Madrid están hartos de Diarra
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En el Real Madrid están hartos de Diarra

Bernd Schuster tiene bula de momento porque los resultados, Almería al margen, le avalan. Su Madrid va como un tiro y todas las discusiones de estilo

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En el Real Madrid están hartos de Diarra

Bernd Schuster tiene bula de momento porque los resultados, Almería al margen, le avalan. Su Madrid va como un tiro y todas las discusiones de estilo y elección de jugadores, le permiten pasar por encima de críticas. Pero esta boyante realidad no quita para que algunos directivos muestren en privado su sorpresa por su insistencia en contar con un jugador al que odia deportivamente un sector cada vez más amplio del madridismo. Diarra tiene pocos defensores, nadie se explica ahora cómo fue posible abonar 26 millones de euros por su fichaje al Olympique de Lyón y, lo que es peor, se culpa al alemán de haber impedido que cristalizara una oferta del Inter de Milán por valor de 15 millones de euros. Así lo habrían perdido de vista y se habría recuperado parte de la inversión. No todo, pero sí al menos una cifra aceptable.

Hubo conversaciones con el club italiano en los meses de noviembre y diciembre. Y los emisarios de Moratti siempre recibieron la misma respuesta. Diarra es transferible, no se le quiere en el Madrid y la operación es más que factible. El alemán, una vez consultado, dejó claro que si se marchaba Diarra haría falta fichar a un jugador de sus características, un centrocampista recuperador, aunque a estas alturas de la jugada son pocos los que han sabido descubrir qué es lo que recupera Diarra, un tipo que parece más perdido cerca del balón que un astronauta en medio del Atlántico. Nadie le supo presentar al entrenador un recambio y desde entonces, Schuster no sólo exige la permanencia de Diarra, sino que le pone de titular incluso aunque llegue sin dormir de la Copa de África, tal y como ocurrió en Almería.

En la planta noble de las oficinas de Concha Espina apuestan por Gago para esa posición y alucinan con el hecho de que el centrocampista de Mali sea uno de los más utilizados de la plantilla. Pero Diarra tiene bula mientras los resultados acompañen y oculten la realidad de su fútbol. Entretanto, su agente, Frederic Guerra, espera que llegue mayo para analizar nuevas ofertas. A él le viene bien que se mueva el mercado, pero si sigue jugando a este nivel, nadie pagará 15 millones por el mediocentro. Ni 10.

Bernd Schuster tiene bula de momento porque los resultados, Almería al margen, le avalan. Su Madrid va como un tiro y todas las discusiones de estilo y elección de jugadores, le permiten pasar por encima de críticas. Pero esta boyante realidad no quita para que algunos directivos muestren en privado su sorpresa por su insistencia en contar con un jugador al que odia deportivamente un sector cada vez más amplio del madridismo. Diarra tiene pocos defensores, nadie se explica ahora cómo fue posible abonar 26 millones de euros por su fichaje al Olympique de Lyón y, lo que es peor, se culpa al alemán de haber impedido que cristalizara una oferta del Inter de Milán por valor de 15 millones de euros. Así lo habrían perdido de vista y se habría recuperado parte de la inversión. No todo, pero sí al menos una cifra aceptable.