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El aficionado y la izquierda abertzale, cara y cruz del regreso de la Vuelta a Euskadi
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VUELVE AL PAÍS VASCO 33 AÑOS DESPUÉS CON LA OPOSICIÓN DE ALGUNAS FUERZAS POLÍTICAS

El aficionado y la izquierda abertzale, cara y cruz del regreso de la Vuelta a Euskadi

Lo que para unos es el regreso de una fiesta, para otros es un intento de "negar las señas de identidad vascas". Es la visión enfrentada

Foto: El aficionado y la izquierda abertzale, cara y cruz del regreso de la Vuelta a Euskadi
El aficionado y la izquierda abertzale, cara y cruz del regreso de la Vuelta a Euskadi

Lo que para unos es el regreso de una fiesta, para otros es un intento de "negar las señas de identidad vascas". Es la visión enfrentada del aficionado y la de algunas fuerzas políticas que se quejan de la politización que, según ellas, se está haciendo de la Vuelta a España. Han pasado 33 años desde que el pelotón pasara por Euskadi por última vez. Fue en 1978, cuando hubo que suspender la etapa por los actos violentos y los constantes obstáculos a los corredores tras años en los que las amenazas terroristas se colaban en la ronda a su paso por allí. La Vuelta reaparece hoy en el País Vasco después de que en agosto del pasado año Unipublic, la empresa organizadora, así lo acordara con el Gobierno Vasco.

La afición por este deporte en tierras vascas es de sobra conocida. Los amantes de la bicicleta llevan demasiados años sin ver en su comunidad la carrera más importante a nivel nacional y a buen seguro saldrán a la carretera a alentar a sus ídolos atraídos por su devoción por el ciclismo. Las banderas y las reivindicaciones, tan comunes durante los años en los que Euskadi formaba parte del trazado, entran dentro de lo previsto. Pero lo cierto es que cuando se trata de euforia deportiva el sentimiento colectivo suele dejar en un segundo plano los colores y las tendencias políticas. El ejemplo más claro fue el Mundial conquistado por la selección de fútbol. En ese momento la afición a un deporte, en este caso el fútbol, eclipsó todo lo demás.

Sin embargo, otras voces que nada tienen que ver con el deporte y que responden a un rechazo político han gritado contra el paso de la vuelta por el País Vasco. Bildu y Aralar lo rechazan frontalmente, pero aunque aseguran que no boicotearán la carrera, no se han comedido a la hora de valorar lo que para ellos es "un paso más en la política de imposición de símbolos del PSE", en palabras de la titular de Cultura, Juventud y Deportes de la Diputación de Guipúzcoa (Bildu). La misma diputada se queja de la utilización de la Vuelta y en la supuesta intención de "asimilar a Euskal Herría al resto del Estado". Aunque no está muy claro quién es quien está utilizando la Vuelta como arma política, si los unos o los otros.

La ronda española "no es bienvenida"

Las críticas vertidas desde la izquierda abertzale no son nuevas. Desde el mismo momento en que se dio a conocer el regreso de la ronda más importante del país a Euskadi, los grupos independentistas lo utilizaron para defender sus objetivos políticos. Durante su campaña, el pasado mes de julio instaron a la sociedad vasca a convertir las etapas en una "defensa de la nación vasca". En un comunicado, secundado y hecho público por los ex ciclistas Unai Etxeberría y Josune Artolazabal, expresaron su postura: la Vuelta "no es bienvenida".

En dicho comunicado denunciaron que este cambio no responde a criterios deportivos y que lo que se pretende es "reivindicar que Euskal Herría es una parte de España", porque "mientras han dejado perecer a varias pruebas ciclistas vascas mediante el recorte o denegación de subvenciones, no han dudado en aportar miles de euros para que la Vuelta transite por nuestras carreteras".

Con oposición o no, la etapa de hoy terminará en Bilbao y la de mañana en Vitoria. La Vuelta recupera la emoción de la doble ascensión al Alto El Vivero e intentará olvidar los negros episodios violentos de años anteriores y las huellas de ETA. En la memoria quedan la bomba durante la etapa entre Vitoria y Pamplona en 1968, el intento de atentado en 1987 y los dos artefactos que explotaron en 1990 en la etapa entre Logroño y Pamplona.

Lo que para unos es el regreso de una fiesta, para otros es un intento de "negar las señas de identidad vascas". Es la visión enfrentada del aficionado y la de algunas fuerzas políticas que se quejan de la politización que, según ellas, se está haciendo de la Vuelta a España. Han pasado 33 años desde que el pelotón pasara por Euskadi por última vez. Fue en 1978, cuando hubo que suspender la etapa por los actos violentos y los constantes obstáculos a los corredores tras años en los que las amenazas terroristas se colaban en la ronda a su paso por allí. La Vuelta reaparece hoy en el País Vasco después de que en agosto del pasado año Unipublic, la empresa organizadora, así lo acordara con el Gobierno Vasco.