Laporta y otros siete ex directivos del Barça deben pagar 2,5 millones antes del viernes

"Estamos sufriendo" confesó ayer Joan Laporta en los micrófonos de Catalunya Radio como excusa para no conceder la entrevista que tenía pactada de antemano. La angustia es suya y de otros siete exdirectivos del Barcelona, que antes del próximo viernes verán cómo se ejecutan 23,2 millones de euros en avales tras una demanda del socio Vincenç Pla contra la Junta de Laporta por no avalar parte de las pérdidas de 164 millones generadas en 2003. Laporta y su equipo llegaron al club una semana antes del cierre del ejercicio, pero la Audiencia de Barcelona consideró que parte de esas pérdidas pertenecen a su gestión por la toma de decisiones sobre la reestructuración de la plantilla. En un principio la cifra era de 60 millones de euros, quedando al final en los 23,2 millones de euros antes reseñada.

Alfons Godall, Joan Boina, Rafael Yuste, Albert Perrín, Jaume Ferrer, Josep Cubells y Alfons Castro son los directivos implicados junto a Laporta. Cada uno de ellos verá cómo se ejecuta el aval de 2,5 millones de euros. Quizás el socio en cuestión, el que presentó la demanda no sea un personaje relevante o con gran importancia dentro del barcelonismo. El problema llega porque tanto el que fuera presidente como sus directivos consideran que Sandro Rosell está tras todos estos movimientos. El desencuentro arranca en 2006, con el hoy máximo mandatario fuera de la directiva.

En ese momento, un socio forzó a adelantar las elecciones al creer que las dos semanas que van del 15 de junio al 30 se consideran como un año más. La moción ganó y los comicios tuvieron que adelantarse. Además, solicitó los avales anteriormente citados y que serán ejecutados antes del próximo viernes, una vez que el caso volvió al juzgado tras su paso por el Supremo.

Laporta reconoce no disponer del dinero

Laporta utilizó su perfil de Facebook para dar su versión de los hechos y para poner en antecedentes de esta batalla que puede terminar con el binestar de algunos de los directivos, que reconocen en círculos privados no tener ese dinero. El propio expresidente reconoce que no tiene capital suficiente, por lo que sus bienes serán embargados. "Se han propuesto destrozar nuestra imagen con odio, envidia y resentimiento. Están atentando contra mi honestidad y la de mis compañeros con los riesgos y problemas personales, familiares y profesionales que comportan. No merecemos este ensañamiento", comenta un Laporta hundido y que todavía espera una retirada de la demanda, gesto que correspondería a Rosell.

Al margen de esta causa, Rosell demandó a la anterior directiva por las pérdidas de 41 millones de euros de su último curso, contando con el amparo de la Asamblea 'a la que engañaron'. Mientras, el ex presidente se muestra sorprendido ante el silencio que rodea las investigaciones abiertas en Brasil por negocios en los que participa el actual máximo mandatario. Los últimos movimientos de Laporta apuntan a que la compañía de seguros Zürich cubra el aval por la póliza de responsabilidad civil que tenían suscrita.

El idílico escenario que tenía ante sí Rosell sufrió un brusco cambio a raíz de la defensa hecha por Guardiola sobre la persona que le dio la oportunidad de convertirse en entrenador del primer equipo azulgrana. Circunstancia ésta que ha ido en aumento tras trascender la cena en la que ambos coincidieron, aunque hay que decir que fue un homenaje a Ferrán Adriá organizado por Fermi Puig y que contó con la presencia de otras dieciocho personas. Eso sí, entre ellas también se encontraba Johan Cruyff, enemigo íntimo de Rosell.