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Marco Simoncelli, el íntimo amigo de Valentino Rossi que arriesgaba en cada curva
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EL PILOTO DE DUCATI PRESENCIÓ EN PRIMERA FILA EL ACCIDENTE QUE LE COSTÓ LA VIDA A 'SIC'

Marco Simoncelli, el íntimo amigo de Valentino Rossi que arriesgaba en cada curva

Era un loco de la velocidad, un díscolo en ocasiones, iba siempre al límite, rozando la línea del fuera de control pero... no se merecía este

Foto: Marco Simoncelli, el íntimo amigo de Valentino Rossi que arriesgaba en cada curva
Marco Simoncelli, el íntimo amigo de Valentino Rossi que arriesgaba en cada curva

Era un loco de la velocidad, un díscolo en ocasiones, iba siempre al límite, rozando la línea del fuera de control pero... no se merecía este final. Era un piloto amado y odiado a partes iguales. Marco Simoncelli no dejaba indiferente a nadie en el paddock de la caravana del motociclismo. Dentro de la pista se movía guiado por sus instintos, fuera de ella su seña de identidad era la alegría que desprendía. Debe ser cosa del gen italiano porque en esa faceta recordaba a su íntimo amigo Valentino Rossi, el mismo que le pasó por encima con su Ducati y, mientras luchaba por mantener el equilibrio, se giró y vio a Marco tendido en el suelo. Se llevó las manos a la cabeza y tres curvas después se bajó de la Desmosedici. Ansiaba saber cómo estaba su digno sucesor y no quería escuchar la peor de las noticias. Valentino, desconsolado, lloró en su box la pérdida de algo más que un amigo.

Hace 24 años, Simoncelli vino al mundo en Cattolica, una pequeña localidad italiana situada junto al circuito de Misano y muy cerca de Urbino, ciudad natal de Valentino Rossi. Con semejantes incentivos, la fiebre motera no tardó en contagiar al pequeño Marco. En 2002 se proclamó campeón de Europa en 125cc y un año después saltaba al mundial de esa misma categoría. En el año 2006 saltó a 250cc y dos años después se proclamó campeón de la categoría media, precisamente, en Sepang. Fue aquel año, en 2008, cuando optó por dejarse el pelo largo y esa decisión se convirtió en una de sus señas de identidad. Fue la temporada pasada cuando llegó a MotoGP de la mano de Fausto Gresini; desde entonces logró dos poles y salió desde la primera fila en siete ocasiones pero se le resistió la victoria. En 125cc se subió a lo más alto del podio en dos ocasiones mientras que en 250cc lo hizo doce veces.

Alguien que va siempre al límite parece que no sabe qué es el miedo. No era el caso de ‘Sic’. El italiano era incapaz de acercarse a una aguja o ver una película de miedo porque “luego no estoy tranquilo en mi casa”. Con sus andares desgarbados, destacaba entre el resto de la parrilla por su altura y su peculiar peinado que le obligaba a utilizar un casco una talla más grande. La última vez que se cortó el pelo fue hace un año en Malasia. Otra vez las malditas coincidencias de la vida. El sonido de su risa le acompaña continuamente y es que el italiano era una persona feliz, amable y tranquila fuera de la pista. Y ese carisma tan característico se transformaba en pura agresividad cuando cabalgaba sobre su moto.

Un piloto agresivo cuyo mejor amigo presenció su trágico destino

Precisamente su estilo de pilotaje era el punto más polémico de Marco. Su historia en las distintas categorías del mundial de motociclismo se podría contar a través de los enfrentamientos que ha vivido con los pilotos de todas las parrillas: Bautista, Pedrosa, Lorenzo… Las carencias de su moto las suplía con su talento imaginativo. Era un piloto muy rápido, amante del cuerpo a cuerpo y de saborear el límite entre el bien y el mal en cada curva. Él mismo reconocía que debía “pensar más las cosas para ser más lúcido”. Lo cierto es el exceso de riesgo siempre le acompañaba y dentro de la pista le gustaba destacar, a veces para bien y otras para mal.

En un mundo donde apenas existen los amigos, y más en la máximo categoría del motociclismo, Simoncelli encontró a su par ideal. Italiano como él, con un carisma semejante y nueve veces campeón del mundo. Valentino Rossi no fue sólo su padrino y consejero, era su amigo. Compartían preparador físico, iban juntos al gimnasio, quedaban para entrenar con sus motos de cross… Vivían a menos de diez kilómetros. Marco idolatraba a Valentino y éste trataba de transmitirle la sabiduría que atesora gracias a su dilatada trayectoria. El sueño de esta ‘pareja’ italiana era compartir equipo en MotoGP. Y es que muchos señalaban a Simoncelli como el perfecto heredero del nueve veces campeón del mundo a pesar de que sus detractores apuntaba a una falta de carisma y talento.

Ni a Rossi ni a nadie se le olvidará jamás el 23 de octubre de 2011. ‘Sic’ había estado entre los más rápidos en los entrenamientos libres y el domingo salía desde la quinta posición. En esas dos efímeras vueltas, Marco y Álvaro Bautista deleitaron con motociclismo del bueno. En apenas cinco segundos protagonizaron tres adelantamientos espectaculares en los que Simoncelli se colocó cuarto. Fue entonces cuando dibujó el segundo giro en Sepang, sus neumáticos perdieron adherencia y el maldito destino cortó el hilo del que pendía su vida. Se fue haciendo lo que más le gustaba: pilotar una moto. Ciao Marco, descansa en paz allí donde estés.

Era un loco de la velocidad, un díscolo en ocasiones, iba siempre al límite, rozando la línea del fuera de control pero... no se merecía este final. Era un piloto amado y odiado a partes iguales. Marco Simoncelli no dejaba indiferente a nadie en el paddock de la caravana del motociclismo. Dentro de la pista se movía guiado por sus instintos, fuera de ella su seña de identidad era la alegría que desprendía. Debe ser cosa del gen italiano porque en esa faceta recordaba a su íntimo amigo Valentino Rossi, el mismo que le pasó por encima con su Ducati y, mientras luchaba por mantener el equilibrio, se giró y vio a Marco tendido en el suelo. Se llevó las manos a la cabeza y tres curvas después se bajó de la Desmosedici. Ansiaba saber cómo estaba su digno sucesor y no quería escuchar la peor de las noticias. Valentino, desconsolado, lloró en su box la pérdida de algo más que un amigo.

Valentino Rossi