“Los diez minutos malos ante Hungría, hoy son una goleada”

Cuatro partidos, cuatro victorias. Ése es el balance momentáneo de la selección española de balonmano en el Mundial que se está disputando en nuestro país. Si nos atenemos a los fríos números y a la sensación de los aficionados y medios de comunicación en general, miel sobre hojuelas. Pero los profesionales de esto, los ‘Hispanos’ de Valero Rivera, van más allá. Sólo con la exigencia que ellos mismos se imponen será factible colocar esa segunda estrella en nuestra camiseta. Las palabras de Arpad Sterbik al término del partido con Hungría son el resumen perfecto a todo esto. “Si tenemos diez minutos malos como en el partido de hoy (por el jueves), Croacia nos sacará seis o siete goles de diferencia, imposibles de remontar. Hay que mejorar mucho y saber que los partidos empiezan en el momento en el que pita el árbitro. Tenemos que mejorar en atención e intensidad defensiva”, comentaba a modo de dura autocrítica el portero serbio del Barcelona Intersport ante el enfrentamiento de este sábado en la Caja Mágica (19:00h) frente a los croatas.

Y es que ha llegado la hora de la verdad, el momento en el que se ven a los grandes jugadores y a las grandes selecciones. Los partidos a ‘vida o muerte’ que dan sentido a la competición. El, o gano o me voy a casa. Y aunque del duelo de hoy ante Croacia no depende nuestra continuidad en el campeonato, sí que nos enfrentamos ante un partido tremendamente trascedente. El devenir de España en el Mundial puede depender, y mucho, de lo que suceda esta tarde en la Caja Mágica. Y aquí entra el 100% que Sterbik quiere de él mismo y de sus compañeros. Una victoria nos otorgaría el liderato y un camino supuestamente más asequible hacia la final del Sant Jordi aunque, tras la derrota este viernes de Francia a manos de Alemania (32-30), una victoria 'condenaría' a España al primer puesto y a un hipotético cruce con Francia en cuartos. ¿Qué es lo mejor?

Hay a quienes les va la marcha y quieren un enfrentamiento con Francia y así poder vengar la derrota en los Juegos Olímpicos de Londres, donde los Karabatic, Narcisse, Sorhaindo y compañía nos dejaron fuera de la lucha por las medallas. Otros prefieren no ver a los galos ni en pintura hasta la final. Y razón no les falta a estos últimos. No es que haya pesimismo, pero la selección gala es la actual doble campeona del mundo y olímpica.

Perder podría entrar dentro de la lógica

Pero nos hemos ido demasiado lejos en el campeonato. Aún no ha concluido la primera fase y el camino hacia las medallas a buen seguro será largo y tortuoso. En el envite de esta tarde, Croacia, una selección excelente, será la perfecta vara de medir las aspiraciones del combinado nacional dirigido por Valero Rivera. El primer test serio lo solventó España con un notable. Hoy necesita subir la nota si no quiere verse superado por una selección acostumbrada a subirse al podio desde 1996. Sólo falló en una ocasión, en el último Mundial de Suecia, y no parecen tener intención de repetir fracaso.

El guardameta Alilovic y los extremos Cupic, Strlek y Horvat son algunos de los grandes activos de la selección de Slavko Goluza. Y eso que les falta Ivano Balic, ídolo indiscutible en su país y cuyo nombre es coreado en cada partido del combinado balcánico. El jugador del BM Atlético de Madrid hizo caso omiso a las llamadas del seleccionador, quien ha justificado la ausencia de la gran estrella en un “cambio generacional”. En su lugar, quien ha tomado las riendas y el liderazgo del equipo ha sido el pivote del Hamburgo Domagoj Duvnjak.

Ante semejante potencial del joven conjunto croata (tiene una media de edad de 25 años), muchos expertos apuntan a que la teoría, tan discutible en el mundo del deporte, indica una derrota de España. Pero hablamos de un Mundial, España juega en casa y está ante una oportunidad pintiparada de escribir sus nombres con letras de oro en la historia del deporte de este país. Los jugadores creen, el cuerpo técnico cree en las posibilidades de un combinado que ha enganchado a la gente.