El ‘egoísmo’ de Messi y Cristiano termina por perjudicar a sus equipos

El bofetón del fútbol español en las recién concluidas semifinales de la Liga de Campeones ha sido de órdago. Nuestros dos ‘grandes’, Real Madrid y FC Barcelona, han caído a las puertas de la final de la máxima competición europea, evidenciando eso sí una alarmante inferioridad respecto a sus rivales alemanes, Borussia Dortmund y Bayern Múnich, en especial el equipo de Tito Vilanova, que ha encajado un parcial de 7-0 difícil de explicar y que supone la mayor goleada en esta ronda de la Copa de Europa en el último medio siglo.

Uno de los argumentos que puede arrojar algo de luz a lo que ha sucedido en las dos últimas semanas se sitúa en el rendimiento de las dos grandes estrellas de los equipos españoles. Ni Leo Messi, ni Cristiano Ronaldo, considerados los dos mejores jugadores del mundo, han tenido el protagonismo que se esperaba de ellos. En ambos casos, sendos problemas físicos han mermado sus extraordinarias condiciones futbolísticas, más aún si cabe en el caso del argentino, que ni siquiera disputó un solo minuto en el partido de vuelta del Camp Nou. La dependencia, como no podía ser de otra manera, de ambas formaciones con respecto a ellos dos es una evidencia imposible de disimular. Cristiano marcó en la ida en Dortmund y trató de agarrarse al césped del Bernabéu, aun con una merma física importante, en pos de la remontada; a Messi directamente ni se le vio en el Allianz Arena y el miércoles no hizo falta echar mano de él cuando ya estaba todo perdido.

Pero la pregunta que muchos aficionados se hacen estos días es: ¿deben jugar siempre y en cualquier condición las dos estrellas del equipo? Opiniones para todos los gustos, aunque lo que sí parece claro es que la exagerada competitividad de ambos, y entre ambos, por alcanzar objetivos personales les hace caer en imprudencias que lastran el bien común del equipo. La acumulación de minutos por parte del argentino y el portugués en las últimas temporadas es absolutamente brutal, y eso provoca que en el momento cumbre de la temporada se puedan producir lesiones como las que han lastrado o dejado fuera de combate a ambos en los enfrentamientos ante Bayern y Borussia. Aquí cabe otra pregunta, ¿tienen los entrenadores la absoluta potestad para sentarles en el banquillo en determinados partidos o su afán por jugar acaba por hacer claudicar al técnico de turno?

Estadísticas en mano, Messi y Cristiano son los jugadores que más minutos acumulan en ambas plantillas en las tres últimas temporadas. Una media de cincuenta partidos, a lo que habría que añadir sus compromisos con las respectivas selecciones nacionales, y cerca de 3.000 minutos por temporada dejan bien a las claras la autoexigencia a la que se someten estos dos colosos. Y es que, aun siendo unos portentos, el cuerpo humano tiene un límite, y en el caso de ambos, éste se ha superado. El bíceps femoral de la ‘Pulga’ y el muslo izquierdo del luso han dicho basta ante semejante carga de trabajo.

Una última cuestión, hilada a lo anterior, ¿son culpables los jugadores por no querer descansar nunca y seguir acumulando cifras astronómicas o lo son sus entrenadores por permitírselo? Parece claro que lo sucedido en esta ocasión debe hacer reflexionar a clubes, cuerpos técnicos y las propias estrellas. El objetivo común es lo importante, y para que Real Madrid y Barcelona lo consigan necesitan a un Messi y un Cristiano Ronaldo al 100% (o muy cerca). Si deben entrar en la política de rotaciones, tendrán que hacerlo, quieran o no. Lo acontecido en estas semifinales no puede volver a suceder. Las inversiones de ambos equipos son demasiado elevadas como para que se escapen estos pequeños detalles.