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Contador y el Saxo encuentran la grieta perfecta para tratar de hundir a Froome
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EL BRITÁNICO COMPRUEBA UNA VEZ MÁS QUE EL SKY NO ESTÁ A SU ALTURA

Contador y el Saxo encuentran la grieta perfecta para tratar de hundir a Froome

Por mucho que algunos se empeñen, ¡qué bonito es el ciclismo! Una etapa como la de ayer, previsiblemente de transición y absolutamente llana, se convirtió en

Foto: Contador y el Saxo encuentran la grieta perfecta para tratar de hundir a Froome
Contador y el Saxo encuentran la grieta perfecta para tratar de hundir a Froome

Por mucho que algunos se empeñen, ¡qué bonito es el ciclismo! Una etapa como la de ayer, previsiblemente de transición y absolutamente llana, se convirtió en un precioso espectáculo digno de la mejor prueba por etapas del mundo. Y todo gracias al equipo de Alberto Contador, un Saxo-Tinkoff que apostó a ganador y se llevó una gran recompensa en forma de minuto y nueve segundos de renta sobre el hasta entonces intocable líder de este Tour de Francia, Chris Froome. La cara amarga en Saint Amand la protagonizó, al margen del británico y su equipo (Sky), un Alejandro Valverde que lamentablemente rompía la rueda en un toque con otro corredor cuando se desataron las hostilidades, llegando a meta con casi diez minutos de retraso respecto a la cabeza y diciendo prácticamente adiós a sus opciones de podio en París.

Muchos se atrevían a aventurar que, tras la contrarreloj de Mont Saint Michel del pasado miércoles, el Tour de Francia podría haber escrito su último capítulo, algo a lo que se negó Contador, quien dejó muy claro que "todavía nadie ha ganado el Tour y nadie lo ha perdido. Hay que llegar a París y queda mucha carretera". Y precisamente la carretera le ha dado la razón tan sólo dos días después. La etapa empezó a calentarse con el desgraciado incidente de Valverde. En ese preciso momento, el Omega de Cavendish ya imponía un ritmo infernal para dejar atrás a un rezagado Kittel en busca del triunfo de etapa. La circunstancia del líder del Movistar provocó que se uniera a la fiesta el Belkin de Bauke Mollema en pos de eliminar a un rival en la lucha por el podio final.

Y en estas, Bjarne Riis vio que era el momento de los suyos. A tenor de la debilidad que venía demostrando el Sky y tal y como se estaba desarrollando la etapa, creyó conveniente arriesgar. La vida y el deporte están hechos para valientes, y el Saxo lo fue. En una maniobra digna del mejor estratega, el equipo de Contador provocó un pequeño corte que terminó evidenciando no sólo los problemas del Sky, sino una inesperada debilidad del 'todopoderoso' Froome. En un principio, la desventaja del pelotón principal con los catorce de cabeza, entre los que se encontraban el propio Contador, Mollema, Ten Dam o Fuglsang, parecía perfectamente salvable. Los quince segundos que los corredores del Saxo habían abierto respecto al gran grupo no parecían una herida demasiado grande.

Pero Riis mantuvo a los suyos tirando como posesos a sabiendas que por detrás no había organización y que el líder de la carrera no tiene equipo, literal. Por fin se encontraba un punto flaco en el ciclista de origen keniata. La diferencia comenzaba a crecer y con ella las esperanzas de que el Tour sigue muy vivo. Sin embargo, por un momento pareció haber entendimiento en el pelotón, ya que a los pocos Sky que se encontraban escoltando a su jefe de filas se unieron corredores de BMC, Garmin, AG2R y Lotto. Pero todo fue un espejismo. Y quizá lo más curioso de esta circunstancia de carrera es que Froome jamás asomaba por los primeros puestos del gran grupo, lo que hacía presagiar ese momento de debilidad tan esperado por todos sus rivales.

Y queda lo más duro

La consecuencia fue clara, la diferencia iba creciendo hasta superar ligeramente el minuto en la línea de meta. Saxo Tinkoff se la jugó y ganó la batalla (que no la guerra), dando la razón al discurso que su líder había lanzado 48 horas antes. Y lo que es más importante, ha descubierto la grieta para derribar el muro del que muchos daban por anticipado como ganador de esta centenaria edición del Tour. Saxo, Belkin e incluso Movistar pueden plantearle una durísima batalla al Sky en los Alpes, y no parece que la escuadra que dirige Dave Brailsford esté para muchas fiestas.

Por delante queda las etapas del Mont Ventoux (domingo), Alpe D’Huez (jueves), Le Grand Bornand (viernes) y Annexy Semnoz (sábado), terreno más que suficiente como para poner en otro aprieto al todavía gran favorito al triunfo final. Froome tiene que recuperarse del golpe físico y psicológico sufrido ayer, pero sus rivales ya han descubierto cómo hacerle daño. La herida está abierta y todos van a tratar de hurgar en ella. El líder deberá parchearla como sea, y todo hace pensar que tendrá que hacerlo solo, ya que su equipo ha demostrado hasta el momento no estar a su altura.  

Por mucho que algunos se empeñen, ¡qué bonito es el ciclismo! Una etapa como la de ayer, previsiblemente de transición y absolutamente llana, se convirtió en un precioso espectáculo digno de la mejor prueba por etapas del mundo. Y todo gracias al equipo de Alberto Contador, un Saxo-Tinkoff que apostó a ganador y se llevó una gran recompensa en forma de minuto y nueve segundos de renta sobre el hasta entonces intocable líder de este Tour de Francia, Chris Froome. La cara amarga en Saint Amand la protagonizó, al margen del británico y su equipo (Sky), un Alejandro Valverde que lamentablemente rompía la rueda en un toque con otro corredor cuando se desataron las hostilidades, llegando a meta con casi diez minutos de retraso respecto a la cabeza y diciendo prácticamente adiós a sus opciones de podio en París.

Alberto Contador