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Las mujeres pierden el miedo a muscularse: "El canon de belleza está cambiando"
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EL NEGOCIO DE LAS PESAS

Las mujeres pierden el miedo a muscularse: "El canon de belleza está cambiando"

El boom de los entrenamientos de fuerza y las nuevas investigaciones sobre sus beneficios están acabando con el tabú de que la musculación es solo cosa de hombres. Ahora el sector femenino empuja el negocio de las pesas

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Cuando Verónica Costa empezó a ir asiduamente al gimnasio, cuenta, era una excepción. Fue a principios de la década pasada, y lo más normal era que pocas mujeres fueran a estos centros a levantar pesas. "Las mujeres que hacían deporte querían estar delgadas o algo tonificadas y quien entrenaba fuerza era porque competía en fitness, o era deportista de élite", recuerda. Poco después, Costa empezó a subir contenido sobre sus rutinas para estar más fuerte a las redes y su mundo empezó a cambiar. Ahora, tiene más de un millón de seguidores y una empresa de entrenamiento personal centrada con más de 50.000 mujeres apuntadas.

El caso de Vikika, nombre por el que se le conoce en internet a esta treintañera alicantina, es uno de los mejores ejemplos para observar un cambio de tendencia que no ha parado de acelerarse en los últimos años. Cada vez más mujeres se lanzan a practicar actividades relacionadas con la fuerza, se están abriendo a las pesas, las máquinas, el fitness, el boxeo o la halterofilia. La imagen de la mujer fuerte ha cambiado tanto que ya se habla de nuevos patrones. Las marcas cada vez ponen chicas más tonificadas en sus anuncios o maniquíes musculados, hay películas como Sangre en los labios, protagonizada por una Kristen Stewart dueña de un pequeño gimnasio, las pasarelas también apuestan por estos físicos y en internet se popularizan movimientos como las gym sis o las muscle mummies. Hasta a la realeza ha llegado el debate sobre la musculación.

"La imagen que se tiene de estos entrenamientos y del efecto en el cuerpo ha cambiado muchísimo desde que yo empecé. Las mujeres no teníamos interiorizado la importancia que tiene la fuerza para la salud y los estudios que se han hecho estos últimos años han cambiado esa idea. Han aparecido numerosas investigaciones que muestran la importancia que tienen estos entrenamientos para la mujer; y más a partir de los 40 años, con todos los desajustes hormonales que empiezan a surgir", cuenta Costa. "El entrenamiento de fuerza disminuye la pérdida de masa ósea producida por la menopausia, además de que tener un cuerpo fuerte y funcional te hace sentirte más ágil, más independiente y, por tanto, más feliz. Entrenar aumenta tu nivel de bienestar en todos los sentidos".

Es difícil cuantificar el impacto de este cambio y llevarlo a los datos, pero se puede intentar uniendo diferentes fuentes. Las licencias federativas en deportes como la halterofilia son un indicador. En España, en 2018 había 821 mujeres federadas, según datos de la RFEH, y 2.135 de hombres. En 2022, último dato publicado, son 1.470 las federadas por 2.300 federados. Y la cifra ha caído un poco, porque en 2021 se llegó a 2.280 chicas por 4.000 hombres. El boom también se ve en otras disciplinas como el boxeo o la lucha. En la Federación Española de Luchas Olímpicas y Asociadas, en 2018 había 2.000 mujeres con licencia, ahora van por las 3.700 (casi un tercio de las 12.000 que hay entre ambos sexos).

Si vamos a competiciones de otro tipo, también hay cifras interesantes. Este año, cerca del 50% de los atletas que han participado en la mayor competición de CrossFit del mundo fueron mujeres. Cifra similar ofrece Hyrox, otra competición de fitness que ha ido creciendo en los últimos tiempos y tiene varias citas en España. Por último, algunas encuestas sobre salud y ejercicio del INE dejan pistas. En 2012 solo el 15% de las mujeres hacían ejercicio de manera regular, en 2022 llegaron al 35%. Siguen siendo algo menos que los hombres, pero su crecimiento es mucho más exagerado. El porcentaje de hombres que hacen ejercicio ha aumentado un 10%, el de las mujeres, un 20%.

En el grupo de investigación que dirige Alberto Pérez López en la Universidad de Alcalá de Henares, en Madrid, también ven el claro el boom. Parte de su trabajo es estudiar concretamente el impacto de los entrenamientos de fuerza en esas mujeres que se lanzan a probar y han visto una progresión llamativa en los últimos años. "Lo que vemos es que hay muchas chicas que empiezan en esto por probar, porque lo ven en internet, porque se lo recomienda alguien, y en nada ven los beneficios y le quitan importancia a eso de verse grandes", comenta. "Creo que el punto de la salud es clave. Cuando te sientes fuerte se pierde el miedo a parecer grande", añade.

Esto está afectando incluso al tema nutricional, donde incide también Pérez. "Al final es una cadena. Si tú haces más ejercicio, necesitas una dieta más calórica, por lo que te abres a comer más y eso te lleva a preocuparte más por la calidad de tu alimentación y no tanto de cantidad. La idea al final es tener una vida más saludable en todos los sentidos y, como siempre, encontrar equilibrios", señala. "Lo que está claro es que poco a poco se van superando muchos tabúes".

Laura Esquius, profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud y directora del máster universitario de Alimentación en la Actividad Física y el Deporte de la UOC opina parecido. "Hay una combinación de factores culturales, sociales y científicos que han influido en la manera en que se entiende y se valora el ejercicio físico. Hay mayor acceso a información y educación para acabar con los mitos y también ha influido mucho el cambio en los estándares de belleza y aceptación del cuerpo", detalla. "Los cuerpos fuertes y tonificados son ahora más aceptados y promovidos en medios de comunicación y redes sociales. Y hay muchas mujeres influyentes mostrando cómo la fuerza y la musculación pueden ser una parte positiva y poderosa de la imagen corporal femenina".

De no existir a estudiarse

Pérez, doctor en ciencias del deporte y experto en fisiología y nutrición aplicadas al ejercicio físico, asegura que las investigaciones de los últimos tiempos han puesto mucho de su parte para generar la moda de las actividades de fuerza, pero se han logrado avances muy significativos. Por ejemplo, se ha avanzado muchísimo en la investigación de cómo estos ejercicios ayudan a las mujeres con problemas derivados de la menopausia. O algo que ha estudiado su propio equipo, con los síntomas derivados del síndrome premenstrual.

"El entrenamiento de fuerza, realizado con regularidad, ha demostrado ser capaz de reducir los síntomas físicos y psicológicos de dicho síndrome. Es más, hay estudios que sugieren que el entrenamiento de fuerza produce un efecto analgésico", detalla. Lo que Costa denominaba como la sensación de felicidad y satisfacción.

Esquius, por su parte, abre incluso más el abanico. Según esta experta, entrenar fuerza reduce el riesgo de lesiones, mejora la densidad ósea y afecta tanto a la reducción de grasa corporal como la salud cardiovascular y hasta el metabolismo y el control de la diabetes. "Mantener la fuerza y la masa muscular con el entrenamiento de fuerza puede ayudar a las mujeres a mantener su independencia y calidad de vida en la edad avanzada", señala.

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Foto: Reuters.

No solo eso, sino que el entrenamiento de fuerza, según Esquius, "también contribuye a fomentar mejores hábitos de vida. Se tiene más conciencia y educación nutricional al ingerir mayor cantidad de proteínas, frutas, verduras y alimentos integrales. Hay mayor planificación de dieta y se reducen los malos hábitos", cuenta la experta. "Y algo muy importante, los programas de entrenamiento de fuerza a menudo crean comunidades de apoyo donde las mujeres pueden compartir consejos y motivación, lo que puede ayudar a mantener hábitos saludables a largo plazo".

La propia Costa centra muchos de sus contenidos en temas de nutrición y alimentación. Y la mayoría de influencers como ella han encontrado un gran nicho de contenido, y de negocio, en ese apartado. Todo el tema de los suplementos alimenticios, productos ricos en proteínas o cocina fit tienen una gran demanda, también entre las mujeres. Marcas como Prozis o Myprotein, especializadas en suplementación llevan tiempo enfocando sus productos a un sector femenino cada vez mayor.

También lo han hecho los gimnasios. Cada vez hay más centros especializados para mujeres, y programas de entrenamiento que buscan a este público. Pues hasta en los espacios más elitistas del mundo se ven estas prácticas. Un artículo de Bloomberg, publicado en abril, muestra cómo esta idea está incluso conquistando los centros financieros del mundo. "Definitivamente hay más mujeres en el gimnasio que hacen fuerza, lo cual es sorprendente de ver", comenta a Bloomberg una trader de Londres que se inició en este mundo porque leyó un perfil de otra banquera que hacía Crossfit. "Sembró la idea de que puedes ser mujer, estar en finanzas y ser fuerte".

Viendo el panorama, Pérez no duda de que los estudios científicos y los beneficios que se encuentren de la fuerza vayan a más. "Hay que pensar que, como ocurre en otras áreas, no es que hasta ahora no hubiera estudios sobre fuerza, es que no lo había sobre el impacto de estas actividades en mujeres, se habían obviado e igualado a los hombres, por eso se está avanzando ahora tanto. Hay un sesgo en todo este tipo de investigaciones y esto está cambiando", detalla. "También está pasando algo parecido con gente mayor y hasta con menores. Hasta ahora había muchos mitos sobre la fuerza, que si es solo para hombres, que si te quedas pequeño, que si puede generar lesiones a cierta edad... Gracias a la ciencia se van desterrando los miedos".

El peligro es siempre la moda

El experto ve bastantes aspectos positivos en toda esta tendencia, pero también avisa de los peligros. Las modas, asegura, siempre son malas, y aquí estamos ante una muy clara. "Es obvio el crecimiento y está dejando cosas muy interesantes y buenas, pero al final no deja de ser una moda y eso puede llevar a exagerar a obsesionarse a olvidarse de otras actividades que también son importantes...", comenta. "La fuerza es importante, pero no es lo único que hay que hacer. También hay que practicar resistencia, ejercicios de otro tipo. No hay que olvidarse de correr porque hayamos descubierto las pesas", añade.

Es una posición que también defiende Esquius. "Puede llevar a comportamientos obsesivos y menos saludables como la obsesión con la imagen corporal, el uso exagerado de suplementos alimenticios, el sobreentrenamiento o el desbalance nutricional", cuenta. "Por ejemplo, es peligroso focalizarse excesivamente en ciertos macronutrientes, como las proteínas, en detrimento de otros nutrientes esenciales, pues puede llevar a desequilibrios nutricionales y problemas de salud. Dietas extremas y restrictivas pueden resultar en deficiencias de vitaminas y minerales importantes para el funcionamiento del cuerpo".

Hace solo unos meses saltó a la prensa un debate por esta obsesión con los músculos. Ocurrió después de la actuación de Miley Cyrus en los Grammy. Cyrus, con un cuerpo tonificado, vio cómo internet no paraba de hablar de sus brazos. Sus "brazos de pilates", así los denominaron, se buscaron mucho más que sus canciones y empezaron incluso a prepararse entrenamientos para conseguirlos. Para los expertos eso es una forma peligrosa de enfocar esta nueva tendencia.

"La presión por alcanzar un cuerpo idealizado puede llevar a una obsesión con la imagen corporal, lo que puede derivar en trastornos alimenticios como la anorexia, la bulimia o la ortorexia (obsesión por comer alimentos saludables). La comparación constante con modelos de fitness y celebridades puede generar una insatisfacción crónica con el propio cuerpo", detalla Esquius.

Cuando Verónica Costa empezó a ir asiduamente al gimnasio, cuenta, era una excepción. Fue a principios de la década pasada, y lo más normal era que pocas mujeres fueran a estos centros a levantar pesas. "Las mujeres que hacían deporte querían estar delgadas o algo tonificadas y quien entrenaba fuerza era porque competía en fitness, o era deportista de élite", recuerda. Poco después, Costa empezó a subir contenido sobre sus rutinas para estar más fuerte a las redes y su mundo empezó a cambiar. Ahora, tiene más de un millón de seguidores y una empresa de entrenamiento personal centrada con más de 50.000 mujeres apuntadas.

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