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Este entrenador lleva diez JJOO y es la cabeza de los atletas: "Una medalla te da para comprarte un piso"
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PRESENTE DESDE 1988

Este entrenador lleva diez JJOO y es la cabeza de los atletas: "Una medalla te da para comprarte un piso"

Antonio Serrano es preparador de atletas en el Centro de Alto Rendimiento Joaquín Blume de Madrid. Compitió en Seúl y en Barcelona y lleva siete ediciones a cargo de los jóvenes

Foto: Antonio Serrano, entrenando con Marta Pérez y Solange Pereira en 2017. (EFE/Lavandeira Jr)
Antonio Serrano, entrenando con Marta Pérez y Solange Pereira en 2017. (EFE/Lavandeira Jr)

Es viernes, bien temprano en Madrid, y con una brisa mañanera inesperada en pleno mes de junio. A pesar de las horas, Antonio Serrano (La Solana, Ciudad Real, 1965) ya ha desayunado. Quizás mantiene todavía los hábitos de su etapa como atleta, un colectivo cuyo manejo de los tiempos no es el de un ciudadano de a pie.

Serrano llega en gorra y chándal, preparado para marcharse con rapidez al Centro de Alto Rendimiento (CAR) Joaquín Blume cuando acabe esta conversación. Aunque ha llovido desde que dejó el atletismo profesional (se especializó en pruebas de fondo), se mantiene en plena forma. Ya son tres décadas como entrenador, a cargo de atletas que confían en él para su preparación.

Que haya desayunado no le impide pedir un café con leche. Serrano trabaja en la Real Federación Española de Atletismo (RFEA) desde el 2000. En estos 24 años, ha estado dedicado a los jóvenes alojados en Joaquín Blume. A los dos Juegos Olímpicos en los que compitió -Seúl y Barcelona- le ha sumado otros seis; París serán los décimos de una historia inquebrantable desde 1988.

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PREGUNTA. ¿Prefiere que uno de sus pupilos acabe como médico o que compita en unos Juegos Olímpicos?

RESPUESTA. La respuesta es obvia, porque imagino que sabes que tengo dos atletas que son médicos. Los entrenadores sabemos que los atletas son personas, e intentamos que tengan una educación dual. Queremos que estudien y que también hagan atletismo. Si se dan las circunstancias y tienen capacidad para competir al más alto nivel, son ellos los que eligen si quieren esto o empezar a trabajar directamente. Todos los atletas que tienen menos de 22 años lo compaginan con sus estudios.

P. ¿Cómo estimula a un atleta para que tenga inquietudes más allá del deporte?

R. Tras estudiar Educación Física y ser atleta, tengo ahora un trabajo como entrenador y es algo que me gusta. Intento mostrarles a los chavales que la vida sigue después del deporte de alto nivel, y que tienen que estar formados. No son pocos los casos de chavales a los que luego les ha costado entrar en la vida laboral.

Antonio mueve la taza de café mientras te mira a los ojos. Se nota que habla la voz de la experiencia, la de una persona a la que le ofrecieron ser comentarista. Pero eligió poner su bagaje al servicio de los chavales, sin más objetivo que ellos convirtieran sus sueños en algo tangible.

"Es que ahora hay muchísimas oportunidades para formarse con todas estas modalidades de enseñanza a distancia. Además, el Comité Olímpico también tiene sus cursos de formación para atletas para que, en sus últimos años de deporte al más alto nivel, haya un acompañamiento. Busco que ellos estén al tanto de todas estas opciones", reflexiona Serrano.

El entorno resulta siempre fundamental, más todavía cuando la tentación de poner los estudios al margen está muy presente. "Los entrenadores y los atletas podemos sugerirle cosas, pero son los atletas los que tienen que decidir si siguen o no esos planes".

Foto: Ana Peleteiro, medalla de oro en Roma. (Reuters/Aleksandra Szmigiel)

P. ¿Qué ha cambiado de su época a la actual?

R. Sobre todo, el tema competitivo. Yo tenía muy claro que quería competir en un Mundial. Había periodos del año en los que tenía muchísima competencia, pero sabía que antes o después tendría un descanso. Ahora, sin embargo, las temporadas son mucho más densas, así que el atleta tiene que estar casi todo el año a buen nivel para competir.

P. ¿Se debe al auge de las competiciones entonces?

R. Exactamente, porque todo está en proceso de cambio. Por ejemplo, ahora hay muchas competiciones de ruta. Pasa igual que en el fútbol: compites toda la semana. Pero es bonito para el espectador y también para el atleta.

La formación es un ida y vuelta en la conversación con Antonio, que parece no olvidar aquellos años en los que él compaginaba el deporte y los estudios. Era un tiempo en el que él estudiaba INEF y pensaba que impartiría Educación Física a los chavales. Pero hay instantes que cambian una vida, giros del destino inesperados que vuelan por los aires cualquier planteamiento.

"De niño tuve que interrumpir mi educación para ir a la escuela", explicó el poeta Bernard Shaw. Serrano no interrumpió ninguna vocación, porque la de él fue, es y será enseñar. Sin embargo, en su primer día de prácticas decidió que no quería enseñar en un instituto, que volcaría su experiencia con los atletas.

Foto: Mireia Belmonte, durante un evento en febrero. (Europa Press)

P. ¿Cómo es el día a día de uno de sus atletas?

R. Pues se levantan a las 08:30, desayunan y a las 11 llegamos al CAR. Luego tienen tiempo para estudiar, darse un baño, echarse la siesta entre medias de las dos sesiones de entrenamientos diarias que tienen...

P. ¿Los más jóvenes también tienen dos sesiones?

R. Lo normal es que los menores de 16 tengan algún día de semana libre, mientras que a partir de esa edad entrenan los siete días de la semana. A partir de los 23, empiezan a doblar los turnos.

placeholder Antonio Serrano, tras la entrevista con El Confidencial. (Rafa La Casa)
Antonio Serrano, tras la entrevista con El Confidencial. (Rafa La Casa)

P. ¿Cómo le ha cambiado la vida con tanta competición?

R. Me ha cambiado muchísimo, porque ahora trabajo bastante más que antes. Yo intento individualizar el entrenamiento, saber cuál es el plan, el objetivo y la ruta de cada atleta. Semanal y diariamente, al margen de los entrenos, siempre tengo algo que hacer. Entreno a 20 atletas y son 20 historias y planificaciones al margen del entrenamiento. Son muchas horas también delante del ordenador, porque busco competiciones de alto nivel para que compitan.

Antonio es padre de dos hijas, también atletas, a las que aconseja igual que a sus pupilos. A las que ayuda de la misma manera que a todos aquellos que confían en él para prepararse, ya sea para unos Juegos Olímpicos o para cualquier otro torneo.

"Nos preparamos igual para unos Juegos Olímpicos que para una competición de igual rango, aunque sea mucho menos mediática. El apellido de un atleta cambia cuando dice que es olímpico. Es un año diferente, e incluso estoy deseando que llegue agosto y pasen porque es un año de tensión. Parece que si no eres olímpico se acaba el mundo. Y no es así", explica un hombre que tuvo sendas experiencias olímpicas en Seúl y Barcelona.

P. ¿Una medalla olímpica cambia la vida de un atleta?

R. Depende un poco de la especialidad. Esa pregunta se la tendrías que hacer a Fermín Cacho, Ruth Beitia o Ana Peleteiro. Sobre todo, es una cuestión para que te responda alguien que ya se ha retirado. Es posible que cambie la vida a corto plazo, porque te da visibilidad. Y mucho estrés, ya que te llaman de todos lados. Además, tienes un dinero extra un año o dos, pero no durante toda la vida.

P. ¿Una medalla olímpica te da para comprarte un piso?

R. Sí, sobre todo si es de un pueblo pequeño (risas).

Se antoja complicado, por tanto, que un atleta no ponga el foco en los Juegos Olímpicos. Porque no todos los deportistas tienen los flashes apuntándoles constantemente. En cierto sentido, las cámaras emergen en su vida como lo hacen los años bisiestos, una vez cada cuatro.

Pero Antonio rebate esta afirmación: "Eso puede darse en los periódicos generalistas, que cubren estas competiciones solo en los Juegos Olímpicos. No obstante, es habitual que haya periodistas de diarios deportivos en otros torneos, en los campeonatos de Europa o en los Mundiales".

Han pasado ya 36 años de aquel debut en Seúl, donde un chaval de escasos 23 años apenas tenía contacto con su familia. "Si acaso hablaba 15 minutos cada tres o cuatro días con mis padres. Aquellos Juegos eran el pleistoceno". Y tiene razón, porque atravesar el mundo no era igual antes que ahora. La capacidad de los atletas para ganarse a la afición española, sin embargo, se mantiene inmune a toda la transformación tecnológica.

P. ¿Cómo es el tema logístico en una villa olímpica?

R. En Barcelona fue mucho más fácil, porque estábamos en España. Pero la parafernalia fue brutal en Seúl. Al llegar diarios de prácticamente todo el mundo, el periódico era una de las distracciones.

La logística ha cambiado, porque todo está a golpe de click ahora, incluso las fotos. No hace mucho Antonio tenía que ser muy selectivo. Un carrete no daba para mucho, pero era más que suficiente para inmortalizarse con algunos de sus ídolos.

Haber competido en Barcelona parecía el epílogo para la trayectoria de Serrano en unos Juegos Olímpicos. Jamás imaginó el porvenir que todavía estaba por llegar como entrenador, triplicando su presencia en este evento. Pero el destino se convirtió en un guionista sádico, y consiguió un mal resultado cuando España brilló como nunca ha vuelto a hacerlo.

"Los resultados de Barcelona fueron buenísimos. Me llama mucho la atención que siempre hay grandes resultados del país anfitrión, como está pasando con los atletas franceses en los torneos previos a París. El mayor legado del 92 no fueron las medallas, fueron las instalaciones, y la formación que adquirieron los entrenadores españoles", sostiene sobre el verano que supuso la transformación de este país. Como bien pronosticó Alfonso Guerra, no lo iba a conocer "ni la madre que lo parió".

placeholder El periodista y Antonio Serrano, en plena entrevista. (R.L.C.)
El periodista y Antonio Serrano, en plena entrevista. (R.L.C.)

P. Hay mucho mito en torno a la vida en la villa olímpica. ¿Cuánto hay de verdad y de leyenda en eso?

R. Yo he estado en ella como entrenador y como deportista.

P. ¿Qué puede afirmar o desmentir?

R. Por ejemplo, a los atletas cubanos les gusta mucho cantar y tocar algo de música con la gente. Hay muchos atletas que hacen amistades con los de otros países, e incluso algunos que se echan novia.

P. ¿Algún caso?

R. No se puede decir aquí (risas).

P. ¿Las fiestas son reales?

R. La gente sale, pero no es un desmadre en absoluto. Lo normal allí es que charles e interactúes con otros atletas. Recuerdo tener buena relación con los sudamericanos y practicar el francés con unas voluntarias coreanas encantadoras en Seúl.

P. ¿Se sufre más como atleta o como entrenador?

R. Como entrenador. Cuando tú compites, sabes cómo estás y qué sensaciones tienes. Yo sé cómo están mis atletas, pero él puede tener un día malo o sufrir algún problema, y sufres por qué no sabes cómo va a correr.

Acompañamos a Serrano a la parada de metro de Alonso Martínez, donde se despide con rapidez para llegar hasta la zona de Ciudad Universitaria. No lo podemos entretener más: los atletas (y París) lo esperan.

Es viernes, bien temprano en Madrid, y con una brisa mañanera inesperada en pleno mes de junio. A pesar de las horas, Antonio Serrano (La Solana, Ciudad Real, 1965) ya ha desayunado. Quizás mantiene todavía los hábitos de su etapa como atleta, un colectivo cuyo manejo de los tiempos no es el de un ciudadano de a pie.

Federación Internacional de Atletismo (IAAF)
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