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El 'tiqui-taca' de Pablo Laso devuelve al Madrid a una final de Euroliga 18 años después
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EL ATREVIDO ESTILO DE JUEGO DEL VITORIANO OBTIENE PREMIO

El 'tiqui-taca' de Pablo Laso devuelve al Madrid a una final de Euroliga 18 años después

Llegó al Real Madrid de puntillas, sin hacer demasiado ruido, tras la convulsa y poco fructífera etapa de Ettore Messina. El club blanco apostaba por otro

Foto: El 'tiqui-taca' de Pablo Laso devuelve al Madrid a una final de Euroliga 18 años después
El 'tiqui-taca' de Pablo Laso devuelve al Madrid a una final de Euroliga 18 años después

Llegó al Real Madrid de puntillas, sin hacer demasiado ruido, tras la convulsa y poco fructífera etapa de Ettore Messina. El club blanco apostaba por otro perfil de entrenador y de sistema de juego, un hombre de la casa (cuatro temporadas como jugador) cuyo máximo logro había sido el ascenso a la liga ACB con el Lagun Aro de San Sebastián. Sin duda parecía una apuesta atrevida, pero como se suele decir en estos casos, ‘quien no arriesga, no gana’. Y el proyecto del Real Madrid se está demostrando que ha cuajado.

A imagen y semejanza de la selección española de los ‘jugones’, extrapolado al baloncesto, ése es el libreto del técnico vitoriano. Un juego alegre, rápido, alejado de excesivos corsés defensivos, y dejando que el talento y la imaginación de los jugadores hagan el resto. Eso no quiere decir que Pablo Laso no trabajé sus equipos, al contrario, es un auténtico loco de esto del basket, pero los trabaja con un objetivo diferente, divertirse y divertir a la gente, algo que no está peleado con ganar y obtener resultados. A la vista está.

Dos temporadas han bastado para ilusionar al madridismo, para obtener una Copa del Rey, una Supercopa, ser líderes de la liga regular en la ACB esta temporada y, cómo no, disputar la finalísima de la Euroliga este próximo domingo en Londres. El Real Madrid vuelve a luchar por el máximo galardón del baloncesto continental dieciocho años después. En aquel entonces, Joe Arlauckas y Arvydas Sabonis eran los estandartes de aquel equipo y Zeljko Obradovic el entrenador. ¡Anda que no ha llovido!

El club con más Copas de Europa había entrado en barrena. Demasiado tiempo en el ostracismo, a pesar de haber llegado a otras dos Final Four (1996 y 2011), que un club como el Real Madrid no puede permitirse. Por ello, Laso es “consciente de la responsabilidad que tenemos, pero eso no debe pesarnos. Nos encontramos donde todo el mundo sueña a principio de temporada y estamos a un solo paso de la gloria”.

El técnico puede devolver a los altares baloncestísticos a la entidad de Concha Espina, pero él no quiere más del mérito que merece. “Esto es un trabajo de grupo, cada jugador y cada miembro del cuerpo técnico tiene su parte de responsabilidad en esto. Ahora bien, nos falta el último escalón, aún no hemos ganado nada. El domingo nos enfrentamos al mejor equipo de Europa, el campeón y va a ser de una dificultad tremenda”, apuntaba el entrenador en sala de prensa.

Está claro que de los subcampeones no se acuerda nadie, y quizá por eso incidía Laso en que “aún no hemos hecho nada”. Ahora bien, lo que no le puede quitar nadie es la ilusión que ha vuelto a generar en el madridismo después de tantos años de decepciones en Europa. El estilo de juego de este Madrid gusta, y es que jugar bien y bonito, como decíamos al inicio, nunca ha estado reñido con el éxito.

Llegó al Real Madrid de puntillas, sin hacer demasiado ruido, tras la convulsa y poco fructífera etapa de Ettore Messina. El club blanco apostaba por otro perfil de entrenador y de sistema de juego, un hombre de la casa (cuatro temporadas como jugador) cuyo máximo logro había sido el ascenso a la liga ACB con el Lagun Aro de San Sebastián. Sin duda parecía una apuesta atrevida, pero como se suele decir en estos casos, ‘quien no arriesga, no gana’. Y el proyecto del Real Madrid se está demostrando que ha cuajado.

Pablo Laso