Las claves de la pataleta del Real Madrid y por qué se siente maltratado por la ACB

El Real Madrid presiona a la ACB. La idea del referéndum con los socios para abandonar la liga surgió en un momento de máximo calentón de la noche del domingo, cuando en el club percibieron que la ACB se lavaba las manos tras la decisión de los árbitros en la acción de Anthony Randolph con Ante Tomic. En el Madrid, se sintieron menospreciados. Primero por lo que consideran un daño deportivo y segundo porque en el club hablan de "una tomadura de pelo". La postura en el club blanco es la de tensar su relación con la ACB, hasta el punto de que sigue abierta la decisión de abandonar la competición española si no hay una explicación oficial o rectificación pública.

El objetivo es demostrar que hubo una compensación arbitral. Que los árbitros dieron por buena una canasta cuando, por las imágenes de televisión que vio toda España, se demostró que Randolph no hizo nada incorrecto. Lo que no entienden y quieren que se aclare es qué imágenes se revisaron en el ‘instant replay'. Se agarran a la teoría de la compensación arbitral y, con Florentino Pérez a la cabeza, piden responsabilidades. Un comunicado en el que se aporten una explicación y medidas sancionadoras —según el reglamento— para los árbitros.

No se pone el foco directamente en los árbitros porque se entiende que pueden tener un fallo, pero el error en la canasta de la victoria del Barcelona no es interpretable. Este es el motivo por el que Juan Carlos Sánchez, director de la sección de baloncesto del Real Madrid, exigió a instancias de Florentino la explicación oficial que en la noche del domingo se negó a dar la ACB. Si no se produce es cuando se madurará la idea de pedir a los socios su opinión sobre la conveniencia de seguir en una competición que se ve en el club blanco como arcaica y deficitaria.

La poca elegancia del Real Madrid

El Real Madrid se siente agraviado por segunda Copa del Rey consecutiva, pero olvida que hace dos años un error arbitral les permitió eliminar al MoraBanc Andorra en los cuartos de final de la edición celebrada en Vitoria. Aquella vez, el pez grande se comió al pequeño y no mostró compasión. No tenía que hacerlo, pero ahora no se entiende la sobrerreacción de este domingo por la noche. No es de recibo que la rueda de prensa la dé Juan Carlos Sánchez, director de la sección. Y tampoco lo es que varios jugadores repitieran varias veces que les habían robado el título, por muchos motivos que tuvieran para estar cabreados. La reacción de un año antes en Las Palmas de Gran Canaria fue mucho más elegante que la pataleta de este domingo, como la calificó Sánchez.

El Madrid hace bien en pedir una explicación a la ACB, que a media mañana de este lunes aún estaba analizando la situación. Es incomprensible que la liga tarde tanto en decir algo. Si hubo un error, debe reconocerlo. Si cree que no lo hubo y estamos todos equivocados, más razón para hablar. Pero sobre todo debe explicar qué pasó: qué repeticiones vieron los árbitros (si, como dice el Madrid, solo comprobaron dos de las 11 disponibles) y qué pitaron. Transparencia. Le va la vida en ello. Eso es lo mínimo que exige el Real Madrid. Un reconocimiento público de que fue perjudicado. La pelota está en el tejado de la ACB, que desde el verano de 2018 preside Antonio Martín, exjugador madridista y director deportivo de la sección de baloncesto entre 2005 y 2009. Martín fue elegido con el voto a favor del Madrid.

La amenaza de abandonar la ACB no es nueva. Lo sucedido en la final de este domingo es solo una excusa para poner de nuevo sobre la mesa una idea que el club madura desde hace tiempo. En mayo de 2017, el Madrid, el FC Barcelona, el Baskonia y el Unicaja, los cuatro equipos de Euroliga en aquel momento, se levantaron de una reunión de trabajo de la liga tras comunicar "su intención de explorar la viabilidad de una liga de ámbito privado". Aquello quedó aparcado, que no olvidado.

Ahora es el Madrid en solitario el que amenaza con marcharse. La decisión no tendría un coste económico alto en una sección que es deficitaria y depende del fútbol para sobrevivir, pero necesitaría un cambio en las normas de la Euroliga, que exigen la participación en la competición doméstica.