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La sombra de Tavares eclipsa al Barça (66-78) y el Real Madrid jugará por la corona de la Euroliga
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El domingo, contra Olympiakos

La sombra de Tavares eclipsa al Barça (66-78) y el Real Madrid jugará por la corona de la Euroliga

El madridista se reivindica, una vez más, como el mejor pívot de Europa para asestar un zarpazo a los favoritos. Los de Jasikevicius se agarraron al tiro exterior y acabaron por venirse abajo

Foto: Tavares, durante la semifinal. (EFE/EPA/Toms Kalnins)
Tavares, durante la semifinal. (EFE/EPA/Toms Kalnins)

El Real Madrid jugará el domingo la gran final de la Euroliga tras imponerse al FC Barcelona por 66-78 en un extraño Clásico donde la figura de Walter Tavares fue decisiva. Los blancos se medirán al Olympiakos el próximo domingo en busca de la corona europea. El mejor pívot de Europa volvió a demostrar su capacidad de intimidación, forzando al equipo dirigido por Jasikevicius a enfocarse (descaradamente) al tiro exterior. El Barça dominó por momentos cuando su acierto fue abismal, pero en cuanto los tiros dejaron de entrar, la solidez defensiva del Madrid, unida a las individualidades de Sergio Rodríguez, Williams-Goss y Tavares, acabaron por llevarse la victoria en esta Final Four. Ni siquiera sufrieron los blancos en los últimos minutos de partido. Nikola Mirotic, el gran señalado del encuentro, anotó sus primeros puntos en el último cuarto y acabó con un -2 de valoración.

El plan de Chus Mateo quedó claro desde el inicio del partido: dominar la pintura. Por algo el técnico madridista cuenta con el hombre grande más importante de Europa, Tavares. No importaba que el pívot del Madrid no contase con un recambio natural para el partido por las bajas, si querían llevarse el Clásico, el ‘cinco’ debía ser clave. La intimidación del caboverdiano en ambos aros fue exquisita, cerrando el rebote e imponiéndose al poste bajo. Pero el Barça respondió con la otra cara de la moneda. ¿No me dejas opción al juego interior? Te fusilo a triples. Toda la anotación del equipo de Jasikevicius llegó desde la línea de tres. Cero de tres intentos en la zona, seis de nueve de tiro exterior, donde destacó la manita de Abrines, demoledora manita del español que anotó los tres triples que intentó.

La sensación es que el Real Madrid era superior, pero el tremendo acierto exterior de los cules permitieron que la semifinal llegase con una máxima igualdad a 18 puntos al final del primer cuarto. Para iniciar el segundo, llegó el primer ajuste táctico de Chus Mateo, que corrigió los minutos de descanso de Tavares con una defensa zonal con Anthony Randolph como hombre fuerte bajo los aros. Pero no había manera de frenar el tiro exterior blaugrana.

Los tiradores de Jasikevicius estaban on fire. Rozaron el 70% de acierto de triple en la primera mitad de partido. De Abrines a Laprovittola pasando por un excepcional Kuric. Quizás la mejor noticia para Chus Mateo es que Nikola Mirotic no tenía su día. La intensidad ofensiva del Real Madrid empezó a bajar y el ritmo anotador hizo lo propio. Los argumentos ofensivos de ambos equipos acabaron por señalar el favoritismo blaugrana en los dos primeros cuartos, muchísimo más entonados en lo ofensivo. La anécdota llegó tras una dura caída de Rokas Jokubaitis, que se comió el parqué en una acción casual. Dos dientes perdió el culé, los dos paletos, aunque pudo continuar en el partido.

El final del cuarto llegaría con espectáculo incluido. El Real Madrid consiguió que la ventaja no fuera demasiado dolorosa con un 42-36 gracias a una mandarina de Llull, que maquilló el resultado. Hizo lo propio, desde su campo, Satoransky, pero el blaugrana había tirado fuera de tiempo y no subió al marcador.

Pero cuando solo tienes un plan de ataque y este es confiar en un estratosférico acierto exterior… Pueden llegar los problemas. Mirotic (¡llegó con cero puntos al último cuarto!) seguía sin aparecer y la mano de los tiradores empezó a encogerse. El Madrid, con más rebeldía que buen juego, igualó el encuentro. Ayudó la versión anotadora más entonada de Nigel Williams-Goss, que desde la serie frente al Partizán de Belgrado ha asumido responsabilidades ofensivas para alegría de Chus Mateo.

El Chachismo, una vez más

Si el quinto partido frente al Partizán fue decantado por un Sergio Rodríguez como revulsivo desde el banquillo, la semifinal tuvo el mismo aroma. El Chacho se reivindicó en la anotación, dejando claro que la decisión de Chus Mateo de dejarlo fuera de la rotación durante varios tramos de la temporada era un error. En entradas a canasta, desde la línea de tres, sirviendo en bandeja canastas fáciles para Tavares (que destrozó a Sanli hasta que fue expulsado por faltas)… Exhibición del canario, una vez más.

placeholder Sergio Rodríguez, uno de los pilares madridistas. (EFE/Toms Kalnins)
Sergio Rodríguez, uno de los pilares madridistas. (EFE/Toms Kalnins)

El Madrid afrontó los últimos tres minutos de partido con una diferencia de ocho puntos a su favor. Pero Mirotic había estrenado su casillero de puntos y quería asumir responsabilidades… Y se encontró a un gigante llamado Tavares. Impresionante desempeño del pívot del Real Madrid, con dos tapones consecutivos y sendos rebotes para cerrar el aro blanco. Demasiado para los culés, que encima no pudieron parar la intensidad defensiva del Madrid (decisivo, una vez más, Rudy Fernández, en este aspecto) y acabaron por ceder la plaza en la gran final de la Euroliga. Quien se lo iba a decir a los madridistas cuando viajaron a Belgrado dos partidos abajo en los cuartos de final. El domingo, los merengues intentarán ganar un título ante el gran favorito de Europa que se les resiste desde el 2018.

El Real Madrid jugará el domingo la gran final de la Euroliga tras imponerse al FC Barcelona por 66-78 en un extraño Clásico donde la figura de Walter Tavares fue decisiva. Los blancos se medirán al Olympiakos el próximo domingo en busca de la corona europea. El mejor pívot de Europa volvió a demostrar su capacidad de intimidación, forzando al equipo dirigido por Jasikevicius a enfocarse (descaradamente) al tiro exterior. El Barça dominó por momentos cuando su acierto fue abismal, pero en cuanto los tiros dejaron de entrar, la solidez defensiva del Madrid, unida a las individualidades de Sergio Rodríguez, Williams-Goss y Tavares, acabaron por llevarse la victoria en esta Final Four. Ni siquiera sufrieron los blancos en los últimos minutos de partido. Nikola Mirotic, el gran señalado del encuentro, anotó sus primeros puntos en el último cuarto y acabó con un -2 de valoración.

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