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NBA vs Europa: ¿cómo amenaza al baloncesto europeo el nuevo megacontrato televisivo?
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Contrato de TV de 76.000 millones

NBA vs Europa: ¿cómo amenaza al baloncesto europeo el nuevo megacontrato televisivo?

La NBA ultima triplicará sus ingresos televisivos en el próximo ciclo. Ultima la firma con Amazon, ESPN y NBC por 76.000 millones en 11 años con los que acelerar su dominio global

Foto: Doncic lanza a canasta. (EFE/Craig Lassig)
Doncic lanza a canasta. (EFE/Craig Lassig)

La NBA ha dado su gran golpe con un nuevo megacontrato televisivo. Aún se están jugando las Finales y el acuerdo aún debe cerrarse, pero aportará 76.000 millones de dólares entre 2025 y 2036. Triplicará al actual ciclo audiovisual, con el que tiene asegurados 24.000 millones de dólares en nueve años, hasta 2024-2025, y que ya en su momento más que duplicó el anterior. Aunque solo incluye las emisiones en Estados Unidos, pero su impacto será global. Agrandará las distancias con un baloncesto europeo, aún incapaz de rentabilizar el valor que genera e incapaz ya de competir con NBA y NCAA para retener talentos y su propia autonomía.

*Artículo publicado originalmente en 2Playbook.com.

El nuevo contrato televisivo llega en un momento crucial para la NBA. La NFL, MLS, NWSL y WNBA están en plena ofensiva global. La NBA, sin embargo, ha sido pionera y, ya desde los años 90 gracias a Michael Jordan y David Stern, su antiguo comisionado, ha trabajado en abrir nuevos mercados y crear iconos internacionales. Así lo reconoce también la agencia financiera Fitch, que en la última emisión de deuda de la liga estadounidense de baloncesto le dio el grado de riesgo más bajo porque, “en términos de modelo de negocio de la liga, la NBA ha demostrado que es, quizá, la competición más fuerte en crecimiento y popularidad global y que no hay ningún riesgo en sus contratos audiovisuales”.

La peculiaridad con respecto a otras grandes ligas norteamericanas es su entorno. Ni el béisbol (salvo en Japón), ni el fútbol americano, ni tan siquiera el hockey hielo (salvo en algunos países nórdicos) son relevantes en otras partes del mundo. Son deportes yankees, que compiten consigo mismos y han creado sus propios sistemas deportivos y de negocio. La MLS, la más joven de las ligas, no ha podido imponerse nunca al fútbol europeo, como sí ha hecho la NBA. A pesar de la fortaleza del baloncesto europeo en términos de formación, ni Fiba ni Euroliga han logrado desarrollar un modelo de negocio que permita competir con Norteamérica en la retención del talento sin que eso ponga en peligro su sostenibilidad financiera.

Foto: Wembanyama hace un mate frente a los Knicks. (Scott Wachter/USA TODAY)

Los conflictos entre ambas organizaciones las han debilitado y eso abrió las puertas a la expansión de la NBA. Durante los últimos meses la propia competición estadounidense ha participado en las conversaciones entre los stakeholders para reorganizar el ecosistema europeo. Incluso, se especuló con su posible entrada en el negocio, es algo que, por ahora, parece descartado, aunque la liga siga explorando opciones para capitalizar su huella y comunidad europea. No sería algo novedoso, pues en África es el principal promotor de la Basketball Africa League, una liga panafricana similar a la Euroliga que, en este caso, va de la mano de la Fiba.

La liga se ve hoy en más de 200 países y tiene oficinas en distintos países de todos los continentes. Sus campus y programas de formación se han convertido en una meta deportiva para todos los jóvenes jugadores internacionales, reforzando su relación de marca y penetración. Y, lo que es más importante, a pesar de la vinculación emocional a uno u otro de sus equipos, la fortaleza real reside en la propia marca NBA y en su poder de atracción sobre jóvenes talentos y audiencias.

Poco a poco, la NBA ha integrado a gran parte del tejido del baloncesto mundial en su propia órbita. Es la liga deportiva con mayor número de seguidores e interacciones en redes sociales y, además, ha encontrado un filón en la importación de talentos para crecer fuera de Estados Unidos. Más de un tercio de los jugadores ya son extranjeros, una cifra que aumenta cada año. Las plantillas se han ampliado, y es habitual que al roster de 15 jugadores se le complementen con dos contratos duales (juegan en la NBA y la G-League, la liga de desarrollo).

placeholder Luka Doncic disputa sus primeras Finales contra los Boston Celtics
Luka Doncic disputa sus primeras Finales contra los Boston Celtics

Los staffs también tienen cada vez más personal no estadounidense y ya han debutado los primeros entrenadores extranjeros. Jordi Fernández será el primer español en ser entrenador jefe el año que viene tras más de una década en la liga. Ni siquiera Real Madrid o FC Barcelona, los dos clubes con más presupuesto fuera de la NBA, pueden competir con los salarios de la liga.

El salario mínimo está próximo al millón de euros. Jugadores del fondo del banquillo ajenos al gran público, como Julian Champagnie (San Antonio Spurs) cobran tres millones de dólares anuales, más que Kostas Sloukas (ganador de la Euroliga con Panathinaikos este año) o Nikola Mirotic, ambos en el top-3 de mejor pagados con más de 2,5 millones de euros por temporada. Otros europeos como Vasilije Micić, una de las últimas súper-estrellas europeas en dar el salto, se embolsan en torno a 8 millones de dólares por temporada. Los clubes europeos no pueden competir en salario. Su principal argumento es el aspiracional, ofreciendo a estrellas y otros jugadores tener un rol relevante y luchar por títulos en lugar de la incertidumbre deportiva que aún supone cruzar el Atlántico.

La lluvia de millones prevista con el nuevo contrato televisivo profundizará el gran desequilibrio económico que ya existía. La NBA tendrá más recursos para invertir en marketing y marca, para impulsar nuevos programas internacionales, disputar más partidos fuera de EEUU y, sobre todo, aumentar el límite salarial.

Foto: Jordi Fernández, ídolo en la NBA. (EFE/Bagus Indahono)

El límite salarial se calcula cada temporada a partir de los ingresos generados por la liga. Y los ingresos ya se habían disparado en los últimos añoshasta superar la barrera de los 10.000 millones de dólares. El salto televisivo permitirá sumar 4.300 millones extra anuales a partir de 2025-2026, pero no es la única partida que crece.

Por ponerlo en contexto, el equipo que menos ha gastado en salarios han sido los Utah Jazz, con 122,4 millones en 2023-2024. Es el equivalente a lo que han invertido todos los clubes ACB únicamente en plantilla deportiva y dobla el negocio total que genera el actual acuerdo entre IMG y la Euroliga con la explotación de la competición de clubes más relevante del Viejo Continente.

Las franquicias han pulverizado sus registros de asistencia, con 22,23 millones de fans en las gradas y una ocupación del 98% en la fase regular de 2023-2024. El patrocinio, a falta de conocer datos de esta temporada, alcanzó 1.660 millones de dólares el año anterior, y es la única capaz de rivalizar de tú a tú con la NFL en su negocio comercial.

Esta partida también se dispará ya desde 2023-2024 gracias a la entrada de grandes contratos como los de Emirates, title sponsor de la nueva Copa; SoFi title sponsor del ya asentado Play-In Tournament; y renovaciones como las de 2K, title sponsor de la Summer League y con acuerdo de licencia para los videojuegos; o Tissot, que coge el testigo de Revolut como presenting partner del partido de París 2024.

La NBA ha dado su gran golpe con un nuevo megacontrato televisivo. Aún se están jugando las Finales y el acuerdo aún debe cerrarse, pero aportará 76.000 millones de dólares entre 2025 y 2036. Triplicará al actual ciclo audiovisual, con el que tiene asegurados 24.000 millones de dólares en nueve años, hasta 2024-2025, y que ya en su momento más que duplicó el anterior. Aunque solo incluye las emisiones en Estados Unidos, pero su impacto será global. Agrandará las distancias con un baloncesto europeo, aún incapaz de rentabilizar el valor que genera e incapaz ya de competir con NBA y NCAA para retener talentos y su propia autonomía.

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