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Froome, el único ciclista que es un '8' en todo de la Vuelta, acaricia ya el jersey rojo
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no dio opción a los rivales en la contrarreloj

Froome, el único ciclista que es un '8' en todo de la Vuelta, acaricia ya el jersey rojo

Froome, que fue de menos a más, ganó con un tiempo de 47 minutos, aventajando en 29 segundos a Wilco Kelderman, en 57 a Vincenzo Nibali y en 59 a Ilnur Zakarin y Alberto Contador

Foto: Froome dio lo mejor de sí al final y ganó la crono. (EFE)
Froome dio lo mejor de sí al final y ganó la crono. (EFE)

A Christopher Froome no se le da bien ganar grandes vueltas porque destaque especialmente en un detalle más que en otro. Gana porque tiene un nivel medio muy por encima de la media en todo. Como se suele decir, no es un '10' en nada, pero es un 'ocho' en todo. En la contrarreloj es más que eso, no es notable, sino que alcanza la calificación de sobresaliente. Su rendimiento no depende de encontrarse descansado, en un estado de forma concreto o bajo una presión mayor o menor por lograr un gran objetivo. En la crono siempre vuela, como espoleado por una jauría de perros que le persiguiera hacia la meta. Más rinde, mejor le sale, cuando quiere ganar una Vuelta.

placeholder Más ventaja para Froome, con Contador quinto.
Más ventaja para Froome, con Contador quinto.

No hay en esta edición de la ronda española una superpoblación de diferentes especialistas. La división en clases sociales está muy definida. No hay un sprinter como Matteo Trentin y de ahí que las 'volatas' sean su monopolio. Están los más poderosos escaladores, muy reconocibles gracias a su fama internacional. El resto, la inmensa mayoría del pelotón, está formada por los obreros del ciclismo, los héroes anónimos a los que a veces hasta cuesta poner cara. Quedaba la contrarreloj. ¿Quién es bueno en la lucha contra el tiempo? No hay un corredor que tenga como especificidad su definición como velocista. Froome es lo más aproximado a un contrarrelojista. Y así lo demostró camino de Logroño.

La falta de técnicos en contrarreloj se evidencia en la clasificación final de la etapa. El top-5 parcial lo forman los mismos que ocupan los primeros cinco lugares en la clasificación general, con Contador quinto en ambas y variados los puestos entre Kelderman, Nibali y Zakarin, en este orden en la etapa, pero con el italiano por delante de ambos en el total. Es decir, ninguno es, que digamos, ningún experto en la contrarreloj. El primero en serlo es Tobias Ludvigsson, campeón de Suecia de la especialidad y que contó con el mejor tiempo en meta hasta que empezaron a cruzar la raya los que mandan en la tabla. Le arrastraron hasta el sexto puesto.

El último kilómetro del triunfo de Froome.

No aplastó a nadie. No le fue necesario. A Froome le bastó con hacer una contrarreloj inteligente, absolutamente estudiada previamente tanto por su equipo como por él mismo. Los primeros kilómetros los recorrió con un tiempo sensiblemente peor que los que le precedieron en la salida, no suponía, en absoluto, motivo alguno para inquietarse, formaba parte de la estrategia. Primeros minutos sobre la cabra a un ritmo tranquilo, calentando el cuerpo, adaptando la posición aerodinámica, para ganar la cadencia oportuna hasta el punto álgido de forma, obtenido conforme se acercaba el final.

Así explica cómo se sentía el jersey rojo ante esta situación: "Cuando no me pasaban información de los tiempos de los demás de la carrera pensé que en el coche no me querían dar la información porque no eran buenas noticias y no querían que me afectara moralmente. Entonces, me puse en lo peor y luché contra mi mente esos últimos 30 kilómetros". Fue descontando segundos hasta ganarle por 29 a Kelderman, que le aventajaba en 23 en el primer punto intermedio. Un 'crescendo' de manual, a sabiendas de que su adaptación a la especialidad es superior a la de sus adversarios y que estos, cansados, irían reduciendo sus prestaciones con el paso de los kilómetros. Así fue: "Después, a siete u ocho kilómetros del final, Nicolás Portal —director deportivo del Sky— me dijo que estaba luchando por la victoria de etapa. Pasé de una mente negativa a una mucho más positiva para poder luchar por la victoria", afirmó.

"Estoy muy feliz de haber llegado a las últimas etapas en esta situación. Mañana —en referencia a la etapa de este miércoles, con llegada a Los Machucos— el final será un muro y quedan etapas muy duras, así que hay que seguir luchando", dijo el ciclista de Nairobi. Jamás va a reconocer que tiene ganada la Vuelta, se saldría del guion empírico y matemático del Sky, que nunca deja al azar un detalle técnico, mucho menos va a reconocer una superioridad tan manifiesta como la del británico en esta competición.

Contador hizo una buena crono, ya es quinto, pero se aleja del podio.

De lo que sí se permite el lujo Froome es de asegurar que no se conforma con ganar la general. En absoluto. Se siente tan fuerte que no se corta en manifestar su intención de seguir buscando victorias parciales, las que no logró en todo el pasado Tour de Francia. "Dependerá de las situaciones de carrera si tengo que ser más defensivo o más ofensivo. Si la oportunidad se presenta, por supuesto que intentaré buscar una victoria de etapa en los próximos días, pero lo importante es la ventaja actual que tengo en la general", dijo en Logroño, donde se vistió un día más con el jersey rojo, el verde y el blanco. O mucho cambia la cosa, o el único que se va a quedar sin lucir es el de lunares que corona al rey de la montaña, que por ahora es una lucha entre Davide Villella y Miguel Ángel López.

El sprint final de la Vuelta se inicia con una jornada de temblar con tres exigentes puertos en los 180,5 kilómetros de recorrido entre Villadiego y Los Machucos, final inédito que ilusiona a la organización de la Vuelta y atemoriza a los corredores. Para empezar el Portillo de Lunada (2a,8.3 kms al 5.7), para continuar por Alisas (1a, 10 kms al 6) y finalizar en el Alto de los Machucos, de categoría especial, con sus 7.2 kms al 8.7 por ciento. Día grande para los escaladores

A Christopher Froome no se le da bien ganar grandes vueltas porque destaque especialmente en un detalle más que en otro. Gana porque tiene un nivel medio muy por encima de la media en todo. Como se suele decir, no es un '10' en nada, pero es un 'ocho' en todo. En la contrarreloj es más que eso, no es notable, sino que alcanza la calificación de sobresaliente. Su rendimiento no depende de encontrarse descansado, en un estado de forma concreto o bajo una presión mayor o menor por lograr un gran objetivo. En la crono siempre vuela, como espoleado por una jauría de perros que le persiguiera hacia la meta. Más rinde, mejor le sale, cuando quiere ganar una Vuelta.

Chris Froome
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