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Pogačar remata con una exhibición de ciclismo en Prati di Tivo su semana fantástica rosa en el Giro
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Octava jornada

Pogačar remata con una exhibición de ciclismo en Prati di Tivo su semana fantástica rosa en el Giro

El ciclista esloveno apuntala su dominio del Giro de Italia con la tercera victoria en el país transalpino y recuerda al pelotón quién es el máximo favorito. Su equipo brilló de nuevo

Foto: El esloveno celebra la victoria. (Reuters/Jennifer Lorenzini)
El esloveno celebra la victoria. (Reuters/Jennifer Lorenzini)

Pogačar, Pogačar, Pogačar. Pogačar. Pogačar, Pogačar. Y así hasta donde ustedes quieran. Eso es el Giro. Como cuando escribías muchas veces Merckx, o Hinault. Como supongo, cuando Buzzati decía Coppi y Bartali. O esa Vuelta de Maertens. Las leyendas son así, y debemos disfrutarlas cuando surgen ante nuestros ojos. El tío llega al primer fin de semana con diferencias de crono pre-París. Y está bien, oye, está guay, porque el ciclismo es aprovechar opciones, es arrasar con lo que puedes, es sumar numeritos en Gotha.

Y, vale... Miguel, pero es que Miguel es Miguel, y una cosa es lo que hizo Miguel y otra cosa es ir todo el rato escondido detrás de Poels (ejemplo aleatorio) o arrancando en vallas (purito ejemplo). Lo de Indurain bien, lo otro casi acaba con el menda, oigan, que menudas dos décadas hemos pasado, entre yanquis con motoman, cielos sin límites y codos que piden relevo. Menudas dos décadas.

Por eso, lo de Tadej, bendición. Ahora muchos se quejan. Muchos se quejan, y son los mismos que se les hace el culo pepsicola con lo de Eddy, recordando lo de Eddy, qué grande lo de Eddy. Y viene Pogačar y... meh. Aburrido, previsible, sin oposición, qué mal todo, qué bochornazo. Esa gente, seguro que les conocen. Quienes se quejan en todo momento, porque la lluvia moja y el sol pica. Esa gente. Ay. Nosotros de otro equipo... el equipo del disfrute. Y hay ilusión cada día por el qué verás hoy.

placeholder El esloveno, imparable. (Reuters/Jennifer Lorenzini)
El esloveno, imparable. (Reuters/Jennifer Lorenzini)

Porque da igual que sea etapa para velocistas... pues no va el tío y arranca en un repecho, en un repecho de esos que pone arriba "Jesper Skibby" o "Viatcheslav Ekimov". Ahora, gracias a Tadej... asunto de jerifaltes (un abrazo, Amat). Pogačar atacando, Geraint Thomas se vuelve loco como si fuera un sábado de diciembre en Cardiff (no hay constancia de que Geraint Thomas se vuelva loco jamás entre marzo y octubre, porque es un sosainas sobre la bici), releva, los dos tiran, los dos dicen "jaque", los equipos con sprínters lanzan trenos. Faltaron unos metrucos, pero quedó ahí aviso.

Un ciclista impresionante

Miren cómo será el tema que la gran confusión de esta semana inicial vino en Rapolano Terme. Cuando el sterrato, o la gravilla, o sirgas, no me cuenten gravel, por favor. Pues eso, que la gran confusión vino en que Pogačar se quedó quietecito, y todo el mundo estaba en plan "joder, Pogačar se ha quedado quietecito, qué le pasa a Pogačar, está acabao, no es el de antes, que se retire". Ese es el nivel.

Aquella tarde ganó Pelayo. Don Pelayo. Bueno, don Pelayo Sánchez, que de este sabemos cosas y no es bandera de casposos. Gran éxito... porque fue en el Giro, que luce mogollón, por el cómo y por el contra quién. Anduvo Pelayo todo el día en la fuga, y tenía cerca percherones de calidad, y terminó marchándose con dos de pura élite, como Plapp y Julian Alaphilippe. Resolvió con sangre fría, astucia y, sobre todo, fuerza. Porque sin fuerza no llegas a ningún lado, por muy furbo que te pongas.

Repitieron, ambos, en la fuga por Prati di Tivo. Repitieron los dos, y son ya casi pareja de hecho, porque se llevan fenómeno, discuten como discuten las parejas, se hacen gestos, se entienden con mirarse. Tampoco parecen llevarse bien, lo que se dice bien, bien, que es algo que ocurre con muchas parejas. Pero luego, mira, funcionan. El día de su etapa le recriminó cosas Alaphilippe a Pelayo. Cosas. Tampoco nada concreto, solo cosas. No sé, tú sabrás si has hecho algo, le dijo Julian, con los brazos cruzaos. Tú sabrás. Tiró de galones el galo, tiró de veteranía, de haber estado en esa misma situación con tíos mucho más bragados que Sánchez. Más que una regañina fue un "bu". Susto, nervios. Y el otro no picó. Ya les dije que valía mogollón su éxito.

Alaphilippe vuelve al ruedo

Es bueno, sí, ver a Julian de vuelta. O de casi vuelta. No es quien fue, pero siempre será quien es. Y asoma. Lleva tiempo medio extraviao, Alaphilippe, entre caídas y lesiones. Lefevere, su jefazo, insinuó que si salía mucho a cenar con su mozuca, que si le daba al morapio, que si malas costumbres. La mozuca de Julian es, por si preguntan, Marion Rousse, antigua ciclista y actual "rostro" de la Grande Boucle femenina. Así que, quizá, lo de Lefevere era pellizquito de monja a ASO. Quién sabe, porque yo no tengo ni idea de lo que bulle dentro de la cabeza de Lefevere. Es más, dudo que Lefevere sepa, a los diez minutos, que ha bullido en la cabeza de Lefevere. Patrick le dio agua a Alaphilippe desde una cuneta aquel día. No sé si Julian la tiró con disimulo.

placeholder Pelayo Sánchez, junto a Julian Alaphilippe. (EFE/Luca Zennaro)
Pelayo Sánchez, junto a Julian Alaphilippe. (EFE/Luca Zennaro)

Dijimos que Alaphilippe y Pelayo se hicieron pareja y residentes en el Giro, y repiten escapada este sábado, por los Abruzzos. Recorrido durísimo, todo sube y baja, pueblos, valles, montes. Sensación de aislamiento, lobos, cierto aire de "no mires mucho esta finca, que tengo escopeta". El pueblo de Marco, pero con Marco quedándose a levantar el predio, yo quería ir para Argentina, pero es que viene la cosecha ahora.

Media montaña con final duro, metros y metros de desnivel. Y escapada buena. Nuestros enamorados predilectos, Nairo Quintana (no estaba muerto, estaba de parranda), Romain Bardet (que lleva ahí desde los tiempos de Wiggins... desde los tiempos de Wiggins sobrio), Storer (precioso maillot, dispersa evolución deportiva), Valentin Paret-Peintr (que tiene nombre de filósofo existencialista, que tiene nombre para invitado de Apostrophes), Narvaez, et al. Vamos, que calité. Llegan fijo. Llegan fijo, sí, al menos hasta hace un lustro.

Pogacar, un obstáculo insalvable

Hace un lustro llega la escapada, media hora de retraso, meten quince minutos, dos de ellos acaban en el top ten de la general, todos contentos, los espectadores bostezamos. Pasa que hoy... Pogačar. Pogačar quería ganar su segunda etapa consecutiva, tras la crono. De la crono no les hablaba, porque la crono... en fin. Tres nombres. El primero es Filippo Ganna. Filippo Ganna podría ganarse la vida como actor, Filippo Ganna podría hacer los papeles de Vinnie Jones, si Guy Ritchie quisiera gangsters guapos, Filippo Ganna está sentado hora y media en la silla caliente (qué horror de invento, la silla caliente), y tiene siempre ese mismo rostro, mitad italiano angelical/mitad italiano empotrante (mitad Savoldelli/mitad Pozzato).

Es perfecto, Filippo Ganna, salvo cuesta arriba, donde pierde bastante Filippo Ganna. Por eso gana mucho, Ganna; pero no gana todo lo que pudiera, Ganna. Hay potencial, eh, que yo recuerdo Montescuro, pero. Luego llega Geraint Thomas. Ya les dije que Geraint Thomas es gruñón adorable, con menos panaché que Cacaíto Rodríguez y una actitud pachorresca que ríete del paisano aquel diciendo "tranquilos por la erupción del volcán, nos da tiempo a comer".

Thomas debía haber ganado tiempo en la crono, porque siempre fue uno de los mejores del mundo (al menos en las carreras donde compite... un par al año), pero es que se vio que nanai. Avanza Thomas con menos cadencia que Bert Grabsch en el Angliru, avanza Thomas por el llano como si subiera Galibier. Luego, en repechón de Perugia, se clava, porque estaba de clavarse. Al menos no bajó de la bici a tomarse el té de las cinco, como hizo en Lussari. Aun tengo pesadillas con aquel cambio de bici, oigan.

Y el tercero es, claro, Tadej Pogačar. Es tercero porque lo cito el tercero, pero en realidad es primero, ya saben. Tadej Pogačar mantiene el tipo en llano y se exhibe por pendientes. Allí donde pesa el culo de Ganna, donde a Thomas le pesan hasta las greñas y las patillas (ojo con esas greñas, Geraint... que te ralea el asunto, que no es lo de hace años). Exhibición de Pogačar, victoria contra el crono (allí donde iban a meterle mano, decían algunos), Giro con distancias de sentencia. Tampoco digo que me esté sorprendiendo, pero siempre es un disfrute.

Recital del esloveno

Y eso, Patri di Tivo y Pogačar a por el doblete que es triplete. Pogačar a por el doblete que es triplete, vale, y es el mejor ciclista del mundo, de acuerdo, pero Pogačar me lleva unas pintas mamarrachescas que no son de recibo, Pogačar va completamente de rosa, y cualquier coulotte que no sea coulotte negro es un coulotte de indignidad y humillación. Pero es que Pogačar añade los guantes, la montura de gafas, casco, el cromado de su máquina, los empastes del molar, unas lentillas de otaku. Así no, Tadej, así no. La admiración tarda mucho en ganarse, pero la puedes perder en dos semanas vestido como Mario Cipollini. Bueno, retiren eso... ya le gustaría a Mario Cipollini.

(Supongo que es tarde, que soy un señoro, un antiguo, un clasicote, pero es que me duelen los ojillos). Y eso, que el equipo de Pogačar funciona mejor de lo esperable (lo esperable era cero, así que estaba el rasante bajo), y luego selecciona pelotón el equipo de Daniel Felipe Martínez (que salió segundo de la crono), y la fuga está ya para sopitas y purés. Y todo por decidir entre los buenos (los buenos de la general, que delante había buenos aun más buenos que algunos de estos buenos, pueden creerme), que aguantan, y aguantan, y aguantan.

El clásico ritmo infernal que dicen por la tele... ritmo infernal que aguantan veinte tíos, tres cicloturistas y dos concursantes de Mediaset (éstos no han pillado el chiste de Paret Peintre... por cierto, buena subida de Paret Peintre, último en aguantar). Vamos, que trantraneo, Geraint salvando el día (lleva peor cara que Tamara Falcó en "Cifras y Letras"), Majka de equipier modélico (quién te lo iba a decir, Majka), todos que sí, que no.

Hasta que llega el ataque de Tadej Po... no espera, ataca Antonio Tiberi. Ojo con Tiberi, que tiene reflejos felinos, Tiberi que tiene esta etapa en el punto de mira, Tiberi que sale como un disparo, Tiberi que lleva el fusil cargao. Antonio Tiberi, curioso elemento, Antonio Tiberi. Lo pilla rápido Pogačar, pero estaba deseando hacer chistes con Tiberi, que vuelve a arrancar, defendiéndose como gato panza arriba. Un kilómetro y diez tíos delante, Tadej pastoreando; Storer que prueba, Tadej pastoreando; Arensman que prueba, Tadej pastoreando; todos se miran, Tadej pastoreando. Majka adelanta a Thomas (ya les dije yo que Thomas hoy) y hace de lanzador, hace de Lombardi...

Y eso, sprint incontestable para Tadej Pogačar, segundo Daniel Felipe Martínez, tercero O´Connor. Por lo visto hasta hoy... mímesis de las fuerzas generales. Pero oye, que dos segunditos para el esloveno (je), y la bonificación (je), y ya lleva más etapas en el Giro que Laurent Fignon. En una semana. Sin confianzas, pero... visto para sentencia. Esperemos que lo que resta en Corsa Rosa sea un poco menos Prati di Tivo y un poco más... casi cualquier otro día de Tadej Pogačar. Por nuestro bien. (Y ponte coulotte negro, hostias).

Pogačar, Pogačar, Pogačar. Pogačar. Pogačar, Pogačar. Y así hasta donde ustedes quieran. Eso es el Giro. Como cuando escribías muchas veces Merckx, o Hinault. Como supongo, cuando Buzzati decía Coppi y Bartali. O esa Vuelta de Maertens. Las leyendas son así, y debemos disfrutarlas cuando surgen ante nuestros ojos. El tío llega al primer fin de semana con diferencias de crono pre-París. Y está bien, oye, está guay, porque el ciclismo es aprovechar opciones, es arrasar con lo que puedes, es sumar numeritos en Gotha.

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