Es noticia
El Galibier confirma la seguridad de Pogačar (a la espera todavía de Jonas Vingegaard)
  1. Deportes
  2. Ciclismo
PRIMER TRIUNFO EN EL PAÍS GALO

El Galibier confirma la seguridad de Pogačar (a la espera todavía de Jonas Vingegaard)

El esloveno ganó la cuarta etapa del Tour de Francia y logró el maillot amarillo, seguido de Remco Evenepoel. El danés, recuperado de una lesión, aún no ha mostrado su mejor versión

Foto: La felicidad de Pogacar tras conseguir el maillot de oro. (Europa Press/Garnier Etienne)
La felicidad de Pogacar tras conseguir el maillot de oro. (Europa Press/Garnier Etienne)

Empecemos con lo que no nos gusta, y ya después hablamos de bicis.

Comenzaba el Tour con aire de novedades. Etapa en línea (lo del prólogo ya no lo estilamos demasiao), recorrido con puertos, media montaña. Como hace 12 meses, pero sin Pike Bidea. Son modas, supongo, son modas. Sucede que este año termina la Grande Boucle en Cote d'Azur, así que se nos queda el rollo de originalidades gordas.

Y eso, que Firenze y puertos. Se esperaba mucho del primer día, por aquello de que llegaba Vingegaard fuera de forma (presuntamente fuera de forma, que diría alguien en el programa de Susanna Griso para no pillarse dedos) y tendrá que proponer algo Pogačar, ¿no?... Vamos, que sería raro no probar cositas por guardar a caraduras tipo, no sé, Ayuso o Almeida (Ayuso y Almeida son caraduras grandes). En ese sentido... decepción. Bueno, lo de Bardet, que suena a Goya honorífico (vamos, Goya de palo), pero lo pasaremos porque nos cae genial Bardet. Pero decepción.

Claro, decepción es mejor que mala hostia. Y de esa también hubo.

La mayor incógnita de este primer día fue comprobar si cierto excorredor seguía en la lucha para batir un récord legendario. Y el Tour encantado con estas cosas. Yo no creo que nadie (salvo los palmeros de turno, que hay) caiga en comparar los parciales de Eddy Merckx y Mark Cavendish. Vamos, que son deportes distintos, circunstancias distintas, estilos distintos. Es comparar a Oliver Atom con Winston Bogarde, comparar a Guns n'Roses con Santa Justa Klan. Pasa que en un aspecto puramente estadístico... oye, que el british está por follarse récord belga. Y todos parecen felices con el asunto, porque tendremos un capítulo completo en el docu de Nelflis, habrá portadas en los periódicos y cien plumillas asalariaos por equipos WT loarán alabanzas por Cavs, lo que ha madurado Cavs, qué gran tipo es Cavs. Lo entiendo... no comparto, pero lo entiendo, porque más duro es trabajar honradamente, oigan, y se gana menos. Lo que me cuesta es admitir esta misma aquiescencia en el Tour, que parece encantado por mancillar a su mayor mito de siempre...

Foto: Pogacar celebra el maillot amarillo. (EFE/Kim Ludbrook)

Las similitudes con la historia

Viene esto al caso porque Cavendish perdió tres cuartos de hora el primer día, y tuvo muchas imágenes, y parecía enfermo, y gordo, y un poco enfermo, pero especialmente gordo. Relean... tres cuartos de hora, el primer día. Antes de llegarse a Valloire, tras tres etapas (una completamente llana) transitaba por encima de la hora. Si sigue esa progresión se planta en siete a final del Tour (posiblemente acabe el Tour, porque es buen activo publicitario, y haremos vistas gordas, guiño, guiño). Por contextualizar... Rob Harmeling, farolillo rojo en 1991, terminó a tres horas y 25 minutos. Por contextualizar, Rob Harmeling honró su profesión penando aquel julio, algo que no hacen los de hoy.

(Pietro Tarchini terminó último, a siete horas y 48 minutos... en 1947. Fue el primer Tour de la posguerra. Cotejen situaciones y mímesis).

Ya no es solo que me moleste esa sobreexposición de un ciclista venido a menos (muy a menos). Por ahí puedo pasar. Lo que es inadmisible (lo que debería ser inadmisible) es que algunos tíos pierdan tres cuartos de hora el primer día de una prueba con veintiuna etapas... y sigan en carrera. Lo que es inadmisible es que "fuera de control" sea, para los jóvenes, una discoteca de moda. Que nadie sea expulsado. Porque resulta indigno, ajeno a lo que ha sido siempre este deporte. Porque esa gente completa bochornos regulares con la manga ancha de organizadores y UCI para después guindarle victorias a los ciclistas serios. Vuelva a leer... tres cuartos de hora, cuando el primero hizo cinco horucas. Saquen conclusiones...

(Si quieren sacar conclusiones... piensen que los grupos pierden auténticas monstruosidades de tiempo en puertos iniciales... pero suben los últimos manejando diferencias mucho más moderadas).

El peligro del Tour

¿Más datos? Pues que mantener a esa gente en el pelotón resulta peligroso. Sí, sí, como lo oyen, peligroso. Porque tienes un buen puñado de paisanos con cero desgaste embistiendo como locos en los sprints. Paisanos que deberían ver esos mismos sprints desde sus casitas. Para evitar esas tensiones el grandérrimo Adam Hansen (auténtico referente para comecanapés, pros frustrados y seguidores del peloteo extremo) ha ideado una cosa súper cuqui... adelantarte la zona de seguridad desde los tres a los cinco kilómetros. Yo, que soy aun más generoso que Adam, lo extendería a los 75 últimos kilómetros, para ajustarles. Esta decisión, por si no se han dado cuenta, no solo es falaz (reduce extensión competitiva de la etapa), sino también injusta (queremos a los de la general sanetes, el resto pueden ir dándose por jodidos), pero no se te ocurra decir cosas, que te llaman retrógrado. Mi admirado Hansen (en serio, es admirable que recuerde el nombre de este tío) tiene otra idea pululando por su mente, según he leído en ese arma de destrucción masiva (para el ciclismo profesional) que es su cuenta de Twitter... Hansen, totalmente metido en su personaje de bombero-torero, propone pillar tiempos a cinco de meta, y que después se dispute la etapa entre quienes quieran, sin peligro alguno. Hansen, recién llegado a estos asuntos, desconoce que eso ya se hacía en los años 30, pero que todos le decían critérium, y era una exhibición de vedettes al concluir la etapa real del Tour. Vamos, que nuestro héroe pretende se recuperen cosas que hace 100 años ya sabíamos eran cuchufletas...

Bravo.

(Ah, dos hostias más... no hay ningún ciclista que mejore cogiendo peso de forma voluntaria, nadie pasa de escalador a clasicómano comiendo más tigretones, que no les cuenten milongas los contadores de milongas. Y la segunda... si no quieres escaparte no te escapes, pero esperar al pelotón en una cuneta, sentadito sobre la bici... eso lo hizo Bahamontes con su helado, pero Bahamontes es el mejor escalador de todos los tiempos, y él puede permitirse excentricidades sin caer en el ridículo).

Ay.

Y bueno, que Bardet, Vauquelin y Girmay. Nadie se queje.

placeholder Evenepoel es segundo en la general. (EFE/Yoan Valat)
Evenepoel es segundo en la general. (EFE/Yoan Valat)

La escapada de Lazkano

Hasta el Galibier. Galibier para quitar caretas, Galibier para destrozar organismos. Vale, era el Galibier de palo, era el Galibier “Hugo Maradona”, pero... corona alto, viene asunto rápido, hay dudas, puede haber desgaste. Hay, también, otros diez días sin "casi" nada que echarse a la boca en pendientes, así que prevemos cosucas. Y hay, sobre todo, la incógnita de Vingegaard.

A mí me sorprendió lo de Vingegaard en San Luca. No que aguantase a Pogačar (si está en la Grande Boucle es porque trae patitas... más o menos, pero patitas), pero sí que fuese el único aguantando a Pogačar. Mínimo me esperaba a Primož Roglič, que le viene genial el puerto, pero es que no camina igual que hace unos meses. Volviendo a Jonas... lo lógico sería probarlo... probarlo aun antes de Lautaret, probarlo a ritmo, probarlo para romper lo frágil de su preparación (porque si su preparación no es frágil yo ya no sé qué contarles). Claro que, para eso, tienes que quemar a tíos como Ayuso y Almeida, y vuelvan a leer lo que puse arriba sobre Ayuso y Almeida, la jeta de Ayuso y Almeida. No sé, pienso que los bolos estaban así pinaos, pero vete tú a saber...

Igual mejor darle masajes a Vingegaard hasta Pirineos, oigan.

Así que... ritmo de Marc Soler, con lo que eso significa. Por delante Oier Lazkano, que viene de una escapada, tiene pocas opciones pero sale bastante en la televisión. Y arranca Lautaret, y se aparta Marc Soler (que rima, y todo), y nadie quiere entrar, porque qué de líderes tenemos, oigan, y ya saben.

Foto: Jonas Vingegaard, durante la Itzulia. (Laurent Lairys/DPPA/AFP7)

El pedaleo de Enric Mas

Pero... siete a cima, siete a cima de Galibier y se pone Almeida, Almeida chupando cámara, Almeida con ese estilo feísimo, Almeida que corta a Carapaz, que sube a un ritmillo sabrosón. A ver si Almeida me cierra la boca trabajando algún día, a ver. Buena velocidad, cadáveres que caen, Vingegaard se abre y mira, y cuando te abres y miras es que vas, mucho o poco pero vas...

Grupo de veinte y... Adam Yates. Enric Mas pedaleando de forma muy esforzada a mucho de los buenos. Geraint Thomas con menos ganas de sufrir que yo en un examen de Administrativo.

Entra Ayuso, aceleración, buen cambio de ritmo, aceleración... Joder, qué maravilla, qué bien ejecutado, qué útil hubiera sido unos cuantos kilómetros antes. Roglič sufriendo. Maillot bonito, pero no es el de otros años. Me cae bien Primož Roglič, aunque da menos espectáculo que Norma Duval en un debate contra Wittgenstein... Aguanta Mikel Landa, por cierto, pero es que el reino de Mikel Landa no es de este mundo, yo ya no digo nada sobre Mikel porque la gente no me toma en serio, pero Mikel... ay, Mikel. Y muy bien Evenepoel, que parece ir fácil.

Ah, Ayuso se escaquea y le dan un toque para reconducir. Ayuso es que necesita del pinganillo, si no...

La ventaja de Pogacar

Pero, ¿saben qué?... Los gregarios están gregariando, y quienes deben aguantar aguantan, y la velocidad parece menguante, y Tadej espera hasta el último kilómetro para el ataque. Eso sí, latigazo criminal, un latigazo que te firma Ric Flair en el pecho, un latigazo tipo "Saronni en Goodwood". Aguanta Vingegaard, aguanta solo Vingegaard... pero Tadej insiste, y en dos curvas enlazadas (izquierda, derecha) Tadej insiste el doble, y Vingegaard se queda, parece clavarse (clavarse como se clavan ellos, clavarse a setenta pedaladas por minuto), y le cae tiempo, y le llueven segundos, y los dos a tope, los dos ciegos. Pogačar corona Galibier con 15 segundos, pero empieza a bajar como mi abuela (por fatiga, por no confianza, por lo que fuere), empieza a entrar en las curvas cruzado, a corregir trazadas, a dejarse masticar segundines. Va el asunto en diferencias tipo Vuelta-Años Ochenta.

Ah, Evenepoel a medio minuto, aproximadamente, pero descendiendo horrible (subió mejor de lo que yo pensaba, bajó aun peor de lo que yo pensaba). Carlos Rodríguez lo pasa, porque él sí es buenísimo en discessa. Roglič cerrando escapes, pero tiene pinta de navegar sobre el Titanic.

Tadej sosiega cuando termina la primera parte del descenso (la parte criminal, la parte donde lloró “Jabato”), y empieza a abrir un poco más de hueco. Si da pedales, los da con más fuerza que Jonas, si entra en curvas empieza a meterse de manera "dulce". Lo hemos visto más veces, diferencias abriéndose, Vingegaard con pinta de llevar las patas más tiesas que Pinocho, tres kilómetros más que tuviera el puerto y se hunde gordísimamente.

(Claro que tres kilómetros más e igual se había arrancao tres kilómetros más arriba, oigan).

placeholder Vingegaard es tercero en el Tour. (EFE/Yoan Valat)
Vingegaard es tercero en el Tour. (EFE/Yoan Valat)

Los Alpes siempre molan.

Así que victoria para Pogačar, segundo Evenepoel y tercero Ayuso. Andaban por ahí también Roglič, Carlos Rodríguez y Vingegaard. El resto... la nada, el resto no importan, ni han de importar. Amarillo para Tadej, sacó casi cuarenta segundos a Vingegaard, más con bonificaciones. ¿Poco? Puede, viniendo de donde venía el danés. Pero nunca, en dos años, logró esto Pogačar... Nunca, desde Tignes 2021, había dejado con esta claridad a Jonas. Golpe de tiempo (al final lo tiene a casi el minuto, que es "distancia"), pero mayor aun en moral. Amarillo para él, dudas para el dorsal “uno”.

Primer contacto intenso, y se queda la carrera en siete. Siete que son dos, más Evenepoel, que es bestia en llano y falso llano. Primer contacto y se queda la carrera preciosa, porque a un bicampeón no le sirve andar mordisqueando pérdidas. Primer contacto y somos optimistas, porque empezamos siendo pesimistas y terminamos por ser optimistas.

Así somos los de las bicis.

Siempre ilusionados.

Empecemos con lo que no nos gusta, y ya después hablamos de bicis.

El Confidencial
El redactor recomienda