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Tadej Pogačar es leyenda y sentencia el Tour en Plateau de Beille
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DECIMOQUINTA ETAPA

Tadej Pogačar es leyenda y sentencia el Tour en Plateau de Beille

Jonas Vingegaard lo probó en la subida final tras un meritorio trabajo de su equipo, pero el esloveno fue más fuerte. Ahora encara la última semana con más de tres minutos de ventaja

Foto: Pogacar vence en la eaapa 15 del tour de francia
Pogacar vence en la eaapa 15 del tour de francia

Era tramposa, la etapa de hoy. Tramposa en varios sentidos. Tramposa en su perfil, en esos números sobre los que algún periodista construye relatos irrebatibles (los relatos rebatibles no venden mucho en la profesión). Tantos metros de desnivel, tantos puertos, tanta dureza. Y sí, pero no. ¿Ejemplo? Hoy. Les habrán contado apocalipsis, que si cinco puertos, que si 4.000 metros de... Y sí, pero no, insisto. La etapa está hecha como si no quisieras, como una tarde mala. Esos puertos de salida hacen dolor gordo (y crean escapadas de nivel, algo que a veces echamos en falta), pero luego viene llanada enorme por valles, y los valles suben y bajan, y hay carretera en condiciones, y, oye, lo que te digo, que borres “Perisur”, Menté y Aspet. Y Agnés... pues encadena horrible con Beille, así que también pueden poner asterisco. Ojo, yo siempre prefiero caña antes de la subida final, porque no son las mismas piernas, y esto es deporte de fondo, lo repito hasta en el ascensor... Pero a efectos prácticos, a efectos del jaune... Subida final.

Que era Plateau de Beille. Historiones, en Plateau de Beille. Tiene peor currículum que Lotina, tiene más tachones que un examen de álgebra. Tú miras quién ganó en Plateau de Beille y te dan ganas de ponerte Extremo, te dan ganas de salir a los billares, te dan ganas de... bueno, de todo, menos de andar en bici. Sumen al asunto que Plateau de Beille es un pepino importante, un pepino que fue ultrajado (ultrajar pepinos es horrible) hace década y poco, cuando ciclistas menos ciclistas que los de hoy dijeron que "en estas pendientes no se puede atacar". Busquen, busquen, es increíble, pero fue. ¿Recuerdan? Hubo un tiempo, antes de Tadej y Jonas, antes de Van der Poel y Evenepoel, antes de todos estos, donde estaba asumido que no podías atacar en dieciséis kilómetros al ocho de pendiente, “porque es fácil seguir rueda”. Tenga usted estos asuntos delante cuando le cuenten historietas... Vivimos en un mundo (ciclista) mejor que el de hace años, y siempre mola reivindicar (y pegar hostias a quienes nos quisieron hacer el butrón en este bendito deporte).

En resumen, que no nos flipamos con la etapa (ay) pero que da para ver cositas, porque Plateau es bicho gordo. Quizá reedición a lo del sábado, quizá otro giro guionizado en este Tour tan shyamalanesco. Vete tú a saber. Solo falta que aparezcan los aliens...

placeholder El pelotón discurre por las carreteras pirenaicas durante la etapa 15 (Reuters/Molly Darlington)
El pelotón discurre por las carreteras pirenaicas durante la etapa 15 (Reuters/Molly Darlington)

Escapada de nivel

Y lo que decíamos, qué escapada con nivel, qué nombres repetidos, qué grupo a bien avenir. Carapaz, Romo, Healy, Sobrero, incluso Enric Mas (que se quiere reconvertir, y bien hace, porque sus objetivos marcados en Florencia se perdieron como lágrimas en la lluvia). Quienes entran en estas situaciones (quienes entran con el Peyresourde de salida, con Menté y Aspet justo más tarde) es porque traen patas, es porque pueden competir. Gente de raza y con fuerzas, gente que no rellena minutitos de la televisión sin que cueste. Tiene pinta que no llegan, porque el equipo de Vingegaard parece llevar el asunto vivo, pero posibilidades, de esta forma, siempre hay.

Lo del equipo de Vingegaard. Que no funciona como otros años, pero sigue siendo el mejor conjunto (aunque no sea la mejor suma de individualidades). Pero quieren probar a su manera. Esto es... con su ritmo, con su filosofía, tenemos un plan, hostias, tenemos un plan. Que tiren Benoot y Kelderman, que rompan todo, que dejen el asunto en carrera de vatios tras desgaste. Buscan, ahí, meterle mano a Tadej. Algo nuevo, un Granon, ese rollo. Hace calorazo, y dicen que a Tadej no le va el calorazo. Plateau es sostenido, y ahí se maneja bien Jonas. No sé, lo que sea. Cuando vas segundo te aferras a cualquier esperanza para chulear al primero. Y haces bien. Es obligación, es lo que hacen campeones y leyendas. Aplauso, termine como termine.

(Otro recuerdo chiquituco a quienes, en la misma situación, no hicieron lo que hacen campeones y leyendas, porque no son ni lo uno ni lo otro).

Bernal resiste

Y otro apunte, que no se me pase... calvario, hoy, para Bernal. Tienen el COVID metido en Ineos, así que igual encuentras justificante, pero pareciera que está Egan superao por los ritmos homicidas de esta Grande Boucle (que está siendo la Grande Boucle más homicida, en ritmos, que yo recuerde). O igual es que no llega a estos niveles, ahora. No sería trágico, no sería el fin del mundo, Bernal recuperó espíritu competitivo después de lesiones gravísimas, y esta primavera se ha visto que puede asomar delante en pruebas de alto nivel... Si queda pendiente ese último (y más difícil) salto... pues, oye, mira, muchos hay que no aspiran al Tour, y encima él ya ganó uno. No sé con qué sensaciones saldrá de Francia, pero sí sé qué conclusiones debería llevarse de lo que vamos de temporada...

placeholder Joao Almeida y Egan Bernal en acción durante la etapa 14.(Reuters/Stephane Mahe)
Joao Almeida y Egan Bernal en acción durante la etapa 14.(Reuters/Stephane Mahe)

Visma al ataque

Volvemos a la carrera. Subiendo Agnés aumenta ritmo Visma, pero es un aumento... raro. Raro porque cada vez hay menos tíos en el pelotón (lógico), pero no le quitan casi tiempo a los de la escapada (menos lógico). Son cosas que ves a veces, y nunca sabes cómo interpretarlas. ¿Se vuelcan los de delante para mantener y hay ritmo de espesor? ¿Ha puesto este o aquel equipo un safety car gordísimo, una sensación de falsa fortaleza que busca no agravar dolores? Ya les digo, difícil. Veremos, porque se va a probar.

Veremos.

Veremos en Plateau de Beille, digo, porque hasta entonces es todo elucubraciones y pajillas mentales...

Así que pajillas mentales, que nos pagan por ello. Cando un gregario se marcha solo sin que le sigan sus compis, como pasó con Kelderman. O Cavendish quedándose del autobús... perdía treinta y seis minutos antes de que la cabeza comenzase a subir Plateau de Beille. O la escapada, que empieza con casi tres minutos... tres minutos, más de quince kilómetros subiendo... Opciones, pero deben lucharlo. De los cátaros no cuento nada, porque todo el mundo habla de los cátaros, y los cátaros debían ser unos plomos gordísimos, tú...

Último puerto de la jornada

Comienza el último puerto... dos minutos y medio para De Plus, para Carapaz, para Hindley, para Mas, para Tobias Halland Johannessen. ¿Poco? Pues depende cómo enfoquen esto los dos grandes, pero...

Pero nada... Jorgenson entra a tope, Vingegaard a su rueda, luego Tadej, luego Evenepoel, luego... en fin, ya saben. Ah, Almeida no puede, pero Almeida es muy de ir muertísimo y luego entrar cuarto, porque trabajar no es de guapetes, trabajar no es de guapetes.

La carrera viene entre los grandes, el resto son estertores.

Jorgenson va pum, pum, pum, y los que siguen tiran con buf, buf, buf. El grupo que queda en siete u ocho, el grupo que no es grupo, que es solamente espera e impasse, expectación ante el ataque.

Once y sufre Carlos Rodríguez. Es durísimo, Carlos Rodríguez, es una piedra, Carlos Rodríguez, pero once... mucho tiempo. Pinta a colocación casi definitiva del pódium, hoy. Porque ataca Vingegaard, y con él Tadej, y Remco a unos metrucos, y pinta el asunto a cronoescalada hasta arriba, pinta el asunto a La Plagne 87... Ritmo, ritmo, y que reviente a quien le toque...

Tiene algo de hipnótico, sí, ver a los dos mejores ciclistas del mundo (a los dos mejores vueltómanos) subir paredes como si no costase, ir amarraos a las gomas del freno, mover solo las patas, olvidarse de hombros, acoplarse, mover vatios como si quisieran iluminar un concierto de Manowar. Tiene algo de hipnótico, algo de bello, estética pura, acelerones en curvitas, hostias como panes a cronómetros y medidores de potencia.

Evenepoel bien, por cierto. Lejitos de los dos grandes, pero más cerca de los dos grandes que cualquier otro. Quitando ideas preconcebidas, quitando miedos que pudiera tener. ¿Trae un Tour en sus piernas? Al menos potencial tiene, y lo está mostrando hoy. Luego el cajón más alto depende... en fin, depende sobre todo de quienes van hoy delante del belga.

Otro apunte... con el maillot de puntos rojos Vingegaard parece pesar unos diecisiete kilos, o así. En serio, delgado hasta límites...

Pogačar espera su momento

Cinco a meta, Jonas pega su último acelerón, se alza sobre los pedales, aguanta cien, doscientos metros, aguanta cien, doscientos metros y Tadej parece bien, Tadej no abandona su sillín y parece bien. Entonces... el momento, el momento definitivo. Vingegaard cae, Vingegaard gira un poco el rostro, Vingegaard comprueba que no ha descolgado a su rival... y sabe lo que llega, lo que está por venirse. Que es el acelerón del jaune, que es el irse solo, que es ir abriendo poco a poco distancias. No está muerto, Vingegaard, así que el goteo es pausado.

No está muerto, Vingegaard, pero esa mirada atrás fue su Waterloo.

Al menos el de hoy.

Hasta meta... pues mantener. Mantener la tortura, mantener ese morirse poco a poco al que se están sometiendo estos dos chiflaos, estos dos animales. Ritmos para destrozar todos los récords, fuerza y mentalidad. Hasta meta... mantener. Pero mantener una exhibición.

Dos, porque bravo por Vingegaard.

Y victoria para Tadej Pogačar. Tercera etapa este año, decimotercera en total, con unas medias alucinantes para ser un hombre de generales. Victoria para Tadej Pogačar, minuto a Vingegaard, el Tour prácticamente sentenciado, el Doblete en el bolsillo. Aplauso para el danés, aplauso para Remco, que ha podido con el Tour, por mucho que se le hiciera largo y termine a casi tres minutos. Pero es que son tres minutos, hoy, con Tadej Pogačar.

Son tres minutos, hoy, con una puta leyenda de este deporte.

Era tramposa, la etapa de hoy. Tramposa en varios sentidos. Tramposa en su perfil, en esos números sobre los que algún periodista construye relatos irrebatibles (los relatos rebatibles no venden mucho en la profesión). Tantos metros de desnivel, tantos puertos, tanta dureza. Y sí, pero no. ¿Ejemplo? Hoy. Les habrán contado apocalipsis, que si cinco puertos, que si 4.000 metros de... Y sí, pero no, insisto. La etapa está hecha como si no quisieras, como una tarde mala. Esos puertos de salida hacen dolor gordo (y crean escapadas de nivel, algo que a veces echamos en falta), pero luego viene llanada enorme por valles, y los valles suben y bajan, y hay carretera en condiciones, y, oye, lo que te digo, que borres “Perisur”, Menté y Aspet. Y Agnés... pues encadena horrible con Beille, así que también pueden poner asterisco. Ojo, yo siempre prefiero caña antes de la subida final, porque no son las mismas piernas, y esto es deporte de fondo, lo repito hasta en el ascensor... Pero a efectos prácticos, a efectos del jaune... Subida final.

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