Hamilton busca a Red Bull para no firmar una renovación con McLaren a la baja
Fue un pacto de intereses. Lo que ocurrió en Canadá se quedará entre Christian Horner, Lewis Hamilton y poco más. Un té, un café o, quien
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Fue un pacto de intereses. Lo que ocurrió en Canadá se quedará entre Christian Horner, Lewis Hamilton y poco más. Un té, un café o, quien sabe, quizás ni si quiera se cruzaron. No hacía falta. El objetivo era permanecer unos minutos en la casa de Red Bull y marcharse. La visita de Lewis Hamilton a Christian Horner estuvo teledirigida desde el despacho de Simon Fuller, agente del piloto británico. Debe mover a su representado, que termina contrato en 2012, y por los resultados deportivos McLaren está en condiciones de negociar un contrato a la baja.
A Hamilton le están moviendo el mercado. Se paseó con otra delante de su 'novia' (McLaren) para decir que hay vida más allá de la escudería de Woking. Es una advertencia, sin más.
La filtración viene tras una carrera donde no puntúa y seguido de dos grandes premios con una mala imagen. ¿De qué se habla más esta semana? De su visita a Horner más que de su cero.
Quien manda en Red Bull es Marko, no Horner
Por cierto, quien decide en Red Bull el futuro de la escudería no es Horner, un trabajador más que fue renovado a finales de 2010 junto con otros 50 empleados más. En este caso quien teje los hilos es Helmut Marko, el mismo que la semana pasada advirtió a Mark Webber que lo natural es que sea un Toro Rosso quien ocupe una plaza en Red Bull para 2011. Marko, a no ser que la pifien tanto Alguersuari como Buemi, desea subir a un canterano para también dar salida al australiano Daniel Ricciardo, asiduo probador de Toro Rosso en los libres de esta temporada.
¿Y qué gana Red Bull con esta visita? Prestigio. Hamilton ha llamado a la puerta del número uno. Revaloriza la imagen de marca del equipo austriaco y tira la caña a los patrocinadores con un cebo donde se puede leer: "Todos quieren correr para nosotros".
Si Hamilton hubiera ganado la carrera posiblemente no hubiera habido filtración esta semana y, si el interés entre ambas partes fuera tal, nadie se hubiera enterado y Hamilton no hubiera pisado la casa de Red Bull. Porque si una negociación se quiere llevar con discreción no se sabría hasta prácticamente el momento del anuncio, como en el caso de Ferrari con Fernando Alonso.
Fue un pacto de intereses. Lo que ocurrió en Canadá se quedará entre Christian Horner, Lewis Hamilton y poco más. Un té, un café o, quien sabe, quizás ni si quiera se cruzaron. No hacía falta. El objetivo era permanecer unos minutos en la casa de Red Bull y marcharse. La visita de Lewis Hamilton a Christian Horner estuvo teledirigida desde el despacho de Simon Fuller, agente del piloto británico. Debe mover a su representado, que termina contrato en 2012, y por los resultados deportivos McLaren está en condiciones de negociar un contrato a la baja.