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Sainz y la rabieta de Verstappen, o "cómo tirar los juguetes por los aires"
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EL ESPAÑOL plantó cara y dominó al holandés

Sainz y la rabieta de Verstappen, o "cómo tirar los juguetes por los aires"

En un preludio de lo que se espera en 2016, Sainz y Verstappen vivieron su primer duelo directo en Melbourne. El holandés al final perdió los papeles y faltó al respeto a su equipo

Foto: Carlos Sainz y Max Verstappen, antes de la carrera de Melbourne.
Carlos Sainz y Max Verstappen, antes de la carrera de Melbourne.

“¿Se ha quejado mucho? Bueno, qué se le va a hacer…", respondió un flemático Carlos Sainz ante elfestival radiofónico delvehemente Max Verstappen,primer capítulode uno de los enfrentamientos más apasionantes en 2016, que en Melbourne ya empezó conchispas. No serán las últimas.

"No me dejáis pasar a Sainz, esto es una jodida broma, de verdad”. El GP de Australia confirmó que el duelo en Toro Rosso se dirime tanto en el terreno deportivo como en el psicológico. Verstappenexhibió nuevamente una absoluta falta de complejos -y de respeto- hacia Toro Rosso, aunque ayer el tiro le salió por la culata. Porque Sainz le batió en ambos terrenos.

Resulta fascinante ver cómo un piloto casi adolescente trata a Toro Rosso.El holandésvolvió a revelarque inconscientemente su actual equipoparece un mero instrumento en su camino hacia mejores pastos. Verstappenmira hacia lo lejos yarriba conindudable mentalidad ganadora. Sin embargo, por el camino parece un Moisésante el cualel Mar Rojo desus rivales debe abrirsecon un golpe de cayado. Pero estos no se chupan el dedo. Sainz, ayer, el primero.

placeholder Verstappen, por delante de Hamilton.
Verstappen, por delante de Hamilton.

"¿Puedo intentar pasar a Sainz?"

Todo empezó cuando Toro Rosso respondió diligentementeal quejarse Sainz de una rueda. Verstappen entonces ardió. Primer error, porqueel equipo no estaba preparado cuando el holandésentró en boxes.“¿Cuántas veces he dicho que tenía problemas con los neumáticos? ¡Quería parar primero!”,reprochaba después por la radio. Con terreno libre luegoalcanzó aSainz, todavía por detrás dePalmer.

“¿Puedo intentar pasar?". “Déjame intentarlo, porque esto estátardando demasiado”. En eldiálogo con su ingeniero,ninguneaba a un Sainzpordetrás dePalmerdurante varias vueltas. En vez de ganarlo en la pista,Verstappen pide paso como si de un derecho natural se tratara. El mismísimoHamilton había intentado adelantar sin éxito antes alos dos Toro Rosso.¿Seguridad en sí mismo o petulancia juvenil? Después, mostró unaairada reacción contra el equipocuando la realidad no se doblegóa sus deseos.

“¡Estoy atacando, no me digas que ataque!”

Sainzdebía responder ante una maniobra no sololesiva para su interés en carrera, sinotambién para su imagen dentro de Toro Rosso. “Carlos, ataca”, le urgía Marco Matassa, su ingeniero. “¡Estoy atacando, no me digas que ataque!”. “Sí, porque de la otra manera cambiaremos posiciones en la vuelta siguiente”.Verstappen no pasó al español,pero Sainz sí superó a Palmer.

Con un gran adelantamiento, el holandés superórápidoal Renaulty en menos tiempoque el español. Pero luegoSainz dejaríatirado a su compañero al sacarle casi un segundo. Cuando debíademostrar que eramás rápido,Verstappen no pudo.“Primero tienes que pasar, y [Sainz]debía primero demostrar que era capaz de adelantar a Max antes de alcanzar a Pérez”. Eran las palabras de FranzTost…el año pasado en Singapur. Entonces,el jefe justificó su desobedienciaa la orden inicialde dar pasoa Sainz. El español le devolvió ayer la pelota de Marina Bay.

"No me dejáis pasar a Sainz, esto es una jodida broma, de verdad”, se quejabade nuevo trasSainz y otro grupo por delante. Verstappen perdiólos papeles consu actitud irrespetuosa hacia el equipo y susintereses, ydespués detanta exigenciay protesta,casi arruinael trabajode Toro Rosso durante el fin de semanaal embestir a Sainz en la curva 15.

Verstappen quiere sometera Toro Rosso

El equipo italiano fue ayer ecuánime en pista con sus pilotos. Sin embargo,el holandés somete a Toro Rosso a una enorme presióncon formas más que discutibles cuando no se pliega a sus exigencias.Parece que Verstappenquiere aplicar en Toro Rosso esa ley de la realidad dominante según la cual quien másgrita e insiste impone su percepción e intereses. Y el holandés actúacomo si dierapor sentadasu superioridad sobre Sainz.

La inteligencia y la madurez también forman parte de la ecuación ganadora. Sainz fue rápido viernes y sábado. No cometió ningún error en carrera. Plantó cara a su rivalcuando este quiso imponerse al equipo. Y le dejó detrás en la meta.Con su comportamiento, el holandés hizo el resto.

Consciente de su talento y valor potencial de mercado, Verstappenparece sentirse amparadoen unRed Bullque,trasfinanciar su debuten la Fórmula 1,no querráperder al “próximo Ayrton Senna” en el mercado persa de fichajes de2016.Por ello, Sainz afrontaalgo más queuna intensapugna deportiva con su compañero. Ayer ganó también la psicológica, y con un añadido. En inglés hay una expresión muy apropiada para ello:"Throw your toys out of the pram", o tirar los juguetes por los airesen una rabieta. Fue el caso deMax Verstappen en el Gran Premio de Australia.

“¿Se ha quejado mucho? Bueno, qué se le va a hacer…", respondió un flemático Carlos Sainz ante elfestival radiofónico delvehemente Max Verstappen,primer capítulode uno de los enfrentamientos más apasionantes en 2016, que en Melbourne ya empezó conchispas. No serán las últimas.

Fórmula 1 Max Verstappen
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