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La 'teoría del caos' de Fernando Alonso en Bakú que prácticamente siempre se cumple
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Una pista propensa a los accidentes

La 'teoría del caos' de Fernando Alonso en Bakú que prácticamente siempre se cumple

La singularidad del trazado del Gran Premio de Azerbaiyán es propicio para todo tipo de infortunios y carreras de resultado alocado, como ha confirmado su experiencia desde 2017

Foto: La carrera de Alonso en Bakú en 2018 fue "una de las mejores". (Formula1)
La carrera de Alonso en Bakú en 2018 fue "una de las mejores". (Formula1)

"Esto será un caos, tenemos que sobrevivir al caos, acabar la carrera y estaremos en los puntos". En el Gran Premio de Azerbaiyán de 2018, las opciones de un resultado decente para Fernando Alonso eran escasas. Pero el español habló así a su equipo consciente de la naturaleza de una carrera que, de una u otra manera, garantiza el caos y los incidentes más singulares.

Porque la pista de Bakú es una mezcla de Mónaco y Monza. El trazado del Gran Premio de Azerbaiyán reafirmó el viernes su naturaleza en la primera jornada. Numerosos errores y salidas de pista en algunas de sus trampas que recuerdan su facilidad para los incidentes. Posiblemente, este domingo tampoco será la excepción.

En su corta presencia en el campeonato, Bakú atesora una colección de incidentes anómalos realmente singular. Desde el cruce de cables de Vettel con Hamilton en 2017, hasta el accidente de Daniel Ricciardo y Max Verstappen el año siguiente que convenció al australiano para dejar Red Bull. Además, del posterior error de Lewis Hamilton en 2021. Sin olvidar, la maniobra de Fernando Alonso en dos ruedas en 2018 que, según el español, dio pie a "una de las mejores de su carrera". Si de acción extrema se trata, Azerbaiyán nunca defrauda.

"¿¡Qué coño estaba haciendo!?"

2017 era el primer año en que Ferrari podía genuinamente superar a Mercedes por ambos títulos. En la prueba, Hamilton marchaba por delante de Vettel, ambos por detrás del coche de seguridad. Antes de la nueva salida, el británico rodó a baja velocidad durante varias curvas. Sebastian confundió la actitud de Lewis al pensar que le había hecho un 'brake testing' y golpeó al Mercedes involuntariamente por detrás cuando pensó que su rival iba a acelerar. Luego lo hizo voluntariamente.

"Me ha frenado adrede. ¿Qué coño estaba haciendo?", gritó por la radio el alemán, quien se puso en paralelo y embistió con su monoplaza al Mercedes. Vettel fue sancionado con 10 segundos, uno de los grandes errores que coadyuvaron a que perdiera el título aquel año. Porque Hamilton tuvo que parar en boxes para ajustar su reposacabezas por razones de seguridad. Acabaron cuarto y quinto respectivamente, lo que supuso una clara oportunidad perdida para el alemán frente a su rival directo. La telemetría confirmó después que el británico no había hecho ninguna jugarreta a su rival con los frenos.

Daniel Ricciardo se encontró con la victoria cuando había caído a la 17ª posición. Su larguísima recta le permitió un hábil adelantamiento nada menos que a Massa, Stroll y Hulkenberg simultáneamente. Esto lo colocó tercero y le permitió capitalizar los desbarajustes de sus dos rivales.

"Aquello sí me importó"

El Gran Premio de 2018 también dio juego para Ricciardo, pero en sentido opuesto al año anterior. Más lento Verstappen que el australiano, este intentó varias veces la maniobra de adelantamiento, sin órdenes de equipo que regularan la situación. En una de ellas, llegaron a tocarse; en otra, Daniel casi acaba contra los raíles. Tras parar ambos en boxes y contar el australiano con gomas en mejor temperatura, el holandés se quedó indefenso ante su rebufo. Pero Max cambió dos veces de dirección y su compañero embistió a su rival.

Tras la carrera, la cúpula de Red Bull culpó a ambos pilotos por igual. Luego, los obligó a disculparse ante los empleados de Milton Keynes. Ricciardo se dijo internamente basta, como reconocería un año después, ya en Renault. "No podría decir cuántas piezas componían el rompecabezas, el caleidoscopio, pero esa fue una de ellas", explicó el australiano. "Yo no hice nada malo, aunque fuera el que le golpeara. Todo el mundo vio el doble movimiento. Antes de eso incluso hubo mucho contacto y mucha gente pensó que había ido demasiado lejos. Como se gestionó aquello no me sentó nada bien, fue algo que sí me importó". Horner se quedó con la boca abierta cuando Ricciardo le informó tras el Gran Premio de Hungría que se marchaba del equipo cuando se habían cumplido todas sus exigencias. Bakú fue la gota que colmó el vaso.

"Por persistencia y orgullo"

En aquella misma carrera, nadie habría imaginado que Fernando Alonso terminaría séptimo cuando rodó casi toda una vuelta en dos ruedas y un monoplaza recalcitrante para girar a la izquierda. En el pasillo de boxes el coche se le iba contra el muro, y solo a base de volantazos llevó su monoplaza hasta el cambio de neumáticos y el morro para luego volver a la carrera. "Todo el fin de semana nos dijo que era importante acabar la carrera", recordó Eric Bouiller. La 'teoría del caos' era lo que defendía el asturiano. "Por eso, cuando entró en boxes, nos dijo: cambiad los neumáticos, el frontal y no os preocupéis. Voy a pilotar como esté el coche. Solo comprobad el equilibrio y decidme qué tengo que cambiar si hace falta".

Después, se conocería que el McLaren llevaba en el fondo un agujero de casi 30 centímetros, así como otros daños que afectaban a la parte frontal inferior, el lateral derecho y el difusor. Hasta las piezas de lastre habían desaparecido. El coche estaba totalmente desequilibrado y, aun así, Alonso superó a su compañero Vandoorne y terminó séptimo. "Cuando ves las condiciones del coche, definitivamente es una de mis mejores carreras", rubricó después el español. "Es otro séptimo, pero es el resultado de la persistencia y el orgullo, porque nadie habría alcanzado el 'pit lane'. Hubieran aparcado el coche y, si hubieran llegado a boxes, lo hubieran retirado".

Y Hamilton olió sangre

En 2020 no hubo carrera, pero el pasado año el GP de Azerbaiyán también proporcionó un movido desenlace. Primero, fue el Aston Martin de Lance Stroll, cuyo neumático reventó inesperadamente. 16 vueltas más tarde, le ocurrió al mismo neumático trasero izquierdo de Max Verstappen, camino de una fácil victoria. Acabó estampado en las protecciones y pateando enfurecido las ruedas de su monoplaza.

En la resalida, Hamilton arrancó junto a Sergio Pérez. El equipo le pidió prudencia, ya que Verstappen había abandonado. Pero el británico olió sangre y se lanzó para aprovechar la peor salida de su rival. Al frenar, sin embargo, el Mercedes siguió recto. Lewis había modificado inadvertidamente en el volante el 'brake magic', el botón que cambió el reparto de frenada hacia el eje delantero para calentar rápidamente los neumáticos. La última edición de 'Drive to Survive' mostró como, varios grandes premios después, Hamilton todavía rumiaba aquella oportunidad perdida.

"Esto será un caos, tenemos que sobrevivir al caos, acabar la carrera y estaremos en los puntos". En el Gran Premio de Azerbaiyán de 2018, las opciones de un resultado decente para Fernando Alonso eran escasas. Pero el español habló así a su equipo consciente de la naturaleza de una carrera que, de una u otra manera, garantiza el caos y los incidentes más singulares.

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