Ser o no ser (tramposo): el dilema que rodea a Red Bull al ser castigado por el límite presupuestario

Tras casi un mes de rumorología y polémica, se confirmó oficialmente que Red Bull ha sido el primer equipo que ha recibido una dura sanción por haber superado el primer tope presupuestario de la Fórmula 1 para 2021 (145 millones de dólares como base). Aston Martin también se ha unido al rebufo, aunque a gran distancia solo por procedimientos formales y con una sanción económica muy inferior a la del equipo austríaco. Pero que se trate del equipo cuyo piloto ganó el título el pasado año y de sendos campeonatos esta temporada habrá sentado a cuerno quemado a sus rivales, todos disciplinados bajo el yugo del gasto y normas contables que ha controlado los presupuestos de los equipos en 2021.

Siete millones de dólares y un 10 por ciento de reducción del tiempo de túnel de viento disponible en la temporada 2023 es el precio a pagar, sin olvidar que dicha sanción se ha adoptado con la conformidad de Red Bull, en lo que técnicamente se considera un Accepted Breach Agreement (conformidad del equipo en la infracción y el exceso de gasto) con la Federación Internacional. La FIA puso nombre y apellidos a la infracción de Red Bull, cuya resolución ya estaba tomada la pasada semana, pero se demoró varios días tras el fallecimiento de Dietrich Mateschitz, el propietario del equipo.

Después de conocerse el comunicado oficial de la FIA, Horner hubo de torear el morlaco de los medios de comunicación en solitario. "He oído a gente decir que es una cantidad insignificante. Dejadme decir que es una cantidad enorme", afirmó, para luego calificar como "la parte más draconiana" la reducción de túnel de viento y herramientas aerodinámicas en 2023. Para Horner, "al ser campeones del mundo, somos víctimas de nuestro propio éxito". "Había otras sanciones deportivas disponibles para la FIA, pero esta última fue intensamente influida por nuestros rivales, porque pensaban que nos daría donde más nos duele", consideraba públicamente.

Horner defendía la falta de influencia en el terreno deportivo del exceso de gasto atribuido finalmente por la FIA. "Me mantengo en la postura de que hubo cero beneficio, porque esa cantidad que (nos) atribuye la FIA creemos que tiene factores mitigantes".

"Sin mala fe"

"La Cost Cap Administration reconoció que Red Bull Racing ha actuado de manera cooperativa a lo largo del proceso de revisión y ha buscado proporcionar información y evidencia adicional cuando se solicitó de manera oportuna", rezaba el comunicado de la FIA, que aclaraba que las infracciones se producían en áreas en nada relacionadas con la competición. "Este es el primer año de la aplicación completa de las Reglas Financieras y no existe ninguna acusación o evidencia de que Red Bull Racing haya buscado en algún momento actuar de mala fe, de manera deshonesta o fraudulenta, ni que haya ocultado deliberadamente ninguna información de la Cost Cap Administration", explicaba Horner.

Pero resulta imposible sustraerse a la duda. ¿Hasta qué punto las infracciones de Red Bull se trasladaron a la faceta competitiva de su monoplaza? La complejidad de las normas legales y contables para conceptualizar los gastos en los que incurre un equipo durante la temporada hace imposible el juicio del profano. Pero las reacciones de Mercedes, Ferrari y McLaren durante estas últimas semanas, evidenciaban crudamente la desconfianza y la irritación de sus rivales, que han debido de someterse durante todo 2021 a las mismas verificaciones, aclaraciones y dudas que, supuestamente, debía haber seguido Red Bull.

El equipo austríaco habría incurrido en lo que se conceptúa como un error menor, al moverse en un porcentaje inferior al 5 por ciento del presupuesto total, además de errores de procedimiento, como Aston Martin. Según la FIA, la primera estimación fuera de rango alcanzaba los casi seis millones de dólares, que tras un proceso de purga y verificación ha terminado por concretarse en un exceso de 1.864.000 libras, cifra cercana a los 2,4 millones de dólares. La institución considera que, de haberse aplicado correctamente un crédito fiscal, el exceso se habría reducido a 432.652 libras. Sin embargo, fueron trece las partidas a ajustar por diferentes conceptos, ninguna relativa al desarrollo del monoplaza, pero que evidenciaba hasta qué punto Red Bull podía haber estado tensando la cuerda.

"Entre 0,25 y 0,5 segundos"

Sus rivales, con la mosca detrás de la oreja, tendrán motivos para la sospecha. Porque los siete millones de sanción no entran dentro del tope presupuestario, por lo que Red Bull paga un precio relativo ante el éxito deportivo de ganar el título de 2021, además de sentar las bases de su rendimiento esta temporada. Ninguno de sus rivales el pasado y este año, Mercedes y Ferrari, fueron competitivos en sendas temporadas, al contrario que el equipo austríaco. ¿Ha sido instrumental la ingeniería financiera de Red Bull para destinar fondos adicionales al desarrollo del monoplaza del pasado año y al del nuevo reglamento de manera simultánea?

Red Bull no ha pagado el precio técnico este año sobre el exceso del pasado 2021, pero será en 2023 cuando se deduzca el tiempo total de uso de túnel de viento. "Tendrá un efecto directo en el coche del año que viene", explicaba Horner, empeñado en enfatizar el gran impacto de la sanción. "Para ser claros, tendremos un 15 por ciento menos de túnel de viento que el equipo clasificado en segundo lugar en el campeonato (2022) y un 20 por ciento menos que el tercero", afirmaba.

Una escala progresiva determina el tiempo disponible en función de la clasificación en 2022. Si el 100 por cien de ese tiempo anual lo disfruta el último clasificado, en el caso de Red Bull será un 70 por ciento, al que habrá que sustraer el 10 por ciento de la sanción. Para Horner, esta sanción "es la parte más draconiana, pues un diez por ciento de reducción en nuestra capacidad para usar nuestro túnel de viento y capacidades aerodinámicas podrían cuantificarse en la pérdida de entre 0,25 y 0,5 segundos por vuelta".

Zak Brown, responsable de McLaren, acusaba en una carta a Red Bull de "engañar" y citaba los dos millones de dólares como ejemplo; casi la misma cantidad superada por el equipo austríaco. En principio, el americano se encuadraba entre aquellos para quienes la sanción no era suficiente: "Si la FIA ha de ser más efectiva y sus castigos sirven como lección para otros, cuando las normas se infringen de esta forma, las sanciones han de ser mucho más duras en el futuro".

"Creo que hay lecciones que aprender", se lamentaba Horner. "¿Hemos visto que haya habido más rendimiento en la pista? No, no lo vimos. ¿Hubo cosas que pudimos hacer mejor desde el punto de vista de la contabilidad? Por supuesto, hay lecciones que hemos aprendido. Pero no por nuestra parte, sino por parte de todos", concluía Christian Horner