Menos fósiles y más biomasa: los nuevos motores sostenibles de la Fórmula 1

La Fórmula 1 se prepara para introducir cambios sustanciales a partir de 2025. Será en ese año cuando la gran competición automovilística cambie la reglamentación para introducir novedades en los motores con varios objetivos: avanzar hacia la neutralidad de carbono, trabajar con combustibles sostenibles, reducir los costes y atraer a nuevos fabricantes al gran circo.

Como deporte puntero tecnológicamente, todo avance en la Fórmula 1 tiene impacto a corto y medio plazo en las carreteras de todo el planeta. Además de contar con motores cada vez más eficientes, que sustituirán a los V6 híbridos que se introdujeron en 2014, la gasolina que utilicen los monoplazas contará con una menor cantidad de combustibles fósiles y más de materias creadas en laboratorio surgidas de residuos o biomasa no alimentaria. Para ello, la competición cuenta con aliados como Banco Santander, que ha vuelto a la F1 como patrocinador de Ferrari para contribuir a la lucha contra el cambio climático en busca de un modelo cada vez más sostenible.

Según Ross Brawn, director de la Fórmula 1, la competición está trabajando en un combustible que permita a los coches ser “neutros en carbono, de manera que el carbono que se utiliza para producir la gasolina es el mismo que se emite en la combustión del motor, por lo que no se libera más dióxido de carbono a la atmósfera”.

Coches más eficientes… dentro y fuera de la pista

Los cambios estructurales en la Fórmula 1 afectarán también a unos pilotos que ya conducen con el chip de la sostenibilidad activado. “Nuestro pilotaje hace más eficiente el funcionamiento del coche —explica Carlos Sáinz Jr.—. Estamos todo el rato pensando en cómo hacer más eficiente y corta la carrera, intentando guardar neumáticos y gasolina”.

Su compañero en la escuderia, Charles Leclerc, se muestra asombrado por el nivel de progreso al que están llegando los equipos del gran circo, y Ferrari en especial: “La eficiencia de los monoplazas de Fórmula 1 es una locura. Todos los deportes estamos impulsando la sostenibilidad a un nivel superior”.

Ese nivel superior es el que permite que hoy en día se puedan conducir vehículos que adaptan las tecnologías que se disfrutan cada fin de semana en las pistas de todo el planeta. También en Ferrari. Un ejemplo es el Ferrari SF90 Stradale que, según Laurent Mekies, subdirector de equipo y director de carrera de la escuadra italiana, le permite un consumo por debajo de los seis litros a los 100 km, un hecho “impensable hace unos años” gracias al uso de tecnología híbrida. “El rol que la tecnología de la Fórmula 1 ha jugado para desarrollar estos avances ha sido clave”, concluye.

Esta transformación verde de la Fórmula 1 en general, a través de su propietario FOM, y de Ferrari en particular, está impulsada por el equipo que ambos han formado junto a Banco Santander. Los tres comparten el objetivo de impulsar la lucha contra el cambio climático para alcanzar un modelo más sostenible basado en la NetZero. Así lo explica George Bridges, asesor principal de Ana Botín, presidenta de Banco Santander: “Si colocamos las prácticas empresariales sostenibles en el centro de nuestro modelo de negocio, podemos marcar una verdadera diferencia, no solo en el mañana sino para las generaciones futuras”.

Por ello, Santander, Ferrari y FOM se han propuesto cooperar para lograr una Fórmula 1 más verde y con una notable reducción de emisiones de CO2. Gracias a las nuevas tecnologías que posibilitan estos logros, tanto Ferrari como el Santander pretenden lograr avances que permitan descarbonizar el día a día de millones de personas para cumplir cuanto antes con reto de las cero emisiones. En este sentido, el banco se ha situado en el primer semestre del 2022 como "líder mundial en financiación de proyectos de energías renovables", según la propia entidad, con un total financiado de más de 2.400 millones de euros. Cuenta, además, con equipos especializados en asesorar a grandes clientes en su transición verde. También es neutro en carbono en su actividad desde 2020 y tiene la ambición de alcanzar cero emisiones netas en las actividades de sus clientes, derivadas de cualquiera de los servicios de financiación, asesoramiento o inversión que ofrece antes de 2050.