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El humo de las pretemporadas de Fórmula 1 que se disipa en cuanto toca el asfalto
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UNA EUFORIA A VECES DESMEDIDA

El humo de las pretemporadas de Fórmula 1 que se disipa en cuanto toca el asfalto

Es una historia que se repite año a año. Los equipos se las prometen felices con sus progresos, pero luego el baño de realidad en pista dice que la vida casi siempre sigue igual

Foto: El sustituto del AMR22 (en la foto) promete grandes progresos. (EFE/Ali Haider)
El sustituto del AMR22 (en la foto) promete grandes progresos. (EFE/Ali Haider)

Si se hiciera caso a las filtraciones interesadas o simples rumores que surgen antes de que comience la temporada de Fórmula 1, estaríamos en un escenario donde cinco o seis equipos tendrían opciones a ganar Grandes Premios e incluso aspirar al título mundial. Luego llegan los primeros test de la temporada y la euforia de algunos equipos y aficionados empieza a mitigarse. Pero el auténtico jarro de agua fría, o confirmación de lo genuino de los progresos, llega en el momento de la verdad: cuando acaba la clasificación de la primera carrera del año. No es que sea un dato que resulte inamovible a lo largo de la temporada, pero ese orden establecido en el primer combate con fuego real deja una foto bastante clara del nivel de cada uno.

El problema de fondo que late alrededor de todo este humo, es que es preciso transmitir optimismo a toda costa. Estamos en época de estreno de contratos de patrocinio y los medios de comunicación necesitan, como es lógico, alimentar el ánimo de los seguidores del país del piloto en cuestión. Y no se les puede culpar a equipos y prensa de caer en ese juego, porque obviamente poco negocio puede hacerse en cualquier sector a base de transmitir pesimismo. La cuestión está en encontrar el equilibrio, porque un optimismo desaforado, también acaba generando una pérdida de credibilidad que a largo plazo resulta demoledora.

Una tradición Ferrarista

A los creadores del jarabe de excitación de pretemporada, tenemos que buscarlos hace ya muchos años, décadas más bien, en la prensa italiana. Si no se alimentaba a los tifosi con noticias esperanzadoras acerca de Ferrari, la venta en quioscos se venía abajo y no digamos las suscripciones. La propia Scuderia era cómplice de esta táctica, porque tampoco nadie quería ver peligrar su puesto en el departamento técnico de Maranello antes de la primera carrera. Resulta divertido recordar, por ejemplo, cuando en enero, en primera plana de la mítica revista Autosprint decían a grandes titulares, ¡¡¡Clamoroso, récord en Fiorano!!! Y luego llegaba la primera carrera del año y los coches rojos estaban lejos de los mejores.

La cuestión es que la prensa no mentía, porque efectivamente el récord se producía, pero hábilmente se ocultaba el dato de que el reasfaltado del trazado, había convertido uno o dos segundos más rápida la pista. Es parte del juego y, precisamente porque esta tendencia se ha generalizado hoy día a lo largo y ancho de la parrilla, conviene poner siempre en cuarentena los rumores que llegan acerca de los progresos de tal o cual equipo.

placeholder Fernando Alonso terminó la primera jornada con Aston Martin gratamente sorprendido. (Formula 1)
Fernando Alonso terminó la primera jornada con Aston Martin gratamente sorprendido. (Formula 1)

Estos días, se viene hablando mucho de los notables progresos que está realizando Aston Martin. Se habla de una ganancia de temporada a temporada de nada menos que de dos segundos. Se habla también de unos avances prodigiosos en el apartado aerodinámico a base de haber descubierto lagunas en el reglamento. Y sí, es posible, que efectivamente el equipo actual de Fernando Alonso de un salto de calidad importante respecto al año anterior. Pero se olvida la premisa obvia de que por mucho avance que haga un equipo concreto, los demás también avanzan. Hay que celebrar sin duda que haya una mejora de dos segundos, pero primero habrá que cotejar el avance en el asfalto y sobre todo, esperar que los equipos que el año pasado te sacaban un segundo, no sean capaces de lograr la misma ganancia o incluso superior.

Notorio fue el caso hace un par de décadas del Jaguar R3, el coche que iba a elevar a la marca británica y a Pedro de la Rosa a candidatos al título mundial y sentenció la suerte del equipo a futuro y casi destruye la carrera deportiva del piloto español. A priori todo pintaba de cine. El motor Ford oficial era potente y fiable, se había fichado a Steve Nichols como director técnico estrella procedente de McLaren, había dinero, nuevas instalaciones, pero… el coche fue una absoluta calamidad desde su estreno en pista. Del cielo al infierno en cuanto el monoplaza salvador puso una rueda en el circuito.

A medida que avanzaba la pretemporada, el fiasco del Jaguar R3 se iba haciendo cada vez más notorio. Tanto fue así, que en el último test antes de la primera carrera, el equipo decidió sacar un tiempazo para aliviar la presión. Eso sí, se ocultó convenientemente que se había logrado ese crono tan ilusionante, con el coche por debajo del peso reglamentario. Llegó la primera carrera y una vez certificado el desastre, Nichols fue despedido de forma inmediata Nichols fue despedido de forma inmediata. El que por aquel entonces era jefe del equipo, Bobby Rahal, se defendía de todos los que cuestionaban su capacidad para dirigir Jaguar, diciendo que había que juzgarle por el Jaguar R3, (el coche construido bajo su mandato). No hacía falta decir más, Rahal también fue despedido y Niki Lauda tuvo que tomar las riendas ante el clamoroso patinazo.

El inesperado fiasco Mercedes

Es uno de tantos ejemplos llamativos, de la diferencia abismal que puede haber entre las expectativas de pretemporada y las realidades de la primera carrera. Sin ir más lejos que hace un año alrededor de estas fechas, el paddock temblaba ante el revolucionario diseño del nuevo Mercedes. Ante el asombro general, los de Brackley aparecían en los tests con un coche con los pontones laterales reducidos a la mínima expresión. Todo el mundo se decía, que si el equipo alemán ya de por sí era competitivo, qué iba a pasar cuando aparecían con una genialidad aerodinámica dificilísima de copiar por sus rivales. Porque una cosa son detalles concretos y otra bien distinta un concepto sobre el que gira el diseño integral de un coche. Sin embargo, toda aquella excitación y temores por parte de los rivales, ya sabemos que se tornó en pesadilla. Mercedes tardó toda una temporada para conseguir trasladar a la pista, los maravillosos datos que le daba el túnel de viento.

placeholder Año difícil en Mercedes. (EFE/Ali Haider)
Año difícil en Mercedes. (EFE/Ali Haider)

Lo normal suele ser, que de año en año el orden establecido varíe poco. Siempre hay alguien que ha metido la pata un poco más de lo previsto y siempre hay alguien que ha encontrado un avance destacable respecto a sus rivales. Pero son contados en la historia los milagros como el sucedido en 2010 con Brawn GP, que con un avance aerodinámico conocido como el difusor soplado, pilló a la competencia totalmente desprevenida. Quizá hace muchos años, con equipos compuestos por apenas 20 personas, un chispazo de genialidad de un ingeniero concreto, podía alterar de forma radical el orden establecido de una temporada a la siguiente, pero hoy es difícil que ocurra por no decir imposible.

En la actualidad la mayor parte de los equipos cuentan con 700 personas en plantilla, todos ellos profesionales muy brillantes y esto hace tremendamente difícil a un equipo pasar de ser del montón a un candidato a victorias. Ganar hoy día en Fórmula 1, tiene mucho más que ver con puntuar alto en todos los elementos de la ecuación, que con algún puntual hallazgo mágico. El mérito de Ferrari fue recuperar a lo largo de tres temporadas su desventaja respecto a Red Bull y Mercedes. El meritazo de Aston Martin será pasar de ser un equipo que con dificultades entraba entre los diez mejores de la clasificación a ser aspirante a lograr pódiums de forma ocasional. Pero si ocurre algo diferente, hablamos de milagros. La historia nos demuestra que muy de cuando en cuando suceden, pero mientras tanto, lo conveniente hasta que se disipe el humo de la pretemporada, es esperar con prudencia a la realidad que dicte el asfalto.

Si se hiciera caso a las filtraciones interesadas o simples rumores que surgen antes de que comience la temporada de Fórmula 1, estaríamos en un escenario donde cinco o seis equipos tendrían opciones a ganar Grandes Premios e incluso aspirar al título mundial. Luego llegan los primeros test de la temporada y la euforia de algunos equipos y aficionados empieza a mitigarse. Pero el auténtico jarro de agua fría, o confirmación de lo genuino de los progresos, llega en el momento de la verdad: cuando acaba la clasificación de la primera carrera del año. No es que sea un dato que resulte inamovible a lo largo de la temporada, pero ese orden establecido en el primer combate con fuego real deja una foto bastante clara del nivel de cada uno.

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