Felipe Drugovich o la asignatura pendiente de la Fórmula 1 con los pilotos jóvenes

Cuando surgió la noticia de que en Aston Martin se había valorado la posibilidad de rescatar a Sebastian Vettel de su retiro para sustituir al lesionado Lance Stroll, hubo un cierto aire de resquemor en muchos sectores del paddock. No es que se tuviera nada en contra del tetracampeón mundial, ni de la posibilidad de un sensacional retorno. Pero era inevitable sentir que se le estaba haciendo un feo enorme a Felipe Drugovich. Hablamos no solamente del piloto que oficialmente es el piloto reserva del equipo, sino que también es el campeón en título de la Fórmula 2, la inmediata antesala de la categoría reina. Si habiendo dado la talla deportivamente y teniendo un contrato para ejercer como sustituto no cuentan contigo, la verdad es que es para pensar que para un viaje así no hacían falta alforjas.

Para echar más sal en la herida, a Felipe Drugovich no le ha bastado ser campeón de Fórmula 2, porque además, para ganarse el puesto de piloto reserva en Aston Martin, ha tenido que aportar a las arcas del equipo nada menos que siete millones de dólares. Sin embargo, no sería justo cargar las tintas al equipo de Fernando Alonso ante esta circunstancia, porque el mal de ningunear a los pilotos jóvenes afecta a la competición en su conjunto. La limitación de entrenamientos privados ha supuesto una barrera de entrada, a veces insalvable, para muchos pilotos jóvenes. Se les niegan a los debutantes las armas necesarias para poder luchar en un combate mínimamente justo frente a los veteranos.

La experiencia es vital

Veamos el caso del propio Fernando Alonso. Si uno de los mejores pilotos del mundo, con una experiencia descomunal en la categoría, sufrió de lo lindo en su retorno hace dos años y reconoció que le costó casi media temporada encontrar su mejor versión, qué no le va a pasar a cualquier neófito para el que todo resulta nuevo. Y atención, el de Oviedo realizó los test de jóvenes pilotos (gracias a una excepción) y realizó una pretemporada de seis jornadas. Lo realizado por el asturiano previo a su regreso en 2021, supera lo realizado ahora por Felipe Drugovich, que también realizó las pruebas de Adu Dabi de final de temporada, pero apenas ha podido hacer dos medias jornadas estos días en Baréin. Demasiado comida para digerir en un solo plato.

Algo parecido sucedió el año pasado cuando se prescindió en el equipo Haas de Nikita Mazepin y en lugar de contar con el piloto reserva Pietro Fittipaldi, se trajeron de las carreras de resistencia americanas a Kevin Magnussen. El valor de un piloto con experiencia, al que no haya que explicarle nada y que en apenas unas vueltas sea capaz ya de dar lo mejor de sí mismo, se ha multiplicado exponencialmente. Y no se puede culpar a los equipos por ello. Tanta limitación a poder hacer pruebas no oficiales hace que cada vuelta de un coche en pista valga oro. Los ingenieros no pueden permitirse el lujo de dudar si esas décimas que faltan, son a causa del pilotaje o de una circunstancia técnica concreta.

Así se expresaba Drugovich, acerca de como se sentía ahora mismo en cuanto a confianza acerca de su pilotaje: "Estoy totalmente listo. Sí, al 100%. Han sido unos días locos, bastante apresurados, pero mi mentalidad ha sido la de disfrutar de la experiencia tanto como pueda. Al final del día, es solo un volante y cuatro ruedas. Como conductor, debo mantener la calma, concentrarse y hacer mi trabajo". Unas declaraciones, optimistas pero quizá con demasiado voluntarismo. Es literalmente imposible estar al 100 por 100 con un kilometraje tan magro a sus espaldas con coches de Fórmula 1 en general y con el AMR-23 en particular.

No es casual que Aston Martin prescindiera del brasileño en una buena parte de los tests de pretemporada y que Fernando Alonso haya sido, con 270 vueltas, el piloto que más kilómetros ha rodado esta pretemporada. Para extraer conclusiones útiles, lo que buscan siempre en este tipo de entrenamientos los ingenieros, son secuencias de vuelta con absoluta precisión al límite. Esto es algo solamente al alcance de pilotos muy bregados y que ni Drugovich, ni cualquier debutante va a poder ofrecer. Cuando Fernando decía que han echado de menos a Lance Stroll en los tests, no es un que no confíe en las capacidades del piloto brasileño, es que las referencias vitales en análisis comparativos o respecto al coche del año anterior, por mucho empeño que pusiera Drugovich... nunca podría darlas.

Urge buscar soluciones

Cuando Lewis Hamilton debutó en Fórmula 1 en 2007, llamó la atención que inmediatamente estuviera a la altura y en ocasiones por delante de todo un bicampeón mundial como Fernando Alonso. Obviamente, hablamos de uno de los mejores pilotos de la historia y deberíamos admitirlo como normal, pero no hay que olvidar tampoco, qué previo a su debut, Hamilton llevaba un volumen de kilometraje en entrenamientos privados equivalente a media temporada. Crucialmente, además poseía un conocimiento de los neumáticos Bridgestone que el piloto español, acostumbrado a Michelin, carecía. No se trata de restar mérito de ningún tipo a Hamilton, sino simplemente ejemplificar, como en un deporte donde el ser o no ser está en el absoluto límite, cada detalle cuenta.

"Hay una diferencia clara entre los conductores jóvenes y los conductores veteranos. -explica Drugovich-. Alguien como Fernando tiene mucha experiencia y tiene ganado el respeto de todos los pilotos. Para mí, ese es el respeto que necesito ganar. Dentro del equipo, es más fácil compararse con el otro piloto que conduce el mismo el coche, aunque haya variables a considerar como las condiciones de la pista y la temperatura. Pero es bueno compararme con Fernando, porque siempre puedo aprender de él". Sin duda, difícil tener un mejor maestro para progresar como piloto, pero aun así, si finalmente le toca debutar al brasileño este fin de semana, habrá que analizarle de una forma especial, porque encima se mide a un titán tremendamente motivado.

Está claro que la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) y los equipos necesitan buscar un punto de compromiso. No pueden poner a los jóvenes pilotos en un brete similar al que tendrá que afrontar Drugovich, si finalmente Lance Stroll no se recupera a tiempo antes del viernes. Es evidente que el simulador es una herramienta muy útil para los ingenieros, pero insuficiente para preparar a los pilotos para el fuego real de la competición. El brasileño tiene los mimbres para convertirse en un muy buen piloto de Fórmula 1, pero a veces una oportunidad de oro, como es la de debutar en un Gran Premio, puede convertirse en un regalo envenenado a causa de la poca preparación.