"Aún soy rápido, que lo vean". El mensaje de Fernando Alonso cuando acogotó a Verstappen

"Creo que es una de las mejores vueltas que nunca ha hecho en los entrenamientos". Christian Horner valoró así el espectacular giro de Max Verstappen con el que logró la pole en el Gran Premio de Mónaco. Al llegar a las dos últimas curvas perdió dos décimas sobre Fernando Alonso; toco los raíles tres veces en su intento desesperado por afinar su trazada hasta la meta. Ganó por 84 centésimas. Una increíble vuelta que, de paso, también puso en valor al asturiano como nunca esta temporada.

Es una ley natural que los años hagan perder la velocidad última, aunque se compense por el bagaje de la experiencia. Sin embargo, Alonso recuperó en Mónaco una dimensión ya olvidada en un circuito donde el piloto marca diferencias, hasta el punto de poner contra las cuerdas al holandés a falta de 300 metros para la meta. "Para mí, fue una de las mejores vueltas en Mónaco, seguro", reconoció después el propio Fernando.

El asturiano había desaparecido desde hace años de la pugna por el mejor tiempo en un gran premio. La primera pole de Alonso llegó en 2003. La última se remonta al Gran Premio de Alemania de 2012. En esa franja temporal cosechó 22. Hasta hoy. Conceptuado como un piloto muy completo en todas las áreas, quizá había perdido esa velocidad electrizante solo al alcance de los elegidos. Camino de los 42 años, no obstante, sigue rompiendo esquemas en 2023. Y en el escenario que distingue el talento de los grandes.

"Por encima del límite"

Alonso se bajó sofocado y congestionado como si hubiera terminado un gran premio y no una sesión clasificatoria. Solo el propio piloto conocía la frontera que traspasó el pasado sábado para hablar así. “En las dos vueltas del Q3 incrementamos el nivel de riesgo hasta una zona poco cómoda, diría. Creo que las dos vueltas fueron, a veces, un poco por encima del límite, pero todo salió bien”. No fue la primera vez que lo repitió. “Creo que ya he arriesgado bastante, intentaré acabar la carrera…”, apuntó cuando se le pidió un avance del gran premio.

Alonso fue el único -de entre todos los pilotos de Ferrari, Mercedes, Red Bull y Aston Martin- que plantó cara a Verstappen a una vuelta. El increíble virtuosismo del holandés rompió una narrativa sin precedentes. El mismo Max lo ilustró después con su reconocimiento. "Crecí viendo a Fernando en la Fórmula 1, me gusta su estilo, y para él, estar aquí con 41 años, es impresionante. Es decir, aquel adolescente que creció viendo a Alonso en acción estuvo a punto de ser superado por él, en el circuito más excitante, exigente y crítico de la temporada". Como el asturiano dentro de su coche, nadie como el propio Verstappen para calibrar la actuación del español entre los raíles de Mónaco.

"Una prueba para los demás"

La competitividad de un monoplaza determina el rendimiento del piloto actual de Fórmula 1 en mayor grado que otras décadas. En Mónaco, el AMR23 veía amplificadas sus virtudes en un trazado que maquillaba sus carencias. Con el mismo monoplaza de Verstappen, Pérez cometió un error fatal que le dejó fuera de la pelea. Un Ferrari poco manejable, aunque siempre rápido en Mónaco, condicionó a sus pilotos, siempre a la estela de Alonso. Los Mercedes, ni pensar en ellos. Y con el mismo monoplaza que Alonso, Stroll…

Los grandes siempre han destacado allá donde mayor es el desafío. Ayrton Senna ganó en seis ocasiones en Mónaco; Schumacher, en cinco. El brasileño forjó parte de su leyenda en sus míticas vueltas de Mónaco. Como aquella legendaria de 1988, en duelo directo con Alain Prost. Años después explicó con un fascinante discurso cómo había entrado en otra dimensión física y mental, en la que había perdido la conciencia de sí mismo, para rodar a un ritmo inconcebible en las calles del Principado. Allí arrasó al mismísimo Prost.

"No es pilotaje puro", explicó hace tiempo Fernando Alonso para ilustrar las exigencias de gestión de la Fórmula 1 con los monoplazas actuales. "Si quieres eso [pilotaje], tienes que ir a los karts, que es lo que hago yo. Ataco en cada vuelta, derrapo y en la siguiente curva tengo el mismo grip [de neumático]. Hago una vuelta, 20, 75 y estoy en la misma décima, en todas ellas. Eso es puro pilotaje". El pasado fin de semana, el AMR23 se convirtió en un kart grande para el asturiano, con el que puso a Max Verstappen contra las cuerdas. De nuevo, no se trataba de un piloto de 25 años, sino del mismo que el año pasado se reivindicó una y otra vez cuando Alpine le rechazó la continuidad que deseaba con el argumento de la edad.

"¿Cómo te sientes por estar de vuelta de nuevo en esta posición?", le preguntaron en la rueda de prensa tras los entrenamientos clasificatorios. "Se siente muy bien. Siempre he tenido mucha confianza en lo que podía hacer en términos de pilotaje —a veces, con exceso de confianza—, pero es parte de mi ADN, probablemente, así que [el resultado de Mónaco] es una prueba para el resto de la gente. Hay muchos aficionados que han llegado después de 2014 y 2015 o con Drive to Survive [la serie de Fórmula 1 de Netflix] y estas cosas. Siempre me han visto luchando por el Q3 o algo así, o retirándome en una carrera con humo a la espalda [del motor]". Verstappen sonrió.

"Así que creo que ahora estarán sorprendidos de que me vean luchando ahora delante. Sin embargo, para mí está bien y disfruto, pero todavía disfruto más con que la gente o los nuevos aficionados puedan ver que soy rápido". No hay más palabras, señoría.