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La prueba de fuego de Monza, que demuestra que Sainz da su mejor versión bajo presión
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UN PODIO SUFRIDO Y TRABAJADO

La prueba de fuego de Monza, que demuestra que Sainz da su mejor versión bajo presión

Contener a dos Red Bull superiores y a un compañero de equipo con neumáticos más frescos delante de los 'tifosi' era todo un desafío del que salió más que airoso el piloto español

Foto: Carlos Sainz celebra con los 'tifosi' su podio junto al ganador, Max Verstappen. (EFE/Daniel Dal Zennaro)
Carlos Sainz celebra con los 'tifosi' su podio junto al ganador, Max Verstappen. (EFE/Daniel Dal Zennaro)

Carlos Sainz ya advirtió el sábado, después de su extraordinaria pole position, que superar a los Red Bull iba a ser muy difícil, porque en ritmo de carrera su superioridad era manifiesta. El piloto español cifró en cinco o seis vueltas el momento en el que habría el menor índice de desgaste de neumáticos del coche de Max Verstappen. Eso haría muy difícil poder contener al actual dominador del mundial. Pero Carlos no iba a poner fácil las cosas a nadie en Monza, por mucho que la lógica dictara lo imposible del reto. El tercer lugar del podio era el mejor resultado posible y la justa recompensa a un fin de semana impecable.

"Ha sido durísimo", confesó contento y aliviado Sainz. "Sinceramente, no ha podido ser más duro de lo que ha sido hoy toda la carrera. He ido a tope tratando de mantener a raya a los Red Bull. Mantenerme a su altura, obviamente me hizo exigir mucho a los neumáticos traseros y he acabado pagando el precio al final de los stints [relevos]. Al final he conseguido terminar tercero, pero ha sido muy complicado".

Leclerc como gran enemigo

Al madrileño le habría venido muy bien en su lucha que su compañero de equipo Charles Leclerc le echara una mano, dificultando la vida a los Red Bull con la velocidad punta de los Ferrari y el uso del DRS. El monegasco, sin embargo, sabía que su batalla no iba ni con Verstappen ni con Pérez, sino con Sainz. Igualmente, para el madrileño había en juego mucho más que un podio. Era la ocasión de cerrar bocas y reivindicar su valía en el lugar más exigente de todos, Monza. Los tifosi tienen hoy el corazón mucho más dividido que ayer.

El propio Leclerc, sabedor de la superioridad de los Red Bull, reconoció que su objetivo, en todo momento, era mantenerse al acecho y conservar su coche para arrebatar a Sainz la tercera plaza. "Como sabía que teníamos exactamente el mismo ritmo, traté de mantener los neumáticos lo más frescos posible para el final del stint, pero nunca fue suficiente para adelantarlo". Y no se puede culpar al monegasco de su egoísmo. Ser derrotado en Monza por tu compañero de equipo en Ferrari nunca es plato de buen gusto. Pero Leclerc aceptó la derrota con deportividad.

"Fue genial tener una carrera como esta, donde luchamos por posiciones un poco más interesantes de lo habitual", proseguía Leclerc. "Estuvo la cosa muy caliente al final, pero eso es parte del juego. Estoy feliz por Carlos, que fue más rápido (que yo) todo el fin de semana. En cualquier caso, me divertí mucho". Seguramente Frederic Vasseur, el jefe de Ferrari, no se divirtió tanto y reconoció que casi le da un ataque al corazón lo visto en las últimas vueltas de carrera. Pero no ocultó la satisfacción por el buen resultado de su equipo.

"En general, es nuestra mejor clasificación conjunta del año", explicó Vasseur. "Tuvimos un ritmo fuerte todo el fin de semana y es la primera vez que pudimos luchar con Red Bull. Para Carlos seguro que es también su mejor fin de semana del año y dio un paso adelante muy importante en clasificación, sino también en la preparación del coche durante el fin de semana". Cuando el ingeniero francés fue preguntado por la batalla entre sus dos pupilos y las órdenes de equipo, no quiso mojarse mucho. "En general soy partidario de dejarles batirse en duelo, les dije que podían luchar pero no arriesgar".

Vasseur sabe que la realidad de Ferrari choca un poco con ese mensaje de dejar a sus pilotos competir libremente entre ellos. La ausencia de órdenes de equipo, aunque le haya puesto las cosas muy difíciles a Sainz, en el fondo es un regalo para su percepción respecto al paddock en general y con los tifosi en particular. "Si hubiera habido órdenes de equipo, lo habría entendido en ambos sentidos", explicó el madrileño. "Si hubieran decidido protegerme a mí, lo habría entendido, pero si hubiera estado yo en la posición de Charles tratando de conseguir un podio, obviamente no me habría gustado".

El día para demostrar

Sainz ha demostrado, después de su pole position y podio en Monza, que muchos de los mochuelos que habitualmente le cargan no se ajustan a la realidad. Ni es un piloto blando en el cuerpo a cuerpo, como experimentaron tanto Max Verstappen como Sergio Pérez. Ni por supuesto le falta algo respecto a Leclerc a la hora de la verdad. Carlos se defendió al absoluto límite del reglamento y su actitud combativa respecto a Leclerc en las vueltas finales, con blocadas de rueda y adelantamientos al borde la catástrofe, fueron dignos de ese espíritu Villeneuve que a menudo se le niega.

Carlos podría haber optado por preservar sus neumáticos y no oponer resistencia al avance de unos coches claramente superiores como son los Red Bull, pero así jamás se hubiera ganado el corazón de los tifosi. Sin neumáticos, habría sido comprensible también verse superado por Leclerc, pero era su día y su hora de poner puntos sobre las íes. Reivindicarse ante su compañero de equipo, con la propia Ferrari y frente a todos los detractores que siguen negándole el pan y la sal.

Foto: Sainz, feliz después de lograr la pole en Monza. (Reuters/Jennifer Lorenzini)

"Al final ha sido una batalla dura, pero bonita", afirmó Sainz con alegría. "Siempre es un placer correr con pilotos como Charles, Checo y Max, porque son batallas bonitas y al límite. Tenemos que seguir trabajando en nuestro ritmo de carrera y entender mejor el desgaste de los neumáticos. Nos falta algo de ritmo y que se degraden menos las ruedas. Comparado con Zandvoort, es un gran resultado para el equipo teniendo en cuenta las circunstancias". Para Ferrari, el positivo balance conjunto del Gran Premio de Italia supone adelantar a Aston Martin en la tercera posición del mundial de constructores. Para Carlos, supone aumentar a seis puntos la diferencia en la clasificación de pilotos respecto a Leclerc.

La prueba de fuego de Monza para Carlos Sainz se superó con nota y dejó claro que, bajo presión, es cuando el madrileño saca su mejor versión. Un subidón importante para su moral, en un momento crítico de la temporada, ahora que se discute su posible renovación con Ferrari a partir de 2025. Leclerc, después de este fin de semana, lo va a tener aún más complicado para defender su papel de predestinato o imprescindible en el equipo italiano. Cuando nadie te regala nada y esa fue la situación de Sainz en la pista italiana, tu cotización sube muchos enteros.

Carlos Sainz ya advirtió el sábado, después de su extraordinaria pole position, que superar a los Red Bull iba a ser muy difícil, porque en ritmo de carrera su superioridad era manifiesta. El piloto español cifró en cinco o seis vueltas el momento en el que habría el menor índice de desgaste de neumáticos del coche de Max Verstappen. Eso haría muy difícil poder contener al actual dominador del mundial. Pero Carlos no iba a poner fácil las cosas a nadie en Monza, por mucho que la lógica dictara lo imposible del reto. El tercer lugar del podio era el mejor resultado posible y la justa recompensa a un fin de semana impecable.

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