No es mala suerte: los problemas de Carlos Sainz se deben a errores de equipo y piloto

El fin de semana horribilis continúa para Carlos Sainz en Abu Dabi. Por si fuera poco castigo el fuerte golpe sufrido en los entrenamientos libres del viernes, el madrileño se quedó fuera de la sesión clasificatoria a las primeras de cambio. No había ningún piloto de la parrilla que tuviera una ausencia tan prolongada de la eliminatoria Q1 (los quince mejores) como Carlos. Pero algún día tiene que frenarse la racha y ahora sus opciones para conservar la cuarta plaza del mundial de pilotos se han puesto cuesta arriba de verdad.

19 de los 20 pilotos usaron dos juegos de neumáticos blandos en esta fase y eso ya da idea de lo competido de la situación y de los peligros que implica creerse en zona segura después de marcar un buen tiempo. Como la pista mejora rápidamente con el paso de los coches, todos los equipos piensan lo mismo y echan toda la carne en el asador para el segundo de los habituales dos intentos. A menudo, resulta casi imposible gestionar correctamente las salidas de los dos pilotos de un equipo. Y a Sainz le tocó pagar el pato.

Las habituales colas a la salida de boxes y el riesgo para aquellos pilotos que salen en mal lugar, evidencia que algo tiene que hacerse para mejorar el formato de la clasificación. El último en salir tiene más goma que nadie en el asfalto, pero el tráfico fácilmente te puede impedir entrar en tiempo para realizar tu vuelta. Y entre la discusión de si son galgos o podencos, coches aspirantes a pole position corren a menudo el riesgo de quedar eliminados si cometen el mínimo error en los momentos de salida. Y este fue uno de esos casos de libro.

"Creo que nos hemos metido nosotros solos en problemas", se lamentó Sainz. "La verdad es que no hemos sido muy rápidos en todo el fin de semana, estábamos sufriendo mucho con los blandos, aunque había ritmo de sobra para estar en Q3", (la fase final con los diez mejores). El compañero del español en Ferrari, Charles Leclerc, acreditó ese ritmo para estar entre los mejores con su segundo puesto en parrilla, una décima por detrás de Max Verstappen. Pero no hay coche ni piloto malo en la Fórmula 1 actual. Una décima marca a menudo la diferencia entre la salvación o el desastre.

Nadie está salvo

El propio Leclerc reconocía que no tenía todas consigo al comienzo de la sesión: "Por alguna razón, nuestro coche es muy ‘peaky’ (margen de operación muy estrecho). En Q1 y Q2, me preocupaba no pasar. En la primera tanda de la Q3, con neumáticos usados, hice una muy buena vuelta y hemos sido últimos. No tenía muchas esperanzas de estar en primera fila".

Un problema al comienzo de la sesión con el alerón delantero mantuvo a Sainz en el box más tiempo de lo previsto y provocó quedarse al final de la cola. Los pilotos van dejando espacio entre ellos para evitar el aire sucio de las turbulencias y no queda otra que aguantarse a menos que te arriesgues a una sanción si te saltas la fila. "Con una parrilla tan apretada, con cosas como esta, estás fuera", se lamentaba el piloto español.

Unos impedimentos no casuales

La cuestión de la distancia necesaria entre coches para tener aire limpio puede ser utilizada maliciosamente por otros pilotos en dificultades. Es relativamente fácil arruinar ese intento único porque desde la emisora sabes quien está detrás y hay mil formas de que al piloto le convenga frenar accidentalmente al perseguidor. A veces puede servir para salvaguardar un puesto propio en la zona de corte o de un compañero de equipo.

Carlos admitió que es algo conocido por los pilotos y sugirió que podría haber sido su caso: "Sabemos que si haces una curva con uno o dos segundos de ventaja, vas a hacer que pierda una o dos décimas en la curva el que va detrás". En su caso fue Gasly quien dio aire sucio en la curva donde ayer sufrió el madrileño su accidente y no pensaba que fuera casual. "Ves a gente que cuando está muy apretado todo en la Q1 o la Q2 interfieren a propósito en algunas curvas que parece que no tengas que levantar (el acelerador), Pero sabes que le estás perjudicando en esa curva", afirmó con no poca rabia Sainz.

El hecho de que este escenario lo haya sufrido también Lewis Hamilton, que con Mercedes se juega puntos importantes evidencia que le puede pasar a cualquiera. Pero no es mala suerte. Es error del piloto o del equipo en momentos clave. En el pasado había un pequeño colchón de protección ante estos pequeños errores que la extrema igualdad ha borrado.

Pero Carlos ha perdido fuelle en este tramo final de la temporada. No se puede hablar de una bajada de rendimiento significativa. Sin embargo, cuando tu compañero de equipo encadena cinco primeras líneas en parrilla consecutivas y no tú, es obvio que hay un patrón y no una situación casual.

"Mañana vamos a intentar remontar todo lo posible, está claro que las cosas no han salido hoy bien, pero los puntos son mañana", defendía Sainz tratando de evitar el derrotismo. "De todos modos, como podréis imaginar, tengo un cabreo importante porque podríamos haber hecho las cosas mucho mejor". La mejor versión de Sainz casi siempre llega cuando estaba enrabietado o sometido a gran presión. Ferrari anuncia una estrategia agresiva para Carlos en carrera. Momento crucial para cerrar bocas y concluir la temporada con buen sabor de boca.